Con el fin de año, llega también la ilusión por el que comienza. Y la necesidad de detenerse a hacer balance, de lo vivido, de lo aprendido, y, cómo no, de marcarse nuevas metas. Unos objetivos y deseos que, en el ámbito empresarial, no pueden ignorar el contexto socioeconómico, geopolítico y político a nivel nacional, que invitan a la prudencia. Pero ante el que también debemos ser valientes: apostar por las oportunidades que nos brindan los nuevos desarrollos tecnológicos como la inteligencia artificial generativa; confiar en que las personas, trabajando unidas, conseguiremos superar cualquier obstáculo; invertir en las grandes transformaciones que nos llevarán a una economía más responsable, sólida y, en definitiva, más competitiva. Es momento de dibujar la hoja de ruta a seguir los próximos meses.
Por ello, hemos querido recopilar las claves que deberán marcar el rumbo a seguir el próximo año: una ‘Lista de propósitos’ que permitirá contar con metas para un tejido empresarial más fortalecido, competitivo y resiliente en 2024:
La economía afronta un periodo incierto, con países como Alemania o Reino Unido al borde de la recesión, por lo que las organizaciones deberán mantener una actitud ágil y proactiva ante posibles envites del entorno. No obstante, la economía española ha tenido un comportamiento mejor al esperado en 2023, si bien los principales organismos apuntan a una ralentización del crecimiento en 2024, en sintonía con la evolución de la economía global. Habrá que estar atentos a la evolución de la inflación: el FMI y la OCDE esperan un repunte, mientras que el Banco de España prevé que se mantenga en niveles similares a los actuales. No obstante, la contención de la escalada experimentada en los últimos dos años podría mantener, cuando no relajar, las políticas monetarias.
Además, el entorno geopolítico se encuentra en un momento cuando menos complejo, con el conflicto de Ucrania y el de Oriente Medio impactando en ámbitos cruciales para el tejido empresarial como el energético o el comercial.
“Los líderes empresariales son conscientes de que la inflación y el endurecimiento de la política monetaria seguirán afectando al desempeño de sus organizaciones en un contexto geopolítico complejo”, afirma Pablo Bernad, socio responsable de Mercados y de Consulting Corporates de KPMG en España. Aun así, los CEOs españoles se sienten preparados para lo que viene, y confían plenamente en el crecimiento a futuro de sus organizaciones. Así lo cree el 86% de los encuestados en el ‘Global CEO Outlook’.
El objetivo de las organizaciones es claro: seguir creciendo y hacerlo de manera sólida, a la vez que generan un impacto positivo en las comunidades en las que están presentes. A nivel país, este objetivo encuentra un desafío adicional: el aumento del tamaño medio de las pymes. Porque “además del efecto tractor que ejercen las empresas de mayor tamaño, las pymes necesitan apoyo de la administración, medidas concretas de financiación, apoyo a su digitalización, transformación o diversificación. Y es necesario impulsar el crecimiento de quienes representan una gran parte del tejido productivo español, atendiendo a las especificidades y sectores clave de cada región, para impulsar así la competitividad de la economía nacional”, apunta Francisco Gibert, socio responsable de Cataluña, Baleares y Andorra de KPMG en España.
Pero hablar de crecimiento es también hablar de valentía y de equilibrio: entre la agilidad y la flexibilidad para reaccionar a los cambios de un corto plazo cambiante y la capacidad de proyectar una visión estratégica a largo plazo. Así, según el citado informe, las tres estrategias más importantes para alcanzar los objetivos de crecimiento de la organización son el crecimiento orgánico (30% de los CEO en España), gestión de riesgos políticos (24%) y alianzas estratégicas con terceros (16%l).
Y es que, a pesar de la incertidumbre y de que los últimos meses han estado inundados por una extrema prudencia, el interés de los CEO españoles por abordar estrategias de crecimiento inorgánico, aunque algo más moderado si se compara con otros países del globo, se mantiene activo. “Aunque la disponibilidad de financiación y la estabilidad en los mercados son los requisitos que establecen los CEO españoles para priorizar el crecimiento inorgánico frente al orgánico, las operaciones de M&A siguen suponiendo un vehículo para avanzar en la transformación digital y sostenible, además de generar crecimiento y margen de beneficios frente a tendencias adversas”, recuerda Noelle Cajigas, socia responsable de Deal Advisory de KPMG en España y en EMA.
Pero sobre todo en un momento como el actual y ante lo que ya puede afirmarse es “un nuevo mercado”, “es necesario buscar palancas de creación valor y de transformación integral del negocio, más allá del apalancamiento y del arbitraje de múltiplos, y hacerlo en todas las fases de la operación. En 2024 habrá más liquidez, más procesos de fundraising y más inversiones”, señala Javier Rodríguez, s
a.Pero ‘crecer’ no es el único objetivo, también es crucial plantearse el ‘cómo’ crecemos. En la recién celebrada COP 28, la conferencia mundial por el clima en la que se dan cita cada año los líderes mundiales para seguir avanzando, en consenso, hacia un planeta más sostenible, se acordó, tras largos y complejos debates, “el principio del fin de los combustible fósiles”, además de triplicar la apuesta por las energías renovables y duplicar la eficiencia energética en el 2030. “Se trata de un hito en materia de clima que debe servir de revulsivo para las organizaciones, quienes deben seguir apostando por la sostenibilidad, los aspectos sociales y de gobernanza, y hacerlo desde una perspectiva 360 en sus compañías”, apunta Ramón Pueyo, socio responsable de Sostenibilidad y Buen Gobierno de KPMG en España.
Además de llevar a cabo esa transformación interna, por convicción, el impulso de las normas que exigen un reporte concreto, transparente y común en el entorno europeo será clave para el próximo año. Y es que en 2023 ha visto la luz el marco normativo para el reporting sobre sostenibilidad: el pasado 22 de diciembre se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea el reglamento delegado de los Estándares Europeos de Informes de Sostenibilidad (ESRS (1), por sus siglas en inglés) y las empresas incluidas en su alcance deberán impulsar sus reportes de sostenibilidad, pues se requerirá información a partir del período que comienza el 1 de enero de 2024. “Concretamente, las ESRS establecen requisitos de información detallados para las empresas en el ámbito de la directiva CSRD(2). Dos estándares transversales que proporcionan conceptos generales de informes y los requerimientos de la doble materialidad, otros 10 estándares específicos para los asuntos ambientales, sociales y de gobernanza. Los estándares requieren información cualitativa de calado y además un desglose con múltiples conjuntos de datos”, apunta Patricia Reverter, socia responsable de Assurance ESG de KPMG en España.
Pero esta no será la única novedad regulatoria de 2024. Porque mirar al nuevo año supone también dejar atrás un periodo de inestabilidad política. Y es que, tras la formación de Gobierno, se espera que la actividad regulatoria, sobre todo en materia laboral, se reactive y que sea prolífica, por lo que las compañías deben invertir en fortalecer sus equipos legales y fiscales para ayudar a asumir la regulación que está por llegar. “En los últimos años, la situación económica y la transformación digital y sostenible han incrementado significativamente la normativa que afecta a las empresas hasta convertirse en un elemento de incertidumbre en su actividad. Para mitigarla, los lideres empresariales deben poner el foco en las áreas legales y fiscales, sin duda, esenciales para fortalecer la competitividad de las organizaciones e impulsar nuevas oportunidades de crecimiento en clave digital y sostenible”. Alberto Estrelles, socio director de KPMG Abogados.
A principios de año y, precisamente, estrechamente relacionado con ese impulso a la digitalización del tejido empresarial, se espera el Real Decreto que desarrolle la Ley Crea y Crece, normativa que busca mejorar y agilizar el crecimiento empresarial así como reducir la morsidad, entre cuyas medidas se encuentra la obligatoriedad de facturación electrónica en operaciones entre empresarios y profesionales. Sin embargo, “esta obligación va más allá de la emisión y recepción de factura en un formato determinado, y supone la oportunidad para las compañías de transformar sus procesos, de tener una mejor visibilidad de su tesorería y un mayor control. Aunque, teniendo en cuenta el rol de la Agencia Tributaria en el sistema público de facturación electrónica, sería ingenuo pensar que su labor se limitará al control de la morosidad”, apunta Miguel Ferrández, socio del área de Tributación Indirecta de KPMG Abogados.
Otro de los asuntos que marcará la agenda fiscal de las compañías para el próximo ejercicio es el acuerdo alcanzado por los ministros de Economía y Finanzas de la UE sobre la reforma de la gobernanza económica. Se trata de una revisión que persigue establecer unas reglas fiscales más realistas que las anteriores, las cuales no respondieron enteramente a las necesidades del entorno durante la anterior crisis financiera. El texto continuará negociándose ahora con el Parlamento Europeo y podría cambiar en cuanto a forma, aunque, de ejecutarse tal y como se pactó en el Ecofin, España debería aplicar un ajuste extra de 5.700 millones de euros en 2025.
En este momento y entorno de continuo cambio y nuevas exigencias, los grupos de interés seguirán incrementando su búsqueda de confianza y de transparencia. Y las compañías deben trabajar en esta dirección, de manera decidida y con la tecnología como aliada.
Porque cada vez son mayores y más exigentes las peticiones de los distintos grupos de interés en torno a la información que reportan las organizaciones, y más estrictos los requerimientos normativos en este sentido, lo que hace dirigir la mirada (y nuestro juicio) a quiénes y cómo revisan esa información que se difunde. De hecho, “entre los aspectos que destacan los directivos que participaron en el sondeo ‘Perspectivas España 2023’, se encuentra la labor de revisión, poniendo foco en la necesidad de que un experto independiente evalúe la información relevante para el mercado más allá de la información financiera regulada y la de la ESG, como, por ejemplo, las medidas alternativas de rendimiento o los planes de inversión”, comenta David Hernanz, socio responsable de Auditoría de KPMG en España.
Para conseguir ese objetivo, el uso de los datos, hacer un análisis exhaustivo de los mismos, de manera independiente y con rigor, es absolutamente esencial el uso de tecnología y, concretamente, de inteligencia artificial. La analítica avanzada proporcionará grandes beneficios. Basada en la inteligencia artificial adaptable, el aprendizaje automático y otras tecnologías de automatización, la tecnología está cambiando la forma de llevar a cabo esta fase de la auditoría de cuentas: los lectores de documentos, por ejemplo, pueden escanear millones de partidas e identificar rápidamente posibles incoherencias. Del mismo modo, pueden efectuar referencias cruzadas en conjuntos de datos divergentes en función de parámetros predeterminados.
Sin duda, la inteligencia artificial y, concretamente, la generativa es una de las grandes evoluciones tecnológicas que van a marcar el paso tanto social y económico en los próximos años. Se trata de una Inteligencia Artificial “que utiliza modelos de aprendizaje automático para crear resultados completamente nuevos basados en un conjunto de entrenamiento. Y cuya novedad, “a diferencia de la naturaleza analítica estándar del resto de los sistemas de Inteligencia Artificial, reside en que permite que un algoritmo cree cosas nuevas desde el entrenamiento de los documentos que ha procesado”, Eva García San Luis, socia responsable de KPMG Lighthouse de KPMG en España.
Así, las oportunidades que ofrece para el negocio son numerosas. Pero ahora el reto reside en saber hacer un uso ético y responsable de ella. En este sentido, uno de los grandes hitos con los que se despide del año y que, sin duda, marcará los próximos, es el acuerdo provisional sobre la propuesta relativa a normas armonizadas en materia de inteligencia artificial (IA), el conocido “Reglamento de Inteligencia Artificial”. “Una norma pionera que no sólo establece los límites y las reglas de juego sobre las que se podrá adoptar esta tecnología, sino que también fomenta la innovación responsable a través de mecanismos como el sandbox regulatorio. Es la primera propuesta legislativa de tipo transversal en el mundo, operando como referente mundial para regular la IA en otras jurisdicciones, como ya lo hizo el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD)”, destaca Noemí Brito, socia en el área Mercantil. Responsable del área de Propiedad Intelectual y Nuevas Tecnologías de KPMG Abogados.
Y es que, la inteligencia artificial generativa, además de abrir un abanico infinito de posibilidades y ser la viva promesa de un mundo más eficiente y productivo, también ha traído consigo nuevos riesgos: un 68% de los CEO españoles encuestados en el ‘Global CEO Outlook’ destaca la seguridad y el cumplimento como principal riesgo relacionado a esta tecnología. Sin embargo, Javier Aznar, socio del área de Technology Risk, Consulting de KPMG en España subraya que la Inteligencia Artificial generativa no supone un riesgo de ciberseguridad en sí mismo, pero facilita los procesos que utiliza un potencial atacante para cerrar un vector de ataque, por lo que insiste en la importancia de implementar esta tecnología en entornos controlados y protegidos y evitando hacer uso de información sensible o confidencial, al menos, en un primero momento.
La exposición al riesgo es cada vez mayor y es por ello que la capacidad de antelación y de estar preparados, a la vez que la rapidez en la respuesta son determinantes en caso de sufrir una vulneración de la seguridad del negocio, especialmente en sectores tan relevantes para la economía como el financiero. “En el caso del sector bancario, en enero de 2024 el Banco Central Europeo (BCE) llevará a cabo una prueba de ciber resiliencia (CRST, por sus siglas en inglés) de los bancos bajo su perímetro de supervisión. Se trata de una prueba completamente nueva que combina una visión completa de los riesgos de las entidades con el prisma de IT y negocio intentando conectar diferentes reportes actuales de las entidades. Refleja el entorno creciente de amenazas y es muestra de la importancia que los supervisores están poniendo en la resiliencia operativa de las entidades”, asegura Juan de Dios Lechuga, socio responsable de Transformación y Tecnología de FS Consulting de KPMG en España, quien recuerda que, además, recientemente el Banco de España ha puesto en marcha una nueva regulación que prevé endurecer la supervisión de los proveedores de sistemas de pagos tras los últimos incidentes.
Pero la seguridad y la ética no son los únicos aspectos en los que deberán hacer énfasis las compañías ante los nuevos desarrollos tecnológicos. Sin ir más lejos, la inteligencia artificial generativa ha avivado un debate en torno a las personas, al talento, abriendo nuevos interrogantes. Las compañías llevan años acuciando un gap de talento: no están encontrando profesionales con la formación y habilidades necesarias como para manejar y potenciar el uso de una tecnología que no deja de avanzar y de superarse. Y, en paralelo, el Informe sobre el Futuro del Empleo 2023 del Foro Económico Mundial apunta a que los empresarios prevén la creación de 69 millones de nuevos puestos de trabajo y la supresión de 83 millones.
Así, se pone de manifiesto que las personas y su talento son esenciales para hacer realidad las transformaciones que atraviesan las compañías. Pero, a su vez, que es necesario cerrar el gap entre las necesidades de las organizaciones y el mundo educativo. Y, en este sentido, el trabajo colaborativo o la formación continua por parte de las organizaciones cobran especial relevancia. “Solo apostando por las personas, por su desarrollo y crecimiento seremos capaces como compañías y como sociedad de avanzar hacia un mundo más resiliente y competitivo. Y aquí cobra especial protagonismo contar con una propuesta de valor al empleado adaptada a sus demandas y especificidades, pues la manera en la que se entiende el trabajo, sobre todo por parte de las generaciones más jóvenes, no va a dejar de cambiar”, asegura Cristina Hebrero, socia responsable de People & Change de KPMG en España.
Con la premisa de la colaboración, es necesario seguir apostando por los fondos europeos. Un reciente informe de Funcas ponía de manifiesto que el grado de ejecución todavía no ha alcanzado el 50%. Por ello, “urge seguir trabajando para ejecutar la totalidad: la cuenta atrás ya ha comenzado y agosto de 2026 es la fecha tope. Estos fondos deben llegar a la economía real porque tienen la capacidad de marcar un punto de inflexión en la economía española, en nuestra competitividad como país, en el crecimiento y digitalización de nuestras pymes.
En definitiva, el propósito, meta y objetivo que subyace a todos los demás es el de trabajar juntos, sumar esfuerzos e ir de la mano, sobre la base del entendimiento, para superar los obstáculos que seguro también traerá consigo el nuevo año, pero, sobre todo, para buscar (y encontrar) las oportunidades que nos hagan seguir creciendo y mejorando, como organizaciones, pero también somo sociedad y como personas.
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