La palabra ‘transformación’ lleva tiempo protagonizando los planes estratégicos de las compañías. Sobre todo, en los últimos años, en los que los continuos cambios del entorno hacen del avance en las últimas tendencias una cuestión que va más allá de la competitividad, sino de la propia supervivencia de las compañías. Aprovechar la oportunidad se torna un objetivo ineludible, que además esperan todos los grupos de interés, desde los consumidores a los propios empleados. Y las principales transformaciones que están moviendo el mundo son la digital y la sostenible.
Así lo reflejan los datos. Según el informe ‘Perspectivas España 2024’, elaborado por KPMG en colaboración con CEOE, la transformación digital es la prioridad estratégica más común para el 80% de los empresarios y directivos encuestados, 11 puntos porcentuales por encima del resultado del año anterior. Y los asuntos ESG mantienen su posición en las agendas corporativas: un 37% de los encuestados los sitúa entre sus prioridades de inversión (mismo porcentaje que en 2023). Pero ¿quién está liderando ambas transformaciones?
Dentro de ambas transformaciones hay referentes femeninos que están liderando el camino hacia nuevos paradigmas en ambos ámbitos, que es importante conocer y reconocer. Y precisamente generar un espacio en el que se les diera voz, además de conocer las novedades de ambas tendencias de la mano de su experiencia y conocimiento, fue el objetivo del evento ‘Mujeres en un mundo en transformación’, celebrado con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Poniendo el foco en la primera de ellas, en la transformación digital que llevan persiguiendo las organizaciones y que se ha convertido en una carrera de fondo crucial para todo el tejido empresarial, ha cobrado especial relevancia la llegada de la inteligencia artificial generativa. Sobre ella se pronunció Eva García San Luis, socia responsable de KPMG Lighthouse, al apuntar la cantidad de dudas y preocupación que está suscitando esta tecnología, al mismo tiempo que está abriendo posibilidades no consideradas hasta el momento.
Precisamente sobre sus riesgos, pero también sus oportunidades, habló Natalia Mayoral Figueroa, Chief Data Officer de Naturgy, quien destacó como beneficios de la IA la eficiencia, la eficacia, la capacidad de abordar tareas que hasta ahora resultaban inabarcables para el ser humano o la mayor creatividad: “Creo que es más creativo el que pide que el que da, porque te obligas a perfilar muy bien la pregunta”, apuntó la CDO de Naturgy, quién también quiso enumerar alguno de sus riesgos. Los clasificó en aquellos asociados a las personas, como la vulneración de derechos fundamentales; a las empresas, como no ser capaces de implementar una IA responsable dentro de un marco jurídico y legal; a la sociedad, por su impacto en el empleo y el cambio en el modelo laboral; al medioambiente, por el gran consumo de energía que conlleva y, por último, el riesgo en torno al modelo de relación social y conductual.
Quizás a causa de estos riesgos el ritmo de adopción de esta tecnología por parte de las empresas españolas está siendo más lento en comparación con el global. A este respecto, preguntó Eva García San Luis a las participantes: “Mientras que, a escala global, el 15% de los encuestados en un estudio llevado a cabo por KPMG avanza de forma proactiva en la aplicación de sus estrategias de IA, en España ese porcentaje se reduce al 8%. ¿Por qué? ¿Qué está frenando su adopción a nivel local?”
Para Susana Naranjo, Global CIO de Santander Consumer Finance, las compañías están más familiarizadas con el uso de la IA ‘tradicional’ que con la IA generativa, que exige asegurar un uso responsable de la misma, la seguridad de los datos y transparencia de los algoritmos. Se trata, por tanto, de un proceso más lento y complejo. Es por ello que introdujo el concepto de ‘inteligencia artificial explicativa (EX AI): “Estamos hablando de la primera tecnología que es capaz de crear cosas nuevas a partir del procesamiento de datos, por lo que estos sistemas de inteligencia artificial deberían ir acompañados de la explicación acerca de con qué datos y cálculos se ha llegado al resultado final. Así aceleraremos el uso y, por tanto, la confianza depositada en estos sistemas”, sostuvo Susana Naranjo.
En paralelo a este proceso de adopción de la IA generativa, también avanza la normativa, tal y como apuntó Eva García San Luis. Recientemente el Parlamento Europeo aprobaba el texto consensuado el pasado mes de diciembre por los 27 estados miembro de la UE, avanzando así en el Reglamento de IA. Este se convertirá en la primera regulación de tipo transversal en materia de inteligencia artificial del mundo. Pero, ¿está ayudando la regulación a incrementar la seguridad y la confianza en esta tecnología?
Para Natalia Mayoral (Naturgy), sí lo está haciendo, puesto que la regulación pretende garantizar una IA segura, ética y confiable para las personas y, por extensión, “aportará a las empresas seguridad jurídica y, además de competencia, pues la regulación aplicará no solo para las empresas que operan en la UE sino para empresas de fuera que quieran operar aquí”. Coincidió con ella Marta Bilbao, directora de Innovación, Datos y Transformación Digital de Madrid Digital, quien aportó la perspectiva del sector público: “sobre todo en el ámbito público, hemos trabajado mucho la seguridad de los datos con los que trabajamos. Sobre todo, los fines. Es decir: asegurarnos que cumplimos con el RGPD y que lo finalidad para la que se nos ha autorizado el uso de datos es la que estamos implementando”. Y añadió que son conscientes de la importancia de definir una gobernanza para seguir avanzando en ese camino sobre la seguridad y la confiabilidad.
Uno de los casos de uso en los que más se está apostando, en el público y en otros sectores, es aplicar esta tecnología para optimizar el trabajo de los profesionales. Liberarles de tareas que puedan ser más repetitivas para que puedan dedicarse a aquellas que aporten más valor. Es el gran cambio que promete provocar la IA generativa en la fuerza laboral. Julia Díaz, Head of Data Science de Repsol, quien lleva 30 años trabajando con inteligencia artificial, quiso añadir a este respecto que la labor de supervisión de los profesionales será crucial e indispensable: “hay un criterio que no se debe perder, y es que esta tecnología, en ningún caso viene para sustituir el trabajo del ser humano, porque este siempre deberá tomar la decisión final y determinar lo que es válido y lo que no”, subrayó.
También es el ser humano quien debe impulsar otra de las grandes transformaciones de nuestro tiempo, la sostenible. Y deberá hacerlo desde la convicción de que es el camino a seguir, pero también motivado por la obligación, pues la norma es cada vez más estricta en este ámbito. Jerusalem Hernández, socia responsable de Sostenibilidad y Buen Gobierno de KPMG en España hizo un repaso por algunos de los hitos en materia sostenible de los últimos años y cómo han impactado la vida y los negocios. “En la última década se han dado grandes pasos hacia adelante para avanzar hacia un futuro más sostenible. Los desafíos y retos del futuro, ambientales y sociales, llevaron a importantes alianzas globales, a nuevos requerimientos de información sobre la sostenibilidad que permitieran medir los progresos, y a una manera más amplia de analizar los riesgos de las inversiones que incluyera también aspectos de sostenibilidad”, comentó.
Sin embargo, los acontecimientos más recientes a nivel global han alterado la evolución de los asuntos ESG, sobre todo, en el corto plazo. Así lo muestra el informe ‘Global Risk Report’ que cada año publica el Foro Económico Mundial. En su última edición, para los dos próximos años, la información errónea o la desinformación, la polarización social, la ciber inseguridad o los conflictos armados entre estados ocupan el top 5 de los principales riesgos a nivel mundial. Mientras que, de cara a los próximos 10 años, los claros protagonistas del mapa de riesgos son los relacionados con el clima: las catástrofes medioambientales, los ecosistemas naturales o la escasez de recursos naturales, entre otros.
Sobre este cambio en las prioridades y preocupaciones en el futuro más inmediato habló Isabel Tocino, vicepresidenta y consejera de Santander España y exministra de Medio Ambiente: “el mundo ha cambiado y la sostenibilidad no ha sido ajena a esa transformación. Ahora podemos decir que hemos pasado de un dogmatismo, en el que había que hacerlo todo para antes de ayer, a un negacionismo en materia de sostenibilidad. Después de una pandemia, del estallido de varios conflictos armados, con las consecuencias económicas que ha tenido todo ello, ¿cómo queremos que todo siga el mismo ritmo?” se preguntó Isabel Tocino.
Por su parte, Paloma Martín, vicepresidenta de la Comisión de Transición Ecológica del Senado, subrayó que la Unión Europea es ejemplo de éxito en lo que a reducción de emisiones y contribución al cambio climático se refiere. “Desde hace más de 15 años, la contribución a los asuntos ESG ha dejado de ser una cuestión de marketing. Nos hemos involucrado empresas, instituciones, administraciones y la sociedad civil. Pero ahora tenemos un reto doble: intentar que los pensamientos radicales no impidan el progreso y que ningún ciudadano se quede atrás en este camino”.
Otro de los impulsores hacia la consecución de los objetivos climáticos y hacia la mayor contribución al desarrollo sostenible de todos los agentes económicos es la normativa ambiental y la obligación de reporte de la actividad. Sobre ella habló Cristina Rivero, directora del departamento de Industria, Energía, Medio Ambiente y Clima de CEOE: “Hoy tenemos más de 400 obligaciones de notificaciones de datos ambientales y lo que se ha denominado un ‘tsunami0 regulatorio en materia ambiental. Y el ritmo al que avanzamos sigue aumentando. Pero es precisamente este ritmo el que nos puede estar llevando a este descrédito. Hay un desfase entre los objetivos que estamos asumiendo y el ritmo al que son requeridos porque no disponemos aun de todas las herramientas necesarias para hacer frente a esta carrera”, señaló.
Sin embargo, es todavía un reto mayor para las medianas y pequeñas empresas, que no tienen los recursos ni los medios de las grandes corporaciones, tal y como apuntó Eva Pagán, CSO de Redeia: “Con la directiva de sostenibilidad, más conocida como CSRD, tenemos que reportar 1.000 datos que están disgregados en más de un departamento, por lo que más de 120 departamentos van a tener que reportar. Si esto es un reto para nosotros, para el resto de empresas con menor tamaño y recursos, lo es mucho más”.
En cualquier caso, la sostenibilidad no es una moda pasajera, sino que debe concebirse como una forma de vida, por lo que las empresas deberán tomar las medidas necesarias para adaptarse y alcanzar velocidad de crucero en la adaptación al reporting de sostenibilidad, algo que en el caso del reporting de información financiera costó décadas consolidar.
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