Lejos ha quedado esa búsqueda por la seguridad que perseguían los turistas tras la pandemia. Ahora, priman, sobre todo, la relación entre calidad-precio y la sostenibilidad tras un verano que, se preveía, batiría récords. Y es que, en los siete primeros meses del año, España recibió un total de 47,6 millones de turistas internacionales, lo que supone un 20,9% más que el año anterior. Pero no solo llegaron más, sino que también gastaron más, concretamente un 25,3% (59.964 millones de euros) según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Aun así, el total de turistas que visitaron nuestro país hasta el mes de julio es un 0,8% inferior a los niveles de 2019, es de decir, prepandemia.
Si bien es cierto que la subida de la inflación y, en consecuencia, el incremento de los precios está teniendo su impacto en la recuperación del sector, ni el contexto geopolítico, ni la incertidumbre de la situación actual parecen estar frenando la actividad de un sector que parece estar en plena forma. Pero el Turismo en España, más allá de los datos de este ejercicio, está inmerso en una transformación más profunda hacia un nuevo paradigma de su modelo turístico.
El modelo turístico español que tan exitoso ha sido, ha venido impulsado por unas generaciones de turistas que contrataban paquetes turísticos en sus países de origen, y disfrutaban del sol, la playa con negocios adaptados a ellos.
Este sigue siendo el modelo turístico predominante en nuestro país, pero las generaciones de turistas están cambiando, y los nuevos perfiles demandan una oferta de productos y servicios diferentes y diferenciales.
Así, con esta mezcla de generaciones demandando productos turísticos, ya no podemos hablar de un solo modelo turístico en España, sino que lo hemos de hacer en plural, hablando de modelos turísticos, que cada destino tendrá que definir y decidir, para atraer a aquellos perfiles de turistas que se haya marcado como objetivo.
Por tanto, el cambio de paradigma es evidente, y en mayor o menor plazo, nos tendremos que adaptar. En este entorno, ¿qué 10 claves son esenciales deberá afrontar el sector para dar respuesta a este reto con éxito?
Un destino turístico deberá definir claramente qué perfil de turista le gustaría atraer, qué necesidades tiene este perfil y qué hacer para satisfacerlas. Esta definición, sin duda estratégica, no es algo que se pueda decidir solo desde el ámbito público o el privado ya que, para cubrir las necesidades del turista, se necesitará que ambos trabajen conjuntamente en qué tipo de productos, servicios, infraestructuras se deben desarrollar. Por tanto, la colaboración entre los dos ámbitos será fundamental para establecer un plan de medio y largo plazo que asegure un modelo turístico racional para el destino
Es necesario desarrollar productos innovadores que permitan la convivencia de más de un perfil de turista en el mismo destino, evaluando el beneficio empresarial y social que ello conlleva. Y que garantice la adaptación a las especificidades de cada uno de ellos. Combinar en un destino la atracción de perfiles de la generación Silver para larga estancia con perfiles de la generación de boomers para wellness debe ser compatible y los diferentes actores deben estar en continuo movimiento para generar una oferta personalizada.
No será posible que cada destino decida por sí mismo si no tiene la suficiente masa crítica para definir un modelo turístico por sí solo. Será necesario que los destinos cercanos definan y defiendan una estrategia compatible y coherente sobre el perfil de turista que quieran atraer de forma conjunta y coordinada. Pero esto no solo vale para destinos cercanos, sino que habrá que aprovechar los hubs de conectividad aérea de nuestro país para compaginar modelos de viajes multi destino, por lo que es necesaria una coordinación en este sentido. Para presentarse al mercado de manera alineada y cohesionada.
Es necesario tomar el control para atraer el turista qué queremos en un destino, sobre todo, en tornos digitales, donde estos turistas que queremos atraer se inspiran e interactúan con otros para tomar su decisión. Esto debe hacerse coordinadamente, de nuevo desde la colaboración público-privada, para aunar esfuerzos, sobre todo en medios digitales, para asegurar un mensaje único y coordinado al perfil de turista qué queremos atraer.
El turista debe poder llegar a su destino de una forma racional y fácil. Dado que más del 80% de los turistas llegan a nuestro país por avión, es fundamental que se potencien los hubs aeroportuarios como motor del cambio de modelo y se garantice la conectividad con los destinos para poder ajustar el perfil de turistas que queremos atraer. Será fundamental la multimodalidad a la hora de facilitar a los turistas ese modelo de vacaciones multi destino, simplificando la tarea de contratación
Es necesario planificar bien las acciones en ese modelo de colaboración público privada, estableciendo las acciones necesarias a corto / medio / largo plazo que lleven al objetivo final definido para el mismo. Este no es un elemento baladí, y seguramente el más importante, ya que requiere una planificación concienzuda de inversiones (por ambas partes), mezcladas con la regulación necesaria e incentivos fiscales asociados, así como una concienciación a la Sociedad sobre el nuevo modelo.
Sin duda, será clave contar con los mejores profesionales en todos los ámbitos, y para ello poder atraer el talento a los destinos será imprescindible. La complejidad de la gestión de negocios de turismo, tanto por la parte pública como privada, debe tenerse en cuenta a la hora de establecer las palancas que permitirán no solo atraer, sino fidelizar el mejor talento para el sector.
Es imprescindible que los nuevos modelos turísticos estén balanceados a la hora de que existan incentivos tanto públicos como privados para el desarrollo de los nuevos modelos turísticos. Sin este balance, será difícil desarrollar modelos sostenibles en el tiempo sin que en un momento determinado surja una brecha en cualquiera de ambos que genere tensiones y reduzca la coordinación.
La sostenibilidad, en todos los sentidos debe estar presente en los nuevos modelos turísticos, no solo porque las nuevas generaciones lo demandan, sino porque ya no puede establecerse un plan a largo plazo sin medir claramente el impacto a futuro de las decisiones actuales. El equilibrio del modelo y su éxito de futuro dependerán de ello.
Por todo ello, es necesario tener en cuenta que los modelos turísticos de futuro no pueden estar sujetos ni mediatizados por intereses que no respondan al éxito de los mismos. Los 9 puntos anteriores, serán factibles siempre y cuanto todas las fuerzas políticas y las empresas privadas del sector son capaces de alinearse y, en ese plan de largo plazo, se comprometan a desarrollar los aspectos necesarios para que el mismo se lleve a cabo con garantías, en un modelo de pacto de Estado. No hacer nada, o pequeños cambios, a largo plazo nos pondrá en desventaja con otros países y destinos, que ya están trabajando en esta dirección.
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