A sabiendas de que no existe una receta mágica y de que cada organización deberá encontrar la fórmula que mejor se adapte a sus características y necesidades, hay algunas reflexiones interesantes a considerar, que pueden ser comunes a todas ellas, en cuanto a cómo se deben de abordar los riesgos ESG. Sobre esta cuestión intenta arrojar luz el estudio ERM’s role in ESG, elaborado por KPMG, que incide en la idea de que la función de riesgos y los equipos de ESG deben trabajar de manera conjunta, sumando esfuerzos, y con objetivos comunes.
La ventaja de la función de riesgos corporativos es su visión transversal de los procesos y, por ende, de los riesgos. Esto puede ayudar a identificar posibles conflictos o solapamientos entre las iniciativas ESG y otras actividades estratégicas. Es por ello que, trabajando conjuntamente, las áreas de ESG y las funciones de riesgos pueden conseguir alcanzar sus objetivos de manera más rápida y efectiva.
Esta colaboración ya no es una opción. Se convierte en imperativa impulsada por la nueva regulación en materia de sostenibilidad a nivel global, como son la CSRD, SEC, ISSB, etc., en materia de reporte, pero también la CS3D, la Ley Europea de clima, la ley de restauración de la naturaleza, el reglamento para luchar contra la deforestación, etc. Todas ellas son normativas que también van a exigir una mirada desde el prisma de riesgos ESG. Todo ello tiene como denominador común grosso modo el incremento de información a divulgar en relación con las políticas y procesos para identificar, valorar, priorizar, mitigar y monitorizar los riesgos ESG.
Es por ello que el citado estudio hace hincapié en la integración de los equipos de ESG y gestión de riesgos, aunque en el mercado español existe aún un gap relevante en esta cuestión, según nuestra experiencia práctica. Sin embargo, no es cuestión de buenas intenciones, sino de tiempo y dedicación, unido a disponer de personal cualificado y de herramientas tecnológicas.
En este sentido, el mayor reto con el que nos hemos encontrado cuando ahondamos en esta cuestión en las empresas españolas es que los responsables del riesgo corporativo no disponen de herramientas de cuantificación de riesgos ESG, aunque sí están más familiariazadas con estos modelos, en otras categorías de riesgos. Por otra parte, los responsables de sostenibilidad también tienen responsabilidades formalizadas, disponen de un conocimiento profundo en materia ESG y cuentan con determinadas herramientas específicas para riesgos concretos (riesgos climáticos u otros riesgos ambientales, riesgos penales, riesgos de DDHH, por ejemplo) pero no integradas. Sin embargo, en algunos casos, carecen de conocimientos específicos en metodologías de evaluación y gestión de riesgos. En suma, como microorganizaciones su funcionamiento es correcto, pero el fallo está en la integración de ambos. No es tarea fácil.
¿Sabes cómo podemos ayudarte en materia de riesgos ESG?
Es por ello que cada vez más funciones de gestión de riesgos nos solicitan formación específica de distintos ámbitos ESG y las funciones de sostenibilidad nos piden apoyo en las metodologías de riesgo.
La función de riesgos corporativos puede alertar de determinados riesgos asociados a iniciativas ESG tales como la pérdida de confianza o reputación ante compromisos adquiridos y publicados por el negocio “poco realistas o soportados”, o acciones de marketing relacionadas con productos que vulneran las leyes de protección a consumidores, o bien prácticas no éticas de terceras partes relacionadas.
La función de riesgos puede aportar mucho valor en este sentido, evitando la materialización de estos riesgos analizando, entre otros:
En definitiva, aún queda camino por recorrer en la integración entre la función de gestión de riesgos corporativos y las funciones de sostenibilidad /ESG. Y el primer paso debe ser realizar un diagnóstico para poder determinar la mejor manera de abordar esa integración porque cada organización es distinta, aunque haya ciertos patrones comunes. Este análisis ayudará a identificar palancas para avanzar en los modelos de evaluación, sistemas/tecnología, personas y procesos de manera ágil. Esto conllevará beneficios tangibles en términos de reporting, eficiencia de los procesos y confianza para los grupos de interés.
Deja un comentario