El perfil cambiante del fiscalista está alineado con las necesidades dinámicas de la función fiscal en su conjunto. Por ello, los líderes de los departamentos fiscales que hayan apostado por embarcarse en una expedición hacia la transformación digital están invirtiendo en las habilidades crecientes de sus equipos actuales y futuros para impulsar este cambio transformador.

Si examinamos los nuevos objetivos y retos del departamento fiscal y consideramos las ofertas de empleo publicadas en la actualidad, más allá de los criterios tradicionales de selección, se observan una serie de nuevos requerimientos referentes a experiencia, competencias y, en ciertos casos, certificaciones en el manejo de tecnologías relevantes. En paralelo, estas mismas tecnologías ya se encuentran contempladas en los currículos de programas formativos de muchas organizaciones, enfocadas en el upskilling digital de sus profesionales. A continuación, catalogamos algunas de las nuevas tecnologías y habilidades más reseñables:

1. Experiencia en procesos de transformación digital y en la gestión del cambio

Pocos atributos podrán superar los beneficios que brinda la experiencia práctica de haber intervenido en cualquiera de las fases de un proceso de implementación de herramientas para la función financiera-fiscal: desde el diseño, el desarrollo y las pruebas de aceptación, hasta la formación, el despliegue y la gestión recurrente. La expectativa de los responsables del departamento fiscal es producir profesionales capacitados para interactuar de manera eficiente con las distintas divisiones de la organización en calidad de ‘traductores digitales’. Estos serán los encargados de salvaguardar los intereses y alinear las metas propias de la función tributaria con los proyectos globales de transformación.

2.Digitalización de procesos y automatización de tareas

Las plataformas colaborativas para la gestión de flujos de trabajo complementadas por los motores fiscales (tax engines) y los programas low-code o no-code que posibilitan la automatización de tareas (RPA, por sus siglas en inglés, Robotic Process Automation), potencian la eficiencia, transparencia y seguridad en los procesos tributarios, y facilitan la transferencia y la retención sostenible de conocimientos entre los integrantes del departamento fiscal. Los perfiles que potencien la puesta a disposición de soluciones de esta índole a través del mapeo, reingeniería y digitalización de procesos no benefician meramente a la organización, sino que, en último término, permiten a los propios profesionales enfocarse en actividades que precisan habilidades técnico-analíticas.

3. Soluciones de extracción, transformación y carga (ETL, por sus siglas en inglés, Extract, Transform and Load)

Entre los grandes retos a los que se enfrentan las funciones fiscales destaca el acceso a datos concisos, depurados y granulares para favorecer la elaboración mejorada de informes y la obtención de indicadores más profundos y sofisticados. Disponer de la trazabilidad de las transacciones de inicio a fin y comprender la transformación a la que se someten los datos proporcionará una visibilidad integral para el departamento fiscal. A medida que se acortan los hitos de entrega, tanto impositivos como internos, bajo responsabilidad de los departamentos fiscales, los perfiles competentes en procesos y tecnologías ETL contribuyen a habilitar y sustentar un modelo de gobierno que permita la obtención ágil de datos fidedignos de aquellos sistemas de gestión de interés para la función.

4. Sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP, por sus siglas en inglés, Enterprise Resource Planning)

Muchas organizaciones ya se encuentran inmersas en proyectos de digitalización que influyen sobre sus procesos financiero-fiscales, tales como migraciones a la nube o actualizaciones de sus ERPs. Los profesionales que hayan adquirido conocimientos prácticos en el uso e implementación de aquellos ERPs con mayor difusión en el mercado beneficiarán enormemente al departamento, siendo más sensibles y conscientes de los procesos de negocio, tales como Record-to-Report, Order-to-Cash y Procure-to-Pay y de cómo se capturan los mismos desde una perspectiva de datos. Este conocimiento es crítico para garantizar la gestión y el cumplimiento eficiente, en tiempo y forma, del ciclo de vida de las obligaciones tributarias corporativas.

5. Herramientas de visualización y analítica de datos

Los departamentos fiscales exigen que sus profesionales cuenten no solo con las capacidades digitales para diseñar informes y cuadros de mando para el aprovechamiento de los datos disponibles, sino también con la experiencia técnica-fiscal imprescindible para la interpretación adecuada de los resultados. La analítica generada por el departamento fiscal no debe cubrir exclusivamente aquellos requerimientos informativos del propio departamento o de las autoridades fiscales, sino que debe brindar un valor añadido medible para el denominado C-Suite de cada organización (CEO, COO, CFO, CIO, etc.).

 6. Tecnologías emergentes aplicadas a la función fiscal

Existe una profusión de tecnologías que ya están provocando un cambio en el modelo operativo de las organizaciones como, entre otras, la inteligencia artificial, el blockchain, la realidad virtual y aumentada, los criptoactivos o el metaverso. Aportarán un factor diferencial para el departamento fiscal aquellos profesionales que dispongan de aptitudes para fomentar la aplicación pragmática de estas nuevas tecnologías ante las exigencias cada vez más complejas de la función tributaria.

 

Con el transcurso del tiempo, obtendrán una puntuación superior aquellos perfiles que ofrezcan capacidades innovadoras que contribuyan directamente a la estrategia de la función fiscal, impulsando la excelencia operativa de la misma. Es muy relevante el rol perenne que desempeñarán estos profesionales no solo en el mantenimiento correctivo, sino en la evolución continuada del ecosistema digital tributario.

Las organizaciones innovadoras invertirán progresivamente en facilitar los medios dirigidos a la capacitación continuada de sus equipos en la aplicación pragmática de tecnologías relevantes mientras que, en paralelo, los cursos formativos y certificaciones en dichas materias son cada vez más accesibles y asequibles. A la postre, no debe obviarse la característica más indispensable para lograr la adaptación ante un entorno digital que plantea nuevos desafíos para los fiscalistas de hoy (y los de mañana): la voluntad de seguir aprendiendo y creciendo profesionalmente. La predisposición de cada uno para salir de su propia zona de confort resulta esencial para preservar la competitividad a lo largo de nuestra carrera profesional.