Excelencia, calidad, creatividad, cultura y pasión. Estas son las señas de identidad de la artesanía, que, como su nombre indica, se refiere al trabajo de un maestro artesano, realizado total o mayoritariamente con las manos. Algo que, en el tiempo de la tecnología, ha adquirido un nuevo significado, haciendo resurgir la necesidad de preservar aquello que nos hace únicos como país. Pero ¿qué cabida tienen estos oficios artesanos en la economía de la súper producción? ¿Por qué ayudan a construir la marca país? Y, ¿se está haciendo lo suficiente para preservarlos y asegurar su sostenibilidad económica?
Estas cuestiones se plantearon en ‘La artesanía en España: seña de identidad de la alta gama’, informe realizado por KPMG en colaboración con Circulo Fortuny y cuyas respuestas, y su evolución, se analizaron con motivo de la tercera edición de los Premios Maestro Artesano celebrados el pasado 9 de mayo. Así, con relación a su impacto económico, las actividades artesanales generaron, de forma conjunta, un valor añadido bruto de 6.629 millones de euros en 2022 en España, lo que supone un crecimiento del 8,7% respecto a la situación previa a la pandemia.
Esto es algo de lo que “sentirnos orgullosos como país”, aseguró Enrique Porta, socio responsable de Consumo y Retail de KPMG en España, ya que “España posee un legado artesanal muy rico y diverso que cubre prácticamente todo el territorio nacional, pues no hay comunidad autónoma o ciudad en la que la artesanía no esté presente”, añadió.
Sin embargo, y a pesar de este crecimiento, “la capacidad de impacto y contribución de la artesanía sobre el total de la riqueza nacional y sobre el total de la industria manufacturera se ha ido degradando, lo que muestra que sigue siendo una actividad vulnerable”, apuntó Enrique Porta.
Así, según el citado informe, aunque el sector mantiene una amplia base de profesionales y empresas, con más de 200.000 empleos directos y más de 63.000 empresas censadas, ambos parámetros muestran una tendencia decreciente en los últimos años. Prueba de ello es que su recuperación tras la pandemia ha sido menos intensa que la de otros sectores, lo que se traduce en un ligero empeoramiento de la contribución de la artesanía al VAB nacional (de 0,54% en 2019 a 0,49% en 2022) y al VAB de la industria manufacturera (del 4,80% al 4,55%).
Esta situación de vulnerabilidad amenaza la capacidad de los oficios artesanos de aportar valor a las marcas de alta gama, un mercado que muestra una gran resiliencia y que sigue creciendo a nivel mundial pese a las múltiples crisis y que cada vez más utiliza la artesanía como fuente de inspiración y diferenciación. Es por ello que “proteger estos oficios y dotarles de las herramientas necesarias para que sigan desarrollándose y contribuyendo a la industria de alta gama, ya sea como talleres de las principales compañías internacionales o evolucionando del taller a la marca, es una misión importante y que nos debemos poner todos como tarea”, insistió Enrique Porta.
Una tarea que debe abordarse con una estrategia y un objetivo común. Es así como hace dos años, en el mencionado informe, “se dibujaron las líneas a seguir, identificando seis palancas clave para y detallando una serie de recomendaciones sobre qué hacer para seguir apoyando e impulsando una industria que es seña de identidad y reconocimiento a nivel país”, señaló Enrique Porta.
En este tiempo, se han detectado importantes avances en algunas de estas palancas, entre las que destacan: la creciente exposición pública que están teniendo algunas actividades artesanales (a través de eventos nacionales de reconocimiento de buenas prácticas y otros actos de prestigio internacional, colaboraciones con celebridades, etc.), las nuevas herramientas y entornos digitales de interacción con el consumidor, la mayor importancia de la sostenibilidad, la circularidad y la transparencia o el crecimiento del turismo de alto valor.
No obstante, “sigue siendo evidente la necesidad de profundizar en una mayor cohesión, en la colaboración público-privada y en el compromiso con la formación para garantizar el relevo generacional en el sector. Esto se podría conseguir favoreciendo la creación de “ecosistemas” y “hubs” especializados que fomenten, coordinen y pongan en valor las fortalezas de la Alta Artesanía española”, añadió Enrique Porta.
Todas estas iniciativas están, además, alineadas con la propuesta de World Crafts Council Europe, proyecto que nació con el objetivo de mejorar y fortalecer a todo el sector artesanal de la UE. A ello se une que la alta artesanía española se puede beneficiar de la entrada en vigor del nuevo reglamento de la Unión Europea sobre Indicaciones Geográficas de productos artesanales, que permitirá destacar el valor, la autenticidad y la calidad de sus productos.
Por todo esto, “es el momento de seguir apoyando y potenciando el “hecho a mano en España”, no solo como la única forma de proteger nuestro patrimonio artístico y cultural, y de seguir enriqueciendo nuestra identidad, historia y tradición; sino para participar activamente de un mercado mundial de alta gama y valor, que asegure su sostenibilidad económica a largo plazo y despierte el interés del talento por iniciar, desarrollar y transmitir su oficio de generación en generación con el reconocimiento social nacional e internacional que merece”, concluyó Enrique Porta.
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