La gestión del talento nunca había sido tan importante. El entorno laboral y profesional asiste a una especie de tormenta perfecta fruto de la necesidad de adaptarse y aprovechar la transformación digital y sostenible, y de las circunstancias de las nuevas generaciones que, por un lado, sienten no contar con toda la formación que necesitan para esta nueva era y, por otro, tienen claro qué buscan en una organización para trabajar. Y no es solo el salario.
Esta nueva realidad dibuja dos extremosque deben converger y entenderse. Las empresas han de desarrollar medidas para incorporar, fidelizar y además desarrollar el talento que necesitan -elemento crucial para afrontar los retos y crecer en un entorno incierto- al tiempo que los jóvenes, que han de contar con planes formativos que les permitan incorporarse y crecer en el mundo laboral.
De hecho, esta brecha del talento entre las necesidades de las organizaciones y la preparación que reciben los jóvenes supone un riesgo para la sostenibilidad y el crecimiento del negocio. Así lo cree el 75% de empresas encuestadas en el informe ‘Caminos que convergen: jóvenes y empresas ante el reto del talento’, elaborado por KPMG y la Fundación Princesa de Girona.
Del otro lado, es importante recordar que la tasa de paro juvenil en España se situó en el 30% al cierre del primer trimestre, además de registrar una de las mayores tasas de abandono escolar temprano en Europa. “Este hecho, además de comprometer las perspectivas de futuro de nuestros jóvenes, frena el crecimiento de nuestro país, en un momento en el que es necesario impulsar la transformación de nuestra economía”, subrayó Juanjo Cano, presidente de KPMG en España, durante el evento de presentación del informe en el que se expusieron y debatieron posibles soluciones para cerrar esta brecha de talento.
En relación con los aspectos a priorizar para ayudar a cerrar el ‘gap’ del talento, los expertos incidieron en la relevancia de alinear las capacidades de los jóvenes con las necesidades que demanda el tejido empresarial a partir de una colaboración activa y constante entre los diferentes actores.
Pero ¿qué capacidades es necesario impulsar? Los asistentes coincidieron en que el entorno laboral y educativo deberán afrontar una revolución tecnológica de impacto mayúsculo. Según el último informe sobre el futuro del empleo del World Economic Forum, casi una cuarta parte de los puestos de trabajo (23%) cambiará en los próximos años. “Esto requerirá fortalecer determinadas capacidades tecnológicas y aportar sentido crítico, así como una mayor creatividad y rapidez en la resolución de problemas”, tal y como destacó Francisco Belil, presidente de la Fundación Princesa de Girona.
Asimismo, resulta primordial que las organizaciones entiendan y permanezcan alineadas con las nuevas exigencias y necesidades de las próximas generaciones, cuya visión y prioridades han cambiado significativamente. Los jóvenes exigen cada vez más trabajar en empresas que sostengan un firme propósito y defiendan determinados valores en todas las acciones que realizan. Este cambio en las prioridades supone un profundo desafío que requerirá fortalecer el triángulo de cooperación entre el sistema educativo, las empresas y los jóvenes.
“Consideramos que es necesaria una transformación profunda del sistema educativo, que conceda un mayor peso al desarrollo de soft skills y a las capacidades y habilidades tecnológicas, así como promover decididamente sinergias y colaboraciones entre el sistema educativo, instituciones y empresas”, apuntó Cristina Hebrero, socia responsable de People & Change de KPMG en España.
Frente a este desafío, la gestión de personas cobra especial protagonismo dado su relevante papel a la hora de atraer y fidelizar al mejor talento, una cuestión central para el futuro de las corporaciones y para el que es necesario poner foco en:
Como destacó Javier Perera, director general de Personas y Transformación de Enagás, las organizaciones están fortaleciendo sus equipos de gestión de personas e incorporando a perfiles de primer nivel para la selección y gestión del talento dado su importancia estratégica. Al tiempo que también están evolucionando las dinámicas de selección y las perspectivas en torno a las habilidades profesionales, según indicó Cristina Hebrero, donde más allá de la propia titulación, se incide en valorar las habilidades (skills) de los candidatos, en un contexto en el que la gestión del talento basada en skills cobra mayor relevancia en las agendas corporativas.
Más allá de la formación estrictamente académica o la experiencia profesional, las ‘soft skills’, o también llamadas “habilidades o competencias blandas” son cada vez más importantes. Como ejemplificó Javier Tello, director general de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, se trata de cualidades personales tan relevantes como saber desarrollar tolerancia al fracaso o a la frustración, o fomentar la autoexigencia y el afán por la excelencia, el trabajo en equipo y el liderazgo, entre muchas otras.
En este punto es donde entra en escena la visión humanista enfocada en la progresión personal, pues “no solo tratamos de formar a un talento positivo para el desarrollo socioeconómico, sino que la empleabilidad sea la llave más importante que tenga el joven para desarrollar su proyecto vital personal”, concluyó Javier Tello.
Durante el trayecto de aprendizaje de los jóvenes, resulta fundamental el papel del docente y su orientación a lo largo de toda la etapa educativa, sumado a las primeras experiencias en el entorno empresarial. Tal y como detalló Remedios Orrantia, directora de Recursos Humanos en Europa de Vodafone y presidenta de la Fundación Vodafone España, es necesario “actuar desde edades tempranas y trabajar sobre todo en la adaptación a los cambios y, para ello, es fundamental la colaboración público-privada para crear incentivos y establecer acciones para que este país mejore en competitividad”.
La urgencia con la que se aborde esta cuestión será determinante en sus resultados, pues en palabras de la directora de Programas de Talento de la Fundación Princesa de Girona, Gema Guzmán: “ofrecer orientación y mentoría desde el entorno empresarial ayudará a conseguir una mirada mucho más preventiva y garantizar que el éxito del joven sea mayor”.
No cabe duda de que las empresas y, especialmente los equipos de gestión de personas se enfrentan a un desafío sin precedentes en torno al talento y, para ello, necesitan redefinir sus modelos de gestión. Entender y responder a las aspiraciones de los jóvenes, y ofrecerles los mecanismos necesarios para que puedan desarrollar un aprendizaje continuo y activo dentro de las propias corporaciones, será un factor trascendental que redundará en una sociedad más competitiva y próspera, basada en el talento.
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