La apuesta por la innovación y el uso de nuevas herramientas tecnológicas supone una prioridad estratégica para las organizaciones, fundamental para garantizar su competitividad. En un mundo cada vez más conectado, la digitalización permite desarrollar procesos más eficientes, implementar nuevos productos y servicios y fortalecer la relación con los clientes, con experiencias más personalizadas.
No hay duda de que impulsar la digitalización forma parte de la agenda estratégica de las compañías desde hace tiempo. De hecho, desde el año 2016 hasta la actualidad se ha posicionado entre las tres principales prioridades estratégicas para las empresas. Así lo demuestra el informe de Perspectivas España 2022, en el que el 58% de los directivos sitúa la transformación digital como la mayor prioridad estratégica. Este convencimiento subyace en los beneficios tangibles que trae consigo la digitalización, pues casi la totalidad de los directivos (99%) asegura haber obtenido retornos tras abordar su proceso de transformación digital, tal y como apuntan los resultados del Globlal Tech Report.
En palabras de Ana Peñuela, socia de Technology Enablement de KPMG en España, “no hay duda de que la transformación digital está cumpliendo su promesa de retorno y de crecimiento. Este apetito por las nuevas tecnologías se está traduciendo en una reducción de sus costes y en un aumento de su eficiencia”. En este sentido, las organizaciones son conscientes de que, más allá de mejorar su rentabilidad, resulta imperativo aprovechar la digitalización para crear ese anhelado valor diferencial. Pero ¿qué estrategias tecnológicas pueden ser implementadas para lograrlo? Abordamos esta cuestión desde el análisis de cinco grandes factores que determinarán el éxito de esta transformación.
Encontrar el talento y las capacidades necesarias para extraer el máximo provecho de las nuevas tecnologías es el gran reto (presente y futuro) de las empresas españolas. Las razones que explican esta escasez de perfiles tecnológicos son varias, desde la dificultad para ofrecer un plan de formación adecuado a los profesionales, la escasez en el mercado de los perfiles con las capacidades adecuadas o los propios retos que supone atracción y fidelización de las nuevas generaciones, que manifiestan nuevas inquietudes y preocupaciones.
Para las organizaciones, que requieren este tipo de profesionales más especializados y con una gran capacidad de innovar y aprovechar las oportunidades que brindan las tecnologías, el desafío del talento supone la necesaria búsqueda de estrategias que les permitan no solo atraer a estos perfiles, sino también su fidelización. Por ejemplo, a través de modelos de trabajo más flexibles, que abanderen principios integradores y que apuesten decididamente por la formación y actualización constante de las capacidades profesionales. De este modo, como sugiere Ana Peñuela, las empresas han de apostar por planes de reskilling y upskilling como forma de ser parte de la solución en el reto de cubrir la brecha digital entre la demanda del mercado y las capacidades de las personas.
Las dificultades perceptibles en el entorno económico y empresarial no logran desviar los esfuerzos de las compañías a la hora de adoptar e implementar nuevas tecnologías. De hecho, se prevé que las organizaciones prioricen la modernización de aplicaciones y la automatización inteligente a lo largo de este año. La clave, sin embargo, es conocer qué tecnologías y procesos pueden ayudar a cada organización, adoptando una mirada estratégica y de largo plazo. Porque la digitalización no es solo incorporar herramientas a la organización, sino analizar, seleccionar y desarrollar las que realmente permitan alcanzar los objetivos de negocio y una ventaja competitiva.
“Aunque son pocas las compañías que no usan la tecnología digital, la forma en que la tecnología se integra en los procesos de negocio varía mucho en función del sector y tamaño de la empresa”, apunta Ana Peñuela. Otro aspecto a tener en cuenta es el peso en el tejido empresarial español de las pymes, por lo que es importante que las grandes actúen como tractoras de las de organizaciones de menor tamaño, e incidir a nivel país en la relevancia de la digitalización de las compañías como forma de favorecer su crecimiento.
Las corporaciones no solo están centradas en la modernización y actualización de aplicaciones, sino que también están dispuestas a explorar los posibles usos y aplicaciones que ofrecen las nuevas tecnologías, como pueden ser el metaverso, los NFTs y la Web 3.0. Todo ello enmarcado bajo el firme propósito de mejorar la experiencia de cliente, cada vez más inmersiva, y atender a sus necesidades de la manera más eficiente posible, al tiempo que se exploran los posibles desarrollos de nuevos modelos y servicios.
A este respecto, el tejido empresarial parte desde una posición privilegiada pues, como subraya la socia de Technology Enablement de KPMG, “las empresas españolas han realizado un gran esfuerzo en aspectos como la automatización de procesos y en facilitar los medios para crear nuevos entornos de trabajo (digital workplace)”. Sin embargo, estas tecnologías no pueden desarrollarse sin tener en cuenta la seguridad y privacidad de todos los datos empleados. “La confianza digital es una piedra angular para las corporaciones, en especial ante el surgimiento de tecnologías emergentes, que requieren abordar nuevos desafíos”, afirma.
En la actualidad, las empresas tienen a su disposición una amplia variedad de tecnologías, herramientas y aplicaciones con las que trazar su estrategia digital. La cuestión es elegir, desde una reflexión que aúne tanto las necesidades de un presento complejo como los objetivos marcados a futuro, los pilares que guiarán la inversión en digitalización.
Desde el análisis de datos para personalizar la experiencia y desarrollar la ansiada omnicanalidad, a abrir nuevos canales de interacción y fidelización de clientes, recurrir a gemelos digitales que permitan detectar y abordar desafíos antes de que surjan. Son múltiples las opciones, por lo que el análisis ha de ser sin duda el punto de partida.
Como ejemplo, Ana Peñuela explica que “aquellas compañías que apuestan por la migración a la nube resultan ‘digitalmente más efectivas’ obteniendo un mayor ROI y mejorando no solo en su eficiencia, sino también logrando un impacto positivo en la sostenibilidad”. Por este motivo, la inversión en digitalización dependerá, en primera estancia, de los objetivos y premisas marcadas, así como del tamaño y sector de actividad.
En el caso de España, los sectores más tecnológicos son los que mayor adopción presentan de la Inteligencia Artificial (IA), mientras que los más industriales apuestan por la Inteligencia de las Cosas (IoT). Independientemente de la tecnología en la que la organización decida poner el foco, Ana Peñuela subraya la importancia de convertirse en una compañía ‘data-driven’. “Esto supone haber adoptado y adaptado no solo su tecnología, sino también su cultura a un entorno digitalizado donde el dato es la clave para mejorar su funcionamiento y sus productos”.
Otra cuestión central es promover la cooperación a la hora de implementar estos cambios tecnológicos en el seno de las organizaciones. En especial para asegurar que los profesionales están alineados con la estrategia digital y puedan mejorar su productividad en todo este ecosistema.
Conocedores de esta realidad, siete de cada diez directivos aseguran haber fortalecido la colaboración entre el equipo del área tecnológica y el negocio, de acuerdo con los resultados del Global Tech Report. En este sentido, no hay duda de que promover la eficiencia, las nuevas formas de trabajo y la competitividad en materia digital serán motores fundamentales para liderar el proceso de digitalización.
En suma, ofrecer nuevos productos y servicios en el mercado significa abrir nuevas vías hacia el crecimiento. Una realidad para la que es clave el calor de la digitalización. Sin embargo, las estrategias digitales no solo han de estar basadas en invertir en tecnologías, sino en realizar una reflexión estratégica que defina qué tipo de organización quiere ser en un futuro. Una meta que solo será posible promoviendo el conocimiento y la formación que necesitan los profesionales para liderar esta transformación digital.
Deja un comentario