La aparición de Internet supuso una revolución a nivel económico y social sin precedentes, dando lugar a nuevas formas de relacionarnos, de aprender, de trabajar o de consumir. Ahora, tras años de transformación en los que la tecnología forma parte del día a día a nivel económico y social, asistimos a un nuevo punto de inflexión, por el que la barrera del mundo físico y digital se difumina hasta casi hacerse transparente. Es la web 3 y el denominado metaverso, que abren numerosos interrogantes, pero también oportunidades.
“La evolución de la historia no sigue una línea continua: cada cierto tiempo se producen revoluciones que suponen un cambio de paradigma. Avances que nos hacen replantear el modelo económico y social tal y como lo conocemos. Así sucedió en las revoluciones industriales y así está sucediendo con la aparición de la web 3”, apuntó Juanjo Cano, presidente de KPMG en España, al respecto de esta tecnología durante el XXI Congreso de Directivos CEDE.
Esta nueva revolución web es consecuencia de la propia evolución de Internet y la incorporación de tecnologías como la realidad virtual y aumentada, blockchain o la Inteligencia Artificial, que convergerán en un mismo espacio permitiendo la creación de un nuevo universo inmersivo. Y sobre el que el tejido empresarial español, como indicó Juanjo Cano, no puede quedarse atrás. “Estamos a tiempo de tomar la delantera, apostar por la innovación y atrevernos a explorar nuevos territorios para mantenerse a la vanguardia en un contexto como el actual, sumamente digitalizado e interconectado”, afirmó.
En la misma línea, José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, subrayó que “asistimos a una ruptura de paradigma, un cambio de era en el que nunca ha habido tanto cambio acumulado en tan breve período de tiempo”. No obstante, este nuevo entorno de nuevas posibilidades entraña a su vez una serie desafíos e implicaciones regulatorias que las empresas no pueden perder de vista.
Poner el foco en las personas es, sin duda, uno de los mayores retos que implica cualquier revolución tecnológica. A medida que la web 3 evolucione y permee en la sociedad, es preciso definir un conjunto de valores y normas que rijan y definan este nuevo ecosistema digital. Como mencionó Álvarez-Pallete, “el primer reto es asegurar la verdad y privacidad”. Ejemplo de ello es la inteligencia artificial y los riesgos vinculados con la privacidad de las personas, en un universo en el que cada vez será más difícil separar la realidad de la ficción. Por este motivo administración, empresas y sociedad han de abordar desde la colaboración un marco conjunto que establezca cómo aprovechar el potencial de estas tecnologías.
La conectividad entre dispositivos y el tiempo que los usuarios dedican a consumir e interactuar con el mundo online se traduce en una ingente cantidad de datos. Esto supone una innegable oportunidad de negocio para las compañías: el presidente de Telefónica estimó entre 20.000 y 46.000 dólares el valor medio de los datos de una familia. Pero también de un acceso a una experiencia más personalizada, bidireccional y segura para los propios consumidores.
De este modo, si bien en los últimos años la economía se ha visto afectada por distintos desafíos, como puede ser la irrupción de la COVID-19, lo cierto es que el flujo de datos no ha hecho más que incrementarse, llegando a mostrar un crecimiento de triple dígito. En este sentido, la ventaja competitiva parte de disponer no solo de los datos, sino de un análisis preciso que los transforme en información actualizada en el momento oportuno.
Pero, como parte de este aprovechamiento de los datos, es fundamental garantizar la privacidad y seguridad de los mismos. Así se ha visto reflejado en distintas normativas, como es el caso del GDPR a nivel europeo, y así deberá producirse con la llegada del metaverso, que multiplicará la cantidad de datos disponibles.
Más allá del ocio o la comunicación, el metaverso entraña multitud de posibilidades en el ámbito de la educación, el trabajo en equipo, la innovación o la creatividad, lo que sin duda abre infinitas ventanas de oportunidad en todas las industrias y sectores económicos. Por este motivo, es fundamental contar en primer lugar con el talento adecuado, una cuestión que se debe abordar a nivel país, para así extraer realmente todo el valor de esta transformación, garantizando al mismo tiempo que ninguna persona se queda atrás.
Asimismo, es fundamental contar con una hoja de ruta clara, que apueste por ideas nuevas y se atreva a explorar nuevos entornos con el objetivo de mantenerse en la vanguardia. No obstante, aprovechar estas nuevas oportunidades solo será posible a través de una línea estratégica bien definida, que se atreva a explorar nuevos entornos.
“Si en las anteriores revoluciones de carácter industrial, España ha tenido que subirse a un tren en marcha, en el que otros países habían tomado la delantera y nuestras empresas partían en cierta desventaja, con la web 3 podemos afirmar que estamos en la estación inicial. Y no podemos desaprovecharlo”, recalca el presidente de KPMG en España.
Por estos motivos, atraer y fidelizar el talento representa el pilar fundamental sobre el que debe pivotar la estrategia de desarrollo de la web 3. Contar con el conocimiento adecuado permitirá identificar nuevas oportunidades en esta nueva realidad inmersiva e interconectada. Asimismo, esta transformación supondrá la creación de nuevos perfiles profesionales especializados y que sean capaces de desarrollar y mantener este ecosistema.
Además de fomentar el talento, las empresas deben atender a las implicaciones legales y fiscales que trae consigo la web 3, que en la mayoría de los casos evoluciona más rápido que la propia regulación. La privacidad, el derecho de propiedad intelectual o la naturaleza jurídica de ciertos activos digitales son solo algunos de las dimensiones que deberán abordar las compañías para garantizar la seguridad jurídica.
Este ecosistema virtual implicará, además, nuevos riesgos y amenazas donde la ciberseguridad adquirirá un mayor protagonismo, poniendo especial foco en la protección de la privacidad y seguridad de los usuarios que naveguen en este entorno. A este respecto, será clave establecer una adecuada gestión de riesgos que contemple los nuevos escenarios asociados dentro del metaverso y la tecnología blockchain. Asimismo, será necesario adecuar procesos operativos para dotar de la infraestructura tecnológica necesaria, especialmente enfocada a mejorar la conectividad de red y aumentar la capacidad de almacenamiento.
En definitiva, aprovechar esta nueva ‘revolución tecnológica’ de la web 3, y las oportunidades que trae consigo, requerirá de un ejercicio de reflexión y desarrollo estratégico por parte de las compañías, que asegure el adecuado encaje jurídico y proporcione la infraestructura y operatividad necesaria para su desarrollo. No obstante, las organizaciones deberán permanecer atentas a todas las implicaciones que trae consigo esta transformación digital. En este sentido, las personas vuelven a perfilarse como el núcleo fundamental que impulse esta revolución, aportando el conocimiento y la confianza necesaria.
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