El sector de automoción ha experimentado en pocos años una transformación sin precedentes, por la que términos como movilidad compartida, la conducción autónoma o la suscripción a vehículos ya son conceptos asentados en la estrategia de las compañías y en la propia mentalidad de los consumidores. Pero la verdadera revolución no se está produciendo por el desarrollo de nuevos vehículos y la forma de utilizarlos, sino por la cantidad de datos que se generan en torno a este ecosistema de movilidad. “En la actualidad es realmente fácil generar y almacenar grandes cantidades de datos, pero el gran reto es la capacidad de utilizarlos para generar valor en nuestra compañía”, destaca Begoña Cristeto, socia responsable de Automoción, Industria y Química de KPMG en España.
Solo el vehículo genera hoy 100 millones de líneas de código, en comparación con los 14 millones que genera un avión al uso. Esto supone una cantidad de información que, tal y como señala el informe ‘Performance tune-up’, elaborado por KPMG, no va a hacer sino aumentar, favorecido por la mayor conectividad entre los vehículos y el mayor tráfico de datos derivados de los modelos de suscripción y, en definitiva, por el viraje hacia una movilidad en la que ya no es el producto lo que está en el centro sino el servicio.
El sector afronta retos estratégicos complejos, con una industria en constante cambio y unos consumidores con nuevos patrones de demanda, a los que se une el propio entorno económico y geopolítico actual. Ya no es posible prever qué va a suceder en el medio o largo plazo, y en este punto la toma de decisiones basadas en datos es fundamental. “Las empresas del sector se encuentran ante un importante desafío, por el que la experiencia previa no es suficiente para afrontar el contexto actual, absolutamente novedoso para todos”, comenta José Ángel Alonso, socio KPMG Lighthouse Data Analytics, AI, Emerging Technologies.
Adicionalmente, la creciente normativa en los ámbitos de sostenibilidad y economía circular, así como en torno a los nuevos modelos de negocio, requiere de indicadores construidos en base a datos compilados y organizados por las propias compañías.
Por este motivo, el foco ha de estar en disponer de datos estructurados, tanto externos (de mercado) como internos, con el objetivo de desarrollar nuevos modelos de negocio orientados a mejorar el denominado ‘lifetime value’, los ingresos que genera un cliente a lo largo de toda su relación con la compañía. “El gran reto es pasar de la intuición al business inteligence. Ser capaces de tomar decisiones analíticas basadas en información inmediata, actualizada, flexible y elaborada, que nos permita responder a la complejidad del entorno, fidelizar a nuestro cliente y lo que es más importante, responder a sus demandas manteniendo la competitividad y buscando el posicionamiento en base a la diferenciación frente a nuestros competidores tradicionales y nuevos players”, subraya Begoña Cristeto.
Así puede aportar valor una correcta gestión de los datos
Ahora, la gran pregunta es cómo aterrizar esas aplicaciones y gestión de los datos para generar valor y una ventaja competitiva en el mercado:
En definitiva, ¿se tomarían hoy las mismas decisiones de haber contado con un análisis de la información y de las señales del mercado respecto a alguno de sus posicionamientos estratégicos? Seguramente no. La adecuada gestión de los datos nos da una oportunidad de crear modelos analíticos para reducir la incertidumbre y poder así aportar valor a nuestras empresas en sus posicionamientos estratégicos ante los grandes retos actuales”, apunta Begoña Cristeto. Y serán aquellos más ágiles y proactivos en actualizar sus modelos de gestión de datos los que lideren los continuos cambios y transformaciones que atraviesa el sector.
Deja un comentario