La publicación, en este mes de julio, del texto acordado sobre la propuesta de Directiva de información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD, por sus siglas en inglés) ha resuelto una duda que se había planteado en la Comisión Europea en los últimos meses: ¿debería poder revisar la información no financiera la misma empresa que realiza la auditoría financiera?
Finalmente, la respuesta como no podía ser de otra manera ha sido un SÍ con mayúsculas, y se espera sea ratificada por el Consejo y Parlamento Europeo.
Esta cuestión no ha hecho más que reforzar el planteamiento de la necesidad de una integración entre la revisión de la información no financiera, o de Sostenibilidad según la terminología que utiliza la nueva Directiva, y la información financiera.
La retroalimentación, además, debe ser bidireccional. Dicho de un modo muy sencillo, los auditores financieros necesitan el conocimiento de los expertos en sostenibilidad para la identificación de los riesgos no financieros. Y los verificadores de la información no financiera necesitan la experiencia de los auditores financieros, tanto para la cuantificación de los impactos que dichos riesgos generan, como para el soporte en todos aquellos aspectos de control interno que reforzarán los procesos de elaboración y reporte de la información no financiera.
Unos ejemplos pueden facilitar cómo se produce esta interdependencia:
Aunque estos son solo algunos de los ejemplos, queda clara la necesidad de contar con proveedores de servicios de auditoría, control interno y verificación que tengan experiencia y realicen la revisión de la información desde todos sus ángulos. Entramos en un terreno complejo, cuya regulación no ha hecho más que comenzar, y es preciso disponer del mejor equipo para que pueda entender y dar assurance a los grupos de interés sobre todos estos impactos, riesgos, interdependencias y requisitos regulatorios.
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