El hogar como refugio y como activo monetizable. El automóvil como servicio y no solo como propiedad. Y el ahorro periódico como seguro vital. Son cambios en los hábitos de los consumidores ante los que está respondiendo el sector asegurador con nuevos productos, una digitalización intensa y una mayor diversificación. Pero el riesgo sistémico de las próximas décadas tiene un nombre: cambio climático.
Los directivos de las principales compañías de seguros españolas se dieron cita en el XIV Encuentro Financiero organizado por KPMG y Expansión. Un sector sometido a una fuerte tensión por la inflación y que tiene como norma convertir los retos en oportunidades, según se puso de manifiesto en las distintas intervenciones. Con una salvedad ética formulada por el presidente de KPMG, Juanjo Cano: “Es fundamental la inclusión. Que todos los ciudadanos participen de los avances y nadie se queda atrás”.
“Estamos adentrados en una DANA, pero sabemos que va a salir el sol”. Esta metáfora sirvió para ejemplificar el momento que vive el sector, en palabras de Miguel Pérez Jaime, director general comercial de Allianz, pero también para poner el acento en un asunto que genera inquietud en la sociedad, la política y la economía: el cambio climático.
Las compañías son conscientes de que las siglas ESG suponen una ventaja competitiva, advirtió el presidente de KPMG, Juanjo Cano, y lo materializan en sus productos e inversiones, “pero también en su gestión interna y en la relación con los clientes, accionistas y otros grupos de interés”.
Mirenchu del Valle, presidenta de UNESPA, reclamó en la sesión claridad y seguridad jurídica, en particular con las nuevas taxonomías, así como un mejor acceso a activos verdes de los artículos 8 y 9 que contribuyan a avanzar en los objetivos sostenibles.
“Tener una taxonomía y poder contar las cosas de una forma homogénea es fundamental para la industria. Estamos en el camino de obtener esa taxonomía completa en el ámbito ambiental, pero nos falta otro elemento muy relevante para la actividad aseguradora, que es la taxonomía social”, observó la presidenta de la organización sectorial del seguro.
El cambio climático se está dejando notar en el sector porque los fenómenos meteorológicos, que antes estaban circunscritos a una geografía y una época del año, ahora son imprevisibles. Y no hay nada más relacionado con el seguro que la imprevisibilidad. “Estas anomalías climáticas están tomando relevancia en la sociedad y tienen un impacto directo y sobresaliente en la industria aseguradora”, aseguró Andrés Romero, consejero director general de Santa Lucia.
Como apuntó Amalio Berbel, socio responsable de Seguros de KPMG en España, el cambio climático se tiende a analizar desde el punto de vista de la inversión sostenible, “pero desde el mundo asegurador tenemos otra óptica: cómo nos afecta a los riesgos que actualmente ya estamos asegurando. Y especialmente en el ramo de hogar”.
Para que ese impacto no merme la viabilidad de las compañías y no sucedan fenómenos como el desaseguramiento vivido en California, donde algunas zonas de riesgo han dejado de estar cubiertas por las aseguradoras, Andrés Romero defiende una acción conjunta que implique a todas las partes. “¿Depende sólo de nosotros? -se preguntó-. Evidentemente no, se requiere una alianza entre lo público y lo privado para abordar ese problema. Y el Consorcio de Compensación de Seguros debe dar un paso al frente, adaptar su visión a la realidad. Ha dado pasos positivos, pero entendemos que no es suficiente”.
La pérdida de rentabilidad experimentada por las compañías más expuestas al ramo de automóvil se ha visto compensada por el comportamiento de los productos de ahorro, excelentemente recibidos por los clientes, y la apuesta de la industria por la diversificación, en particular la gestión de activos.
“El sector asegurador protagoniza un fuerte crecimiento en productos de ahorro, muy favorecidos por el entorno de tipos al alza. Han encontrado un nuevo negocio que sin duda va a crecer y que puede paliar, al menos en parte, la caída de márgenes en el ramo del automóvil”, dijo al abrir la jornada Ana Isabel Pereda, directora de Expansión.
Esa diversificación se ejemplifica en el caso de Mutua Madrileña. Hace 15 años, como recordó su presidente, Ignacio Garralda, el 80% del negocio estaba en auto y en Madrid. Hoy ese binomio representa solo un 20% y el resto se reparte en otras ramas y geografías.
Su política de expansión hacia el sector salud y hogar se ha completado con el crecimiento vía asesoramiento financiero -fondos de inversión y de pensiones- y los productos de vida/ahorro y rentas vitalicias. “Hay que estar en los dos lados, cada cliente tiene su perfil de riesgo. Somos los primeros en España en no vida, pero queremos crecer mucho en la parte patrimonial o financiera”, señaló el presidente de Mutua Madrileña. “El escenario macroeconómico de tipos de interés nos deja ahora un margen. Si los bancos están remisos, nos facilitan las cosas”, añadió.
Las soluciones de ahorro que ofrecen las aseguradoras están fomentando una nueva cultura financiera de las familias, como sostuvo Cristina Bellido, directora de Negocio de VidaCaixa. De hecho, los seguros de vida siguen siendo un elemento clave del sistema financiero español. “Cuando los clientes se inician en el ahorro periódico, tiene un efecto bola de nieve muy importante: es un hábito que una vez lo empiezas lo mantienes en el tiempo”, explicó.
El sector asegurador ha avanzado extraordinariamente en la digitalización, a la que llegó antes que el resto de las industrias. Lo siguiente, avanzaron los expertos, será incorporar la Inteligencia Artificial Generativa a sus procesos internos y de relación con los clientes.
En Mutua Madrileña, el 70% de los clientes se comunican con la compañía de forma digital, según datos aportados por Ignacio Garralda. Y en Línea Directa, según Patricia Ayuela, CEO de Línea Directa, la digitalización de servicio ha sido uno de los factores clave del rápido crecimiento en la compañía, y sus beneficios se ponen de manifiesto en ejercicios complicados como el que vive actualmente el sector. “Hemos recogido los frutos este año”, sostuvo la Consejera Delegada.
“El sector seguros, que basa su credibilidad y reputación en la cercanía al cliente, en la apertura a los nuevos canales y a las nuevas formas de comunicarse, es un claro ejemplo de avance en digitalización, especialmente en el ámbito de la relación con los usuarios”, dijo por su parte Juanjo Cano.
Los usuarios reclaman experiencias más móviles, contextualizadas y personalizadas, así que la industria aseguradora fue una de las primeras en volcarse en el canal digital. Para Silvia Hernández, directora de Banca y Seguros de Microsoft, la Inteligencia Artificial generativa conducirá al sector a “una era de mayor productividad y mejor experiencia de cliente. La combinación del IA con data y analítica avanzada puede ayudar a las aseguradoras a extraer el valor de la cantidad de la información que se dispone y sobre todo avanzar hacia un modelo data-driven”.
La utilización de la tecnología en el sector se visualiza en otros ámbitos, desde la estimación de la huella de carbono y el cálculo de los riesgos climáticos a la incorporación de asistentes de IA para los empleados en su trabajo diario. Hay compañías de seguros, señaló Silvia Hernández, que ya usan ChatGPT como herramienta de trabajo interna.
La rama de auto es esencial para compañías como Línea Directa, Allianz o Mutua Madrileña, presentes en las jornadas. El debate se orientó en tres direcciones: el impacto de la inflación en el sector, las nuevas formas de movilidad y la electrificación del parque automovilístico español.
Las ventas de vehículos eléctricos crecen a un ritmo interanual de dos dígitos y requieren un tratamiento específico por parte de las compañías. Los vehículos eléctricos presentan unos riesgos diferentes a los de combustión y cada vez hay más datos sobre siniestralidad, costes de reparaciones o depreciación que modulan el precio de las pólizas.
La vinculación de Línea Directa con la electrificación se remonta a la década pasada. “Empezamos a ofrecer a estas pólizas de coches eléctricos cuando nadie creía en ellos, en 2016. Hoy tenemos un 11% de cuota en eléctricos, que casi duplica la cuota de auto de Línea Directa”, explicó Patricia Ayuela.
La obligatoriedad o no del seguro para determinadas formas de movilidad está sobre la mesa. ¿Qué pasa con los patines eléctricos? ¿Y con los usuarios que disfrutan de los carriles-bici?
“En las ciudades aparecen nuevas fórmulas de movilidad y hay un debate con el regulador sobre si es necesaria o no la obligatoriedad. Nosotros pensamos que sí”, expuso Mirenchu del Valle, de Unespa. Un seguro que implica al usuario, pero también a las nuevas prestadoras de servicios. “Nosotros estamos ahí para que la empresa pueda valorar riesgos a los que está expuesta, para que pueda mitigarlos y pueda encontrar fórmulas aseguradoras”, subrayó.
En Mutua Madrileña apostaron por entrar en la movilidad compartida -a través de Voltio-, en el alquiler, con Rentacar Centauro, y próximamente lo harán en renting, en alianza con alguna compañía. “Seguramente no implique tener el 100% de propiedad porque comprar coches tiene una carga financiera, lo que sería llenar nuestro balance de hierros. Y eso nos da cierta prevención”, anunció Ignacio Garralda.
Un ejemplo del impacto de la inflación en el balance de las aseguradoras: los costes de daños corporales en el baremo de lesiones subieron un 4,1% en 2022 y un 8.5% en 2023. Los datos fueron aportados por Patricia Ayuela durante la jornada. Los talleres han incrementado los precios de la mano de obra, así como los proveedores de materiales. El cristal, especialmente, por su exposición al consumo energético.
“Esto llega cuando el sector se encuentra en un momento de primas históricamente bajas”, explicó la consejera delegada de Línea Directa. Llevaban haciéndolo 20 años, se redujeron notablemente en la pandemia y volvieron a hacerlo en 2021, probablemente “con la creencia de que la movilidad había cambiado ya para siempre, aunque no ha sido así. Eso ha metido una presión enorme sobre los márgenes del sector, muy especialmente en autos, pero también en hogar”, según Patricia Ayuela.
En Mutua Madrileña han notado menos el aumento de los costes siniestrales, debido a que su foco está en Madrid, donde el teletrabajo y las subvenciones al transporte público han reducido el tráfico, según su presidente. Esto, unido a su especial relación con los talleres, ha ayudado a mantener las tarifas.
“El seguro tiende a la prevención como escenario previo a la protección”, sostiene Andrés Romero, Consejero Director General de Santa Lucía. La nueva cultura aseguradora apunta a una nueva relación entre cliente y compañía. La mentalidad del seguro como gasto pasa a la de seguro como protección.
Los hábitos de los consumidores han cambiado, lo mismo que su percepción del riesgo. Como anota Andrés Romero, “el hogar no significa lo mismo que antes del confinamiento. El lugar donde descansábamos se ha convertido en un refugio y eso hace necesario dar un determinado tipo de cobertura. También proteger la salud y el riesgo de muerte han tomado una relevancia distinta. Tenemos que plantar cara a los riesgos reales que nos circundan y entenderlos bien”.
Uno de estos cambios tiene que ver con la oportunidad de monetizar la vivienda, para cubrir en el futuro una merma en las pensiones o la necesidad de ayuda a la dependencia en la etapa final de la vida, con una sociedad cada vez más envejecida.
El cliente hoy es consciente de la necesidad de prevenir riesgos que antes parecían fuera de cobertura, como las enfermedades graves o incapacitantes. Hasta ahora se confiaba más en la red de protección que ofrecía la familia, pero la sociedad ha cambiado, como remarca Cristina Bellido, Directora de Negocio de Vidacaixa.
“Los clientes dejan de ver el seguro como un gasto y entienden la cobertura que les aporta, sobre todo en situaciones que, cuando se producen en la familia, son catastróficas”, según Cristina Bellido.
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