Las actividades de patrocinio y esponsorización suelen ser una buena herramienta de apoyo social y también de marketing. A diferencia de las donaciones, estas acciones están destinadas a financiar una actividad en concreto, como puede ser la celebración de eventos deportivos, culturales o científicos. Estas dinámicas permiten asociar la imagen de la organización con los valores positivos vinculados con estas actividades, generando en muchas ocasiones una simpatía o vinculo emocional con las mismas. Por ello, suelen recaer dentro la Responsabilidad Social Corporativa.
Sin embargo, cualquier tipo de incidente negativo que afecte al patrocinio en sí mismo o a alguna de las partes involucradas puede llegar a tener un efecto demoledor de la imagen que se quería trasladar. Como analiza en profundidad el grupo de trabajo de Global Compact de las Naciones Unidas en su Guía práctica para compañías llamada Fighting Corruption in Sport Sponsorship and Hospitality, estos efectos negativos pueden darse por ejemplo cuando un deportista esponsorizado utiliza sustancias para mejorar su rendimiento o cuando la negociación y financiación de estas actividades no se realice con suficiente trasparencia.
En el siguiente video de esta Serie analizo cuándo los patrocinios y esponsorizaciones pueden entrañar un riesgo por vincularse con prácticas corruptas, así como algunas cautelas para evitar tales situaciones.
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