La transición energética se ha convertido en una necesidad y una gran oportunidad al mismo tiempo. Dentro del mercado existen diferentes alternativas de inversión, energías más tradicionales como la solar, y también algunas tecnologías que están todavía por desarrollar, que presentan mayores riesgos, pero también posibilidades de retorno más elevadas. DealMakers Talk, el encuentro organizado por KPMG y El Confidencial, continuaba con este debate que ponía sobre la mesa las diferentes estrategias de inversión y financiación de los fondos y grandes corporates del sector.
La economía se encuentra en pleno proceso de descarbonización total, lo que supone una enorme oportunidad de inversión a todos los niveles. Manuel Santillana, socio responsable de M&A del sector de Energía de KPMG en España, explicó los antecedentes: “hace 20 años la política energética española respondía a la preocupación de que no pudiéramos atender la demanda por falta de potencia instalada y riesgo en la seguridad de suministro al no tener materias primas autóctonas para la generación eléctrica. En aquel momento, la decisión fue hacer crecer la capacidad de generación, pero mediante energías limpias. Hubo unos años con grandes incentivos para las energías renovables debido a su menos competitividad frente a fuentes convencionales, pero, en la actualidad, ya son competitivas Respecto a modelos de inversión por parte de las compañías, no hay una estrategia única, sino una manera de enfocar las oportunidades de inversión que hay en el sector desde distintos puntos de vista”.
En el caso de EDPR, que fueron bastante pioneros en apostar por la transición energética, su filial de renovables representa hoy el 90% del crecimiento del grupo y van a abandonar el carbón en 2025. Raquel Pérez, global head of Investments and M&A de EDP Renovables, explicó que el grupo está creciendo en energía eólica, solar, terrestre, marina y fotovoltaica: “empezamos siendo una empresa eólica, pero ahora el 60% en lo que crecemos es en energía solar. Del 2021 al 2023 hemos rotado €1700M al año y generado €470M de beneficio con estas rotaciones. Vendemos activos para financiar nuestra inversión, lo que nos permite crecer más rápido. Siempre hacemos financiación corporativa porque resulta más atractiva, barata y con más flexibilidad, lo que te permite jugar con los tiempos de mercado de forma más eficiente que si cierras una financiación de proyecto”.
Por su parte, Repsol ha sido capaz de evolucionar y dar la vuelta a la compañía, convirtiéndose en la primera corporación en ponerse el objetivo de 0 emisiones en 2050. Antonio de la Torre, director de Estrategia y Optimización de Repsol, aseguraba que “la responsabilidad de una compañía energética tiene que ver con satisfacer las necesidades, anticiparlas y prepararse para poder cubrirlas en el futuro. Los ciudadanos quieren una energía más sostenible, descarbonizada, segura, más digital y a mejor precio”. Con estas premisas, Repsol se plantea la necesidad de evolucionar, para lo que tiene un programa de inversiones de entre €16.000M y €19.000M en 4 años.
Para acometerlo, han dado entrada a dos socios de distinto perfil financiero: un private equity, EIG, para optimizar y reorientar el negocio; y a la aseguradora Credit Agricole Assurances y EIP, para hacerlo crecer. Necesitamos financiación arriba, abajo y también en los proyectos”.
En la actualidad, la mayor parte de la inversión se la está llevando la energía solar, un mercado que tiene tanto éxito porque “entre un año bueno y un año malo, el porcentaje de error en cuanto a las producciones estimadas es bajísimo, entre un 5% y un 7%”, en palabras de Lluis Noguera, director global de Desarrollo de Brookfield y CEO de X-Elio. De forma tradicional, se realizaban contratos a 20 años, lo que hizo que el mercado fuera especialmente atractivo y llegara mucho capital y que los retornos bajaran poco a poco porque el riesgo también era muy bajo. “Brookfield gestiona €850.000M de activos, y las energías renovables son el sector que crece más porque vemos que la demanda de este tipo de activos aumenta. No obstante, buscamos un coste de capital más alto, así que nos hemos especializado en desarrollo: sacar proyectos, empezar la construcción y estructurarlos es complicado, pero luego la demanda es enorme”.
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El interés de los sponsors y empresas por la transformación energética es máximo. De la misma manera, las entidades financieras, fondos institucionales y fondos de deuda tienen un gran apetito por el sector y las estructuras varían en función del nivel de madurez de las diferentes tecnologías y sus modelos de negocio. Ovidio Turrado, socio de KPMG Funding y responsable del sector de Infraestructuras de KPMG en España, considera que, “en energías renovables tradicionales como eólica o fotovoltaica, las condiciones de financiación están testadas y esto permite tener una visión clara de la estructura de capital que se puede implementar, si bien es cierto que en los últimos meses, la evolución de los precios del pool en España y la revisión de las estimaciones de mercado ha añadido un toque de prudencia en cuanto a estructuras de financiación full merchant. El panorama es totalmente diferente en las energías más incipientes, cuyo objetivo es conseguir modelos bancables que permitan escalar los modelos: en definitiva, que la tecnología esté testada y haya un modelo de ingresos con visibilidad a largo plazo”.
Un claro ejemplo de ello es el almacenamiento, que despierta el apetito por parte de los sponsors y el interés de los financiadores, pero todavía cuenta con algunas incertidumbres regulatorias. En este sentido, “estamos trabajando en estructuras que permitan financiar estos proyectos bajo el marco de la regulación actual”, apuntaba Ovidio Turrado. Otras tecnologías, como el hidrógeno, van aún por detrás, y es necesario tener más visibilidad sobre los modelos de ingresos a largo plazo y que se equilibre el precio de venta frente a los costes de producción.
Al final la clave es la relación riesgo retorno. En upstream, los apalancamientos son bajos porque los riesgos son más altos y la expectativa de retorno también. Para Lluis Noguera, dado que el riesgo es distinto, tampoco se pueden utilizar las estructuras de financiación que se llevan a cabo en energía solar. “Metemos más equity con estructuras más conservadoras para mitigar ese riesgo”, añadió Lluis Noguera.
La transición energética es la mayor oportunidad de inversión que existe en la actualidad. Noelle Cajigas, socia responsable de Deal Advisory en España y en EMA de KPMG, ponía fin a la jornada con sus últimas conclusiones sobre la inversión en el sector energético: “hemos podido ver ejemplos de que esta transición ya no es una promesa, sino una realidad”. Para EDPR, la rotación de activos ha pasado a ser un aspecto permanente en la compañía porque necesita reciclar el balance para no perder todas las oportunidades que se le presentan. Y es que “hay mucha liquidez disponible, eso sí, no todos los activos tienen el mismo perfil de riesgo y la estructura de capital debe reflejar ese perfil. Eso nos obliga, por una parte, a que la tecnología madure, y por otra, a la necesidad de explicar bien al mundo financiero el riesgo de cada activo para que podamos encontrar la estructura de capital adecuada y que el desarrollo de esas tecnologías no se frene. Hay instrumentos y financiadores de todo tipo y es cuestión de casar la oferta con la demanda”.
Aunque el rumbo a seguir está claro, Noelle Cajigas también hizo hincapié en que este año ha habido un gran dilema: “la transición energética es la mayor oportunidad que tenemos en nuestras manos, pero, sin embargo, el precio de los activos está bajísimo. Además, no estamos solo ante una gran oportunidad, sino que se trata de una cuestión de responsabilidad porque la sociedad demanda el cambio”.
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