Si hace un año el endurecimiento de la política monetaria marcaba el escenario en el que operaban los bancos europeos, hoy el BCE y la Reserva Federal consolidan la tendencia de bajada de tipos de interés a raíz de un descenso en la inflación que ya se sitúa por debajo del ansiado 2%. Un entorno algo más favorable que se contrapone a un contexto geopolítico que se ha recrudecido: los conflictos en Ucrania y Gaza se prolongan, intensificando el mapa de riesgos al que se enfrentan la economía y sociedad europeas.
Así, en un entorno que no deja de ser complejo, Europa debe plantearse abordar grandes retos estructurales y avanzar hacia una mayor competitividad y resiliencia. El conocido como ‘informe Draghi’ así lo diagnostica: Europa crece a un ritmo más lento que sus competidores y tiene ante sí grandes retos que pueden lastrar su crecimiento futuro. Y, en esa tarea, el sistema bancario “seguirá formando parte de la solución”, como ya lo hiciera en la última gran crisis.
Esa fue la conclusión común y el mensaje unánime que se lanzó en el XV Encuentro Financiero, organizado por Expansión y KPMG, que congregó a los consejeros delegados de los principales bancos españoles. Y es que la salud de la banca española es evidente: ha registrado récord histórico de beneficios y muchas de las entidades “acumulan llamativas subidas en bolsa en lo que va de año, entre el 20% y el 76%”, según destacó Ana I. Pereda, directora de Expansión.
Juanjo Cano, presidente de KPMG en España, ahondó en esta afirmación: “Nos encontramos ante un sector financiero sólido, que apoya el propio crecimiento de la economía española”. Concretamente, España crece a un ritmo del 2,8%, según la OCDE, convirtiéndose en el motor de la eurozona, que apenas llegará al 0,7%.
Este buen rumbo de la economía se traslada también al tejido empresarial. En España, ocho de cada diez CEO confían en la buena evolución de la economía española en los próximos tres años. Y un 76%, en el crecimiento de sus empresas. Son datos del 2024 KPMG CEO Outlook, que, por otro lado, invitan a la cautela en el largo plazo, pues el 88% de los líderes empresariales españoles siente una mayor presión a la hora de garantizar la prosperidad de sus organizaciones en el largo plazo, también señalados por el presidente de KPMG.
Precisamente sobre cómo afrontar el largo plazo habló el presidente de la EBA (la Autoridad Bancaria Europea), José Manuel Campa, quien también trajo a colación el informe Draghi y citó textualmente que, “para digitalizar y descarbonizar la economía y aumentar nuestra capacidad de defensa, Europa debe aumentar su inversión en torno a los 5 puntos porcentuales del PIB”. Para ilustrar la magnitud de esta inversión, el presidente de la EBA recordó que las inversiones adicionales que el Plan Marshal trajo a Europa en 1948 y 1951 ascendieron al 1,2% del PIB.
Así, para cumplir con esa necesidad, Europa deberá coordinar “todos sus esfuerzos”, impulsando la colaboración público-privada, añadió José Manuel Campa, y “los bancos tendrán un papel fundamental, tanto en funciones de asesoramiento como en financiación directa”. El presidente de la EBA celebró en este sentido algunas de las lecciones aprendidas en los últimos años, que han hecho que la banca esté hoy más preparada para cumplir con éxito esta misión: “La gobernanza y la gestión de riesgos de los bancos ha mejorado, y los reguladores y los supervisores, con su actividad más intrusiva, han ayudado a mantener un sistema financiero más resiliente”. Ejemplo de ello es el cumplimiento del décimo aniversario del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), con el que el BCE ha realizado una media de casi 5.200 acciones supervisoras al año (entre las que se incluyen unas 150 inspecciones), y ha identificado un total de 62.000 debilidades (findings) desde su creación.
Por su parte, Francisco Uría, director global de Banca y Mercados Capitales y socio responsable del sector Financiero de KPMG en España, aunque destacó “la inmejorable posición en la que se encuentra el sector financiero para ayudar”, no quiso olvidar algunas tareas pendientes a las que se debe dar cumplimiento:
Sobre su fortaleza y su posición para aportar en la consecución de los grandes objetivos europeos también se pronunciaron los consejeros delegados de los principales bancos españoles. Centrados en la transformación digital de sus entidades para dar el mejor servicio a sus clientes y pendientes de la evolución de la OPA lanzada por el BBVA al Banco Sabadell, se preparan también para un estrechamiento en sus márgenes derivado de la bajada de la inflación.
A la pregunta de si la bajada de tipos de interés afectará más a CaixaBank que al resto de entidades, ya que, en esta entidad hay un porcentaje de ellas que se revisan cada seis meses, su CEO, Gonzalo Gortázar, respondió que, por ese factor, sí se verá un efecto anticipado, aunque “nosotros, como el resto de entidades, tenemos otras actividades con las que compensar la depreciación de nuestras hipotecas”. Entre ellos, destacó que “van a bajar los tipos del activo más que los del pasivo y se estrechará la clientela, por lo que habrá que ‘jugar’ con el mix. A eso hay que sumarle un crecimiento del crédito al consumo del 6% y la pujanza de la actividad económica, unida a unas mayores ganas de gastar fruto de una mayor tasa de ahorro, que se sitúa hoy en el 14% frente al 7% registrado tras la pandemia”.
De ahí que el optimismo sea generalizado en el sector. “Soy muy optimista”, aseguró Gloria Ortiz, consejera delegada de Bankinter, quien añadió que “la bajada de tipos, aunque nos va a obligar a estrechar los márgenes, tiene la ventaja de que dinamiza el apetito inversor”. También desde el Banco Santander esperan mejorar cifras: “Estamos cambiando la forma de operar en el banco con respecto a nuestros clientes, pasando de una banca de producto a una centrada en el cliente. Y, a partir de ahí, estamos cambiando la estructura también para poder hacer frente a este tipo de situaciones, con una simplificación importante de lo que venimos y el objetivo último de que el cliente haga todo con nosotros, no de tener la hipoteca más barata del mercado”, aseguró Héctor Grisi, CEO de Banco Santander.
Mirar al futuro también es ser consciente de que la digitalización es algo que debe acompañar todo progreso. Y, en ese avance, la inteligencia artificial tiene un peso importante, sobre todo, en un sector que ha sido siempre pionero en la integración de la tecnología para ofrecer un mejor y más personalizado servicio a sus clientes. Así lo recordó Alejandra Kindelán, presidenta de la AEB (Asociación Española de Banca): “Con una media del 70% de clientes que utilizan el móvil como principal canal de interacción con su entidad y el 60% de las ventas realizadas en canales digitales, el objetivo es que el cliente pueda elegir de qué manera y a través de qué canal quiere interactuar con su banco”.
El presidente de AMEX, Juan Ortí, incidió en el concepto de omnicanalidad y la opcionalidad, en este caso, aplicado al mundo de los pagos. “Las nuevas formas de pago están arrasando en el mercado. Pero hay personas que buscan y priorizan la inmediatez, mientras que hay otras que prefieren que le aporten valor, por ello debemos innovar, pero salvaguardando la libre competencia y la opcionalidad para el cliente”, afirmó.
Precisamente es el peso y la demanda de los propios clientes de las entidades las que han impulsado en Kutxabank se haya duplicado la inversión en tecnología en este ejercicio, en comparación con el anterior. Así lo contó Eduardo Ruiz, CEO del banco. Una de sus apuestas tecnológicas está siendo la inteligencia artificial, como en la mayoría de las entidades. Y, en este sentido, contar con un adecuado marco de gobierno es fundamental, sobre todo, en un sector en el que se tratan y gestionan los datos y finanzas personales. Es por ello que Victor Iglesias, CEO de Ibercaja, apunta que esta tecnología, como cualquier otra, debe ayudar a afianzar la relación de confianza. Y, para ello, desde el banco han optado por aliarse con expertos en la materia.
En cuanto a lo que se refiere a inteligencia artificial generativa, Francisco Botas, CEO de Abanca, arrojó algunos datos sobre la aplicación en su identidad. “Tenemos implantados 20 modelos de uso a lo largo de toda la cadena de valor, es decir, afecta a la gestión del conocimiento, a los procesos, la generación de código y también a modelos que aportan valor añadido. Concretamente, aproximadamente el 60% del equipo hoy en día usa IA generativa”. Y es que proporcionar la formación necesaria a los profesionales que tienen que usar esta tecnología es crucial, porque son ellos los que hacen posible que esta tecnología suponga una verdadera mejora tanto internamente como de cara al cliente. Lo subrayó José Luis Acea, CEO de Banca March: “la tecnología debe ser un medio y no un fin en sí mismo”.
En una jornada dedicada al sector financiero, no podía obviarse la OPA que lanzó hace unos meses el BBVA al Sabadell, y sobre la que cuyos consejeros delegados se pronunciaron al respecto. Por su parte Onur Genç, CEO de BBVA, defendió que se trata de “una operación de libro” que se inspira en el precedente de CaixaBank y Bankia. Y argumentó que una de las principales razones que la ha motivado es el crecimiento exponencial del canal digital, que requiere grandes volúmenes de inversión y una masa mayor de clientes para poder reducir costes. “Solo en España hemos invertido 1.000 millones de euros en tecnología”, especificó.
En contraposición, César González-Bueno, CEO del Banco Sabadell, se refirió al BBVA como “la parte oferente, no la compradora”, ya que, por un lado, la operación aún está en trámites de aprobación, lo único que ha habido es una calificación de no objeción por parte del BCE. Y, por otro, “faltan tres cosas imprescindibles para que una operación de estas características se lleve a cabo: el precio, porque no lo hay; las operaciones amistosas son las que suelen ir bien porque el proceso ya es complejo de por sí. Y, por último, la gran volatilidad del BBVA por operar en mercados emergentes, que dificulta la operación”.
Uno de los temas principales en el mismo encuentro del año pasado fue el recién implementado impuesto a la banca. Un impuesto que, un año después, podría verse prorrogado y, ante lo cual, desde CaixaBank pidieron que, en caso de efectuarse esa prórroga, “que de verdad haya un debate sereno sobre lo que se está grabando. Porque todavía la rentabilidad de la banca es peor que la de las de las empresas del IBEX: estamos en el 12/13%, mientras que las empresas de IBEX alcanzan el 16%. Y, por su parte, desde el Banco Santander, defendieron que este impuesto es discriminatorio, pues se grava las ventas, no los beneficios.
En definitiva, el sector financiero afronta el futuro con mayor resiliencia y con buena salud para seguir siendo parte de la solución y aportar en la consecución de los retos a los que se enfrenta Europa.
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