Sectores como el industrial, el transporte, o el energético, entre muchos otros, dependen cada vez más de la transferencia de datos. Unos datos que deben compartirse de forma cada vez más rápida, fiable y segura, de manera que se puedan analizar posteriormente y con todas las garantías. Pues un retraso, un error o una filtración en este proceso podría causar graves consecuencias.
Hoy, empresas de todos los tamaños utilizan los servicios en la nube para almacenar y procesar datos en servidores remotos, lo que supone que las redes actuales deben afrontar el reto de asumir el flujo de este ingente volumen de datos. Pero estas arquitecturas pueden generar retrasos y, en ocasiones, incluso deterioros en la transmisión de los mismos.
Y, de cara al futuro, “a medida que las organizaciones introducen tecnologías emergentes en sus aplicaciones, desarrollando nuevos casos de uso, los requerimientos de mínima latencia serán esenciales: la red de comunicación y computación deberá estar optimizada para procesar un volumen ingente de datos con un retardo mínimo”, indica Javier Arenzana, socio responsable de Telecomunicaciones de KPMG en España.
Para afrontar dicho reto, el 5G y el Multi-Access Edge (MEC) se erigen como alternativas reales que podrán ofrecer ese nivel de conectividad. Y es que la combinación de la capacidad del 5G para conectar y transferir datos con rapidez entre millones de dispositivos y la capacidad del MEC para recopilar y procesar datos localmente brindarán nuevas oportunidades para las empresas a todos los niveles: producción, comercial, logística, experiencia de usuario…
“El 5G aún no ha alcanzado su pleno potencial, pero su desarrollo está avanzando. Y, si bien puede que las redes públicas de 5G se desplieguen más lentamente debido al coste de la disponibilidad masiva, las redes privadas de 5G están demostrando un gran potencial inmediato”, comenta Javier Arenzana.
Prueba de ello fue el estudio realizado por KPMG e IDC en 2020, que determinó que el mercado de 5G + Edge en la fabricación industrial, la sanidad conectada, el transporte inteligente, la monitorización medioambiental y los videojuegos alcanzarían un valor superior a los 500.000 millones de USD para 20231. Y, más en el corto plazo, las operadoras 5G tienen la oportunidad de proveer del diseño, configuración y operación de redes privadas 5G seguras y de baja latencia para empresas, buscando acelerar el despliegue de MEC en su infraestructura de red actual.
Desde la perspectiva sectorial, la sanidad, la automoción, la industria de videojuegos son algunos de los más interesados en el uso de MEC en infraestructura pública para poder ofrecer y/o disponer de servicios de mínima latencia en cualquier lugar.
Se espera que el sector público venga después, con el desarrollo de ciudades y municipios inteligentes que ofrezcan nuevos servicios para la optimización de tráfico, la seguridad ciudadana, el turismo digital, etc.
A día de hoy, muchas empresas transfieren datos a centros de procesamiento utilizando redes inalámbricas LTE o 4G, que pueden comprometer la fiabilidad de los datos y que generan retardos importantes. Y, aunque esto no supone un problema crítico actualmente ya que los casos de uso se han desarrollado en base a estas limitaciones, para las tecnologías emergentes, tales como el vehículo autónomo, los drones, o los robots móviles / autónomos, cualquier retraso será problemático y la pérdida de conexión catastrófica.
Por su lado, el 5G ofrece mejores coberturas y continuidad de servicio en handover de celdas frente al WiFi, lo que, unido al MEC potencia la capacidad de procesamiento en cercanía del usuario y refuerza la seguridad cuando los datos permanecen en entorno local. Las aplicaciones conectadas a la nube consiguen mejores rendimientos al poder distribuir las tareas entre entornos de ejecución en Edge y en la Cloud centralizada.
Otro aspecto de primer orden es la protección de los datos. Así, conviene destacar que el procesamiento de datos a nivel local con MEC ofrece mayores garantías de seguridad para aplicaciones corporativas críticas y, por su parte, las redes celulares ofrecen mayor seguridad que el Wifi debido al tráfico end-to-end y los protocolos de autenticación de dispositivos en las redes móviles.
Las redes privadas pueden configurarse para un área o edificio específico y pueden personalizarse para satisfacer las necesidades empresariales específicas de los clientes. Por ejemplo, los equipos críticos para un servicio pueden configurarse para conectarse únicamente a estas redes, mientras que el resto de dispositivos quedarían excluidos, reforzando el nivel de seguridad general de la red corporativa.
Estas ventajas son cruciales en entornos en los que el tiempo y la seguridad son prioritarios. Por ejemplo, los hospitales necesitan acceso de baja latencia a la información de pacientes y, al mismo tiempo, proteger la privacidad.
Hacia el futuro con el 5G
En cuanto a qué esperar de cara al futuro, la implantación de redes privadas de 5G resulta menos compleja y, además, adapta la velocidad del despliegue de red a las necesidades diferenciales de los clientes empresariales, consiguiendo mayor agilidad y eficiencia en los costes generales a corto plazo.
Desde 2018, los operadores están invirtiendo en soluciones de Edge 5G y preparando su oferta de servicios en este sentido. Están adquiriendo o asociándose con plataformas Edge para posicionarse en el mercado y así responder a la demanda creciente de soluciones que incorporen Inteligencia Artificial (IA), el aprendizaje automático (e-learning), la monitorización remota, computer vision o la realidad aumentada.
Con todo ello, el MEC permitirá que las empresas ofrezcan nuevas soluciones y servicios que aprovechan por completo el poder del 5G. Y las empresas de telecomunicaciones u otras compañías que se planteen explorar el 5G y el MEC deberán prestar atención a las siguientes cinco recomendaciones:
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