El sector industrial español se ha visto afectado en los últimos años por múltiples desafíos. Tras superar la crisis de la COVID-19, las empresas del sector afrontaron un 2022 plagado de inestabilidad marcado por la crisis energética y los problemas de suministro, que se vieron agravados por el conflicto en Ucrania. Lejos de disipar las dificultades, hoy no solo perduran algunos de estos retos, sino que continúan enfrentando otros como la elevada inflación o el endurecimiento de las condiciones monetarias, que dejan entrever la urgente necesidad de fortalecer la competitividad y de modernizar el sector industrial. Una actividad que tiene un peso significativo para la economía nacional y para su autonomía estratégica y que constituye, a su vez, un motor de crecimiento clave hacia una economía más sostenible, descarbonizada y comprometida con el planeta.
Y en esta senda hacia una economía más sostenible, el compromiso de alcanzar las cero emisiones netas de aquí a 2050 supone todo un desafío para el tejido empresarial español, y el sector industrial no es ajeno a ello. La industria es responsable del 24% del consumo energético final de España, del 22% del consumo final de combustibles fósiles, y del 21% de las emisiones de gases de efecto invernadero, tal y como revelan los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. En este contexto, Begoña Cristeto, socia responsable de Automoción e Industria de KPMG en España, incidió en el encuentro ‘El futuro del sector industrial’, organizado por El País y KPMG que “la industria está llamada a ser el motor de esta ‘nueva economía’ y uno de los elementos clave de la competitividad del país, por la estabilidad y la calidad del empleo que genera, la capacidad de innovar y de extender la tecnología que aplica a toda la sociedad y por el efecto arrastre que tiene sobre otras actividades”.
A lo largo del evento, se incidió especialmente en los retos y oportunidades que tienen ante sí las empresas para aprovechar las ayudas del PERTE de descarbonización industrial. Y es que, aunque las compañías llevan tiempo realizando esfuerzos en su transición hacia modelos y procesos más sostenibles, ahora deberán hacerlo bajo unos tiempos y requisitos ajustados si quieren beneficiarse de las ayudas públicas que les permitan impulsar esta transformación.
Lograr las cero emisiones netas representa un compromiso europeo de obligado cumplimiento para las organizaciones y, a su vez, constituye una valiosa oportunidad para mejorar la competitividad del tejido productivo en un mundo cada vez más global. Como recordó Fernando Cohnen, director de Operaciones de Solvay, “descarbonizar es fácil, lo que es difícil es descarbonizar manteniendo la competitividad”. Y a este respecto, el PERTE de descarbonización industrial, junto con el resto de ayudas que se engloban en el marco de los fondos europeos Next Generation EU, suponen una oportunidad única para poder competir con otros actores del mercado.
Como explicó Cristina Ballester, VP Large Industries Europe de Air Liquide, España va a tener que competir con otras empresas que van a llegar antes y además van a estar más subvencionadas, refiriéndose a aquellos competidores de otros países europeos que recibieron de forma más temprana los fondos y pudieron anticiparse así en su proceso de transformación. “Europa quiere ser la referencia del libre mercado y la libre competencia, pero son los Estados los que quiebran las reglas del juego con ayudas a sus empresas nacionales”, apuntó en este sentido José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor, ya que, sin ir más lejos, países como Francia o Alemania ya han invertido en su industria cuantiosamente durante los últimos años.
Pese a que, como afirmaron los ponentes de la mesa, la cuantía del PERTE para un sector como el industrial es limitada, no deja de suponer un paso decisivo para fortalecer la competitividad de la industria española. “El PERTE es el principio de esta hoja de ruta hacia la descarbonización”, afirmó Carmen Díaz, CEO de Holcim España. No obstante, desde el sector alertan de los ajustados plazos a los que está sujeto el PERTE. Condición que podría afectar a la rentabilidad y viabilidad del proceso de descarbonización de las empresas. “Los condicionantes del PERTE dificultan que todo este proceso se pueda materializar y podría suponer directamente excluir a otros sectores estratégicos del tejido empresarial español”, señaló Antonio Latorre, director de Desarrollo Sostenible e Innovación Tecnológica de Porcelanosa.
Y es que descarbonizar toda la cadena de valor supone un desafío mayúsculo para la industria y la necesidad de aplicar nuevas tecnologías a la producción de materiales como el acero, el cemento o el vidrio. A este respecto, el 29% de las empresas del sector sitúa como una de las principales barreras para alcanzar las cero emisiones la complejidad de descarbonizar las cadenas de suministro, según refleja el informe Global Manufacturing Prospects 2023, elaborado por KPMG. Entonces, ¿cómo emprender este camino hacia las cero emisiones de forma efectiva y sin perder rentabilidad y competitividad? A continuación, analizamos las claves que deberán guiar este proceso de descarbonización del sector industrial.
Tal y como destacó Begoña Cristeto en el encuentro ‘El futuro del sector industrial’, para crear un marco nacional e internacional competitivo, es necesario priorizar la defensa de nuestros intereses en los distintos foros internacionales y desde el Consejo de Competitividad de la Unión Europea: “el gran reto ahora mismo es la coordinación de todas las políticas con el único foco de ayudar a nuestra industria y sus empresas , como uno de los grandes motores de la economía española”. Por este motivo, se hace necesario “empoderar a la política industrial y concederle la fuerza suficiente para que pueda acometer con éxito su proceso de transformación”, añadió Begoña Cristeto.
Los ponentes también acentuaron la necesidad de crear un marco administrativo homogéneo en las distintas comunidades autónomas para facilitar y agilizar dichos procesos. “La descarbonización representa una oportunidad para nuestra industria por ello, necesitamos indiscutiblemente el apoyo de los fondos europeos pero no solo; es necesario optimizar los procesos administrativos que ayuden a hacerlo realidad”, subrayó Cristeto, coordinando así la política industrial, ambiental y energética en su conjunto.
Saber anticiparse a la convocatoria de las ayudas europeas es una cuestión clave dado el volumen de requerimientos y los plazos ajustados que establece el PERTE de descarbonización. A este respecto, y según comentó Elisabet Alier, presidenta de ALIER, previamente a la solicitud de las ayudas será esencial, tal y como destacaron en el encuentro, contar con asesoramiento técnico y colaboración con otros partners, proporcionando así certidumbre y seguridad jurídica durante todos estos procesos.
Además de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), las organizaciones deben estar informadas de las ayudas y programas que ofrece la Unión Europea, ya que existen otras oportunidades que pueden ayudar a maximizar la cantidad de fondos que las empresas pueden obtener.
Las organizaciones son conscientes de la necesidad de modernizar y eficientar sus procesos: el 78% de los empresarios reconoce la necesidad de ser más rápidos a la hora de invertir en oportunidades digitales y desinvertir en aquellas áreas en las que se enfrentan a una obsolescencia digital. Así se pone de manifiesto en el informe Global Manufacturing Prospects 2022. Y es que el papel de la digitalización será decisivo a la hora de evolucionar hacia las cero emisiones netas.
Sin ir más lejos, el 20% de los empresarios encuestados en el citado estudio sitúa la falta de soluciones tecnológicas como la mayor barrera para alcanzar el objetivo Net Zero. Solo el impulso de la transformación digital y el desarrollo de proyectos innovadores logrará suplir esta necesidad en la industria y acelerar la descarbonización del tejido empresarial.
Los avances en innovación y transformación digital no solo ayudarán a la reducción de emisiones, sino también a avanzar en materia de eficiencia energética y en la implementación de acciones enfocadas en transformar los modelos productivos. “El sector lleva años trabajando en la descarbonización, esforzándose por ofrecer productos más respetuosos ya optimizados para reducir el consumo y las emisiones de gas” detalló Antonio Latorre.
Las empresas necesitan, por ende, acelerar sus procesos de descarbonización en sus fuentes de energía, a través de la electrificación de procesos, la incorporación de hidrógeno o la sustitución de combustibles fósiles por otros renovables como posibles vías. Además de reducir el uso de los recursos naturales, optando por la utilización de materias primas secundarias, el ecodiseño de productos o la utilización de subproductos de residuos en sustitución de combustibles fósiles. Todo ello sin olvidar la relevancia que tendrá el apoyo de I+D+i para impulsar la descarbonización de las instalaciones.
En suma, el tejido empresarial europeo tiene ante sí un complejo camino por recorrer si quiere convertirse en el primer continente climáticamente neutro para 2050. En consecuencia, el PERTE de descarbonización industrial, cuya primera línea estará dotada con 1.000 millones de euros, así como el resto de las ayudas de los fondos europeos, aspiran a ser tractores económicos que impulsen la transformación del sector industrial. Y es que el fututo del sector está en juego, y este será sostenible o no será.
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