A medida que las tecnologías van evolucionando y se integran cada vez más en la vida cotidiana de organizaciones e individuos, la privacidad y la ciberseguridad se han convertido en un asunto crucial para la economía y la sociedad. Pero más importante que la tecnología es el talento que ha de gestionar y garantizar la seguridad y la protección de los datos. Por ello, el talento femenino no solo no puede dejarse de lado, sino que debe ser impulsado junto con la igualdad, a diario, del mismo modo que se reivindica cada 8 de marzo para honrar los logros y avances alcanzados.
Este año, además, el lema del Día internacional de la mujer reivindicado por ONU Mujeres es: “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”, en consonancia con el tema prioritario del Sexagésimo séptimo período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW)
En este sentido, en un contexto en el que las figuras femeninas en el mundo STEM en general, y en el ámbito de la ciberseguridad y privacidad en particular, todavía carecen de la suficiente visibilidad, es importante subrayar su relevancia. Porque, en un sector con mayor presencia masculina a lo largo de su historia, han existido, existen y existirán mujeres que marcan la diferencia.
Pasando a la situación más actual, los principales organismos dedicados a la ciberseguridad y privacidad en España trabajan para impulsar y dar visibilidad al talento femenino. De hecho, la propia Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), institución responsable de la protección de los datos personales de los ciudadanos y el cumplimiento de la normativa en materia de privacidad, cuenta con Mar España al frente desde el año 2015, y realiza actividades y ciclos periódicos con el objetivo de impulsar el conocimiento de la figura de la mujer en la ciencia.
También el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) es una institución clave y de referencia nacional e internacional en el desarrollo de la ciberseguridad y la confianza digital en España. Esta organización cuenta con la presencia de mujeres en cargos tan relevantes como el de presidenta de su Consejo de Administración (papel que desempeña la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial), o el de secretaria general.
La organización también pone foco en la promoción de la cultura de la ciberseguridad en la sociedad y en la formación de profesionales en este campo, con iniciativas específicas para fomentar el interés de las mujeres por el sector de la ciberseguridad. El Programa Despega, su evento #MujeresCiber o Academia Hacker, son solo algunas de ellas. Dentro de esta labor, no se pierde de vista que, aunque las organizaciones reconocen que la presencia femenina debe continuar potenciándose, sí que disponen de planes de igualdad, y trabajan para fomentar la inclusión de mujeres en todas las posiciones de la organización.
Por otro lado, no se pueden dejar de lado las mujeres que en los últimos años han dejado huella en el mundo de la ciberseguridad, liderando organizaciones e iniciativas que han supuesto importantes avances tanto para el sector como en la igualdad de género.
Es el caso por ejemplo, del sector de la programación. En su historia, hay dos nombres que sobresalen por encima del resto: Ada Lovelace y Grace Hopper, quienes fueron pioneras en este campo, junto con Dorothy Denning que, en la década de 1970, trabajó en el desarrollo de herramientas para la detección de intrusiones en sistemas informáticos para, más tarde, convertirse en una de las primeras mujeres nombrada directora del Centro de Seguridad de Computadoras en la Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU.
Otra gran contribución, en esta ocasión en la ética y la política de la tecnología, la protagonizó Carissa Véliz. Como filósofa y escritora, Véliz ha abordado temas tan importantes en el sector tecnológico como la privacidad y la transparencia, ámbitos que ha desarrollado con más profundidad en su libro “Privacidad es poder”. Aunque también es profesora en la Universidad de Oxford, donde instruye a las nuevas generaciones de líderes en este campo. El impacto de su trabajo se ha visto en la forma en que las empresas tecnológicas abordan estas cuestiones.
Por otra parte, trasladando la mirada a la actualidad, nos encontramos con la Dra. Ann Cavoukian, conocida por ser la creadora del concepto Privacy by Design y una de las líderes mundiales en materia de privacidad. Especialmente en Canadá, donde es toda una autoridad a la que entrevistar siempre que hay acontecimientos relacionados con privacidad. Es doctora en psicología, especializada en Criminología, y su carrera y expertise le han llevado a formar parte de las principales listas de líderes en el ámbito de la ciberseguridad, como es el ‘Top 25 de las mujeres canadienses con más influencia. Y también a ser una de las ‘Mujeres top 10 en seguridad, Compliance y privacidad’. Aunque su reconocimiento ya ha alcanzado una posición global tras la reciente aprobación de la ISO 31700 sobre Privacidad desde el diseño.
A nivel local, Yolanda Rueda creó la fundación Cibervoluntarios, que continúa liderando en la actualidad. Esta iniciativa cuenta con una red de voluntarios que tienen como misión el empoderamiento ciudadano y mejorar la calidad de vida de aquellas personas que, por razones de género, recursos o distintos motivos sociales, se encuentran en situaciones donde la vulnerabilidad digital se acentúa. En este sentido, una de las áreas en las que se hace foco es la igualdad de género, para lo que la fundación cuenta con programas dedicados a mujeres para apoyarlas y empoderarlas a través de la tecnología.
Desde KPMG, Sylvia Klasovec Kingsmill, Global Cyber Privacy Leader de KPMG Internacional y socia de KPMG Canadá y abogada de profesión, con una trayectoria de más de 15 años en este sector, lanzó el Programa de Certificación Privacy by Design junto con la Dra. Ann Cavoukian, con el que ya se han certificado con éxito varias organizaciones globales como prueba de cumplimiento para los reguladores de privacidad.
Por su parte, Dani Michaux, EMA Cyber Security Leader y socia de KPMG Irlanda, es una fiel defensora de la inclusión y la diversidad, e impulsora de la participación de las mujeres en las carreras de informática y ciberseguridad. Dani Michaux tiene una amplia experiencia en el sector trabajando con agencias gubernamentales en estrategias nacionales de ciberseguridad, así como con organismos reguladores internacionales.
Al mismo tiempo, desde KPMG en España, se continúa avanzando hacia una dirección más inclusiva y equitativa. Es el ejemplo del área de Technology Risk en España, que cuenta con un elevado porcentaje de mujeres en el equipo y que pone énfasis en la diversidad como forma de impulsar el talento con el objetivo de encontrar las mejores soluciones para dar respuesta a los retos de ciberseguridad y privacidad en el país.
Y es que el sector tecnológico es un campo que se encuentra en constante crecimiento y evolución. Una evolución en la que el género femenino ha logrado importantes hitos, avances y reconocimientos, demostrando su capacidad en la contribución de forma significativa al desarrollo y progreso de estos campos a lo largo de la historia. Pero aún queda mucho trabajo por hacer para alcanzar la deseada (y ya exigida) igualdad: los datos indican que la representación femenina en la industria de la ciberseguridad era de un 31% en 2022. Y, a nivel global, aunque las mujeres siguen ganando presencia y alcanzan en la actualidad una representación del 25% en el sector, frente al 20% del 2019, no se prevé que se alcance una representación del 35% hasta el 2031.
Por ello, es importante seguir fomentando la participación del género femenino en el ámbito de la tecnología para seguir avanzando en la seguridad y en la protección de la privacidad de los datos ya que, al tener una fuerza laboral más diversa, podremos garantizar que a futuro se tomen en cuenta las necesidades y preocupaciones de todos los usuarios de tecnología desde otras perspectivas.
Artículo escrito por: Séfora Barranco Rodriguez, Ana De La Higuera Lopez-Frias, Abril Fernandez Garcia, Sara Guerrero Valdes, María Cristina Köhler García, Angela Manceñido Fernandez, Laura Teran Sanchez y Claudia Alvarez Sieiro, departamento Technology Risk.
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