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Ella quería ser actriz. En sus propias palabras, quería “ser libre y artista”. Y, aunque no lo ha sido encima de un escenario, tampoco lo echa de menos. Porque ha conseguido diseñar y llevar a cabo su propia visión en una gran empresa familiar. Patricia Riberas, actual directora de Excelencia Operacional de Gestamp y presidenta de Fórum Familiar (IEF). Pero ¿quién hay detrás del apellido? ¿Cuándo decidió que quería formar parte del proyecto familiar? ¿Hacia dónde quiere llevar a la compañía? ¿Qué supone ser un líder joven? Y, sobre todo, ¿qué quiere Patricia Riberas para Gestamp y qué quiere para ella misma?
Sobre todas estas cuestiones habló en el primer episodio del podcast ‘Los que dejarán huella’, un proyecto de KPMG junto a Fórum Familiar que nace del deseo de mirar al futuro de las empresas familiares de nuestro país a través de la generación más joven. Indagando en sus valores y su trayectoria, pero también en su visión y su personalidad y en cómo trasladarán todo ello a su proyecto.
En el caso de Patricia Riberas, la curiosidad ha sido siempre su seña de identidad. Estudió desde pequeña en un colegio británico en Madrid, pero sentía que le faltaba algo, ella quería sumergirse en la vida y la cultura anglosajona. Y, con tan solo 17 años decidió irse sola a estudiar la carrera a Estados Unidos. “Nadie de mi familia lo había hecho antes. Me lancé a la aventura y me descubrí a mí misma, desarrollé mi personalidad, me enfrenté sola al mundo y también pude ser anónima durante un tiempo”, comenta.
Precisamente fue en esa época, la universitaria, cuando Patricia Riberas comenzó a tener un enfoque más claro hacia Gestamp. “Aunque aún no pensaba que fuera a formar parte de ella, sí que recuerdo hacer trabajos o investigaciones queriendo aplicarlos a nuestro sector inconscientemente”, comenta.
Hasta ese momento, aunque no era ajena al proyecto empresarial y de vida de su familia, lo cierto es que sus padres salvaguardaron su infancia y supieron separar la empresa de la familia, al menos, durante los primeros años: “tuve la suerte de que mis padres me aislaron mucho de la empresa, del apellido per se y nos centramos mucho en la familia. No recuerdo ser consciente realmente de la empresa hasta bastante tarde, hasta los 13 o 14 años, aunque sí que era muy consciente de la empresa que fundó mi abuelo”, asegura. A Patricia se le dibuja una sonrisa cuando recuerda a su abuelo y su historia: “Gestamp surgió del corazón de esa otra empresa y siempre hicieron mucho hincapié en contarnos la historia de superación de mi abuelo, aunque yo siempre lo veía como qué suerte de abuelo y padrino tengo”, añade.
Así, la familia y la empresa han sido siempre dos baluartes para Patricia Riberas, quien empezó a dar sus primeros pasos en el mundo empresarial y encontró en él una motivación mayor: “rápidamente me empezó a encajar lo que estaba haciendo. Empecé a hacer unas prácticas que me parecieron muy interesantes en consultoría. Y entonces, al acabar la carrera, estuve unos años probándome a mí misma y probando distintos sectores y formas de trabajar antes de entrar en Gestamp”, afirma.
Entrar en Gestamp y asumir su rol como heredera del legado familiar no fue una decisión impulsiva ni poco premeditada. “Yo siempre digo que tienes que entrar para el largo plazo. No puedes entrar, probar y luego salir, y volver a entrar. Es un compromiso vital con la empresa y con las personas que trabajan ahí y tienes que estar muy convencido al pasar por esa puerta”, subraya.
Y no son pocos los ojos que se posan sobre la persona que decide “pasar por esa puerta”. La propia Patricia Riberas escribía estas líneas al cumplir cinco años en su empresa familiar (noviembre 2023): “trabajar en tu empresa familiar es saltar al ruedo con miles de ojos puestos en ti. Es saber que tendrás que esforzarte cada segundo y dar lo mejor de ti y aun así habrá personas que piensen que te lo han regalado todo”.
Al recordar estas palabras, casi un año después de escribirlas, Patricia Riberas asegura seguir pensando lo mismo. “Cuando entras en tu empresa, tienes que entender que la gente va a estar mirándote y va a estar comparándote, por lo que tienes que estar muy seguro de la decisión de entrar en la empresa familiar”, reconoce. Patricia Riberas recuerda, además, cómo el hecho de ser una persona joven bajo toda esa atención contribuyó a tener que construirse “una especie de fachada”. Porque, explica, “en los primeros momentos tienes ese ‘síndrome del impostor’, pero al final tienes que tirar para adelante. Es por el bien de algo que está por encima de uno mismo”.
Y para eso llegó Patricia Riberas a Gestamp, para tratar de mejorar los cimientos de una compañía que ha experimentado un crecimiento vertiginoso desde su fundación en 1997 para afianzar el crecimiento futuro. “Cuando entré en Gestamp, tenía una buena ventana desde la cual observar los distintos procesos que se llevaban a cabo en la compañía. Empecé a ver cosas que creía que se podían optimizar, que se podían modernizar, y en un momento dado mi padre me dijo: “hazlo. Si tantas ideas tienes, adelante”.
Fue entonces cuando comenzaron los primeros proyectos de transformación en la compañía. Patricia Riberas reunió a un equipo formado por personas jóvenes y otras con más experiencia en el sector. Y, a raíz de esas conversaciones y de esa simbiosis, nacieron unos 100 proyectos de transformación. “Intentamos crear una revolución en la empresa para que la gente se cuestionara constantemente lo que hacían y cómo lo hacían. Porque, al final, cuando transformas una organización, lo que estás haciendo es convencer a personas para que hagan las cosas de diferente manera”, sostiene Patricia Riberas.
Pero, más allá de ese primer momento en el que sumar a las personas al proyecto y hacer que se embarcasen en él con la misma ilusión y convencimiento, para Patricia Riberas lo más complejo de un proceso de transformación como el que llevaron a cabo ha sido mantener el ritmo de transformación. Porque “puedes conseguir que la gente te siga en ese primer big bang, pero mantener el ritmo con personas que están trabajando a un nivel mayor del que les corresponde, es lo más complejo”.
Es por ello que, para mantener el nivel y el entusiasmo en el largo plazo, es necesario un líder que sepa transmitir, motivar y comunicar el porqué de lo que se está haciendo. En este sentido, para Patricia Riberas, hay muchos tipos de liderazgo y generalmente tiene que ver con la personalidad y características de cada uno. “Yo creo que naces como naces y a partir de ahí tienes que utilizar tus dotes para conseguir ser líder”.
Y para ejercer ese liderazgo, hay una enseñanza que ella tiene muy presente. “Mi abuelo siempre me hablaba de cuidar a las personas que estaban en el proyecto. Pero al final ya no es cómo hables, sino cómo actúes. Yo he visto a mis padres tratando a las personas con respeto, cuidándoles, pendientes de si una persona se ponía enferma o tenían algún problema, siempre han estado pendientes”, cuenta.
Y, concretamente en una empresa familiar como la nuestra, “lo que sí me parece diferencial es el sentido de la responsabilidad. Mi abuelo hablaba mucho de la responsabilidad que él tenía, de cómo tenía que seguir trabajando duro por ese proyecto y esas personas, y mi padre ha tenido esa ‘mochila’ de responsabilidad desde muy pequeño. Una mochila que ahora yo también tengo. Ahora que llevo seis años en la empresa, me siento tremendamente responsable de todas las personas que trabajan en nuestras plantas”.
Pero ¿qué pasa con las generaciones más jóvenes? ¿Cómo se impulsa su crecimiento y se responde a sus necesidades? Patricia Riberas es una firme defensora (y creyente) de que la simbiosis entre persona joven con ganas y persona con experiencia y madurez es la clave del éxito. Por eso, aboga por “incluir a gente más joven en los consejos de administración, en los comités ejecutivos y fomentar ese concepto de mentor y pupilo”.
Algo que en las empresas familiares se da de manera más orgánica, pues uno de sus principales rasgos es la convivencia de las distintas generaciones y, sobre todo, la cercanía de la generación más joven al líder de la compañía. Una ventaja en la mirada de Patricia Riberas, que afirma convencida que “si tú eres una persona joven que lee sobre tecnología con interés y te han dado la oportunidad de trabajar cerca de tu padre o de tu madre, las oportunidades de que te escuchen se multiplican y el cambio se hace top down”.
Y es que los jóvenes están llamados a impulsar el cambio y la innovación, también en las empresas. Así, Patricia Riberas asegura: “que los jóvenes tengan mayor capacidad de influencia en las empresas familiares me parece un punto a favor en torno a la innovación”. Hoy en día con la sensación de que todo es más fácil para todo el mundo, da la impresión de que la cultura del esfuerzo en la gente joven ya no existe. Sin embargo, “si una persona joven que ha nacido en un mundo de inmediatez y de redes sociales es paciente… Esa persona es excepcional”. Además, aboga por comprender las necesidades e inquietudes de las nuevas generaciones y no dar por supuestas sus capacidades. “No podemos cambiar a las nuevas generaciones, pero sí podemos esforzarnos en entenderlas y esto muchas veces falta”, subraya.
Con todo ello, dentro de Patricia Riberas conviven la empresaria y la persona. Es por ello que, al ser preguntada sobre lo que quería para la compañía y para ella misma, tiene clara su respuesta. “Yo quiero que la gente sienta que Gestamp es una apuesta segura, que les va a dar oportunidades para ser mejores y que Gestamp va a apostar por ellos también. Estamos en un sector que está cambiando por completo y necesitamos a gente con hambre porque, con todo lo que está sucediendo, vamos a necesitar a gente con esas características. Quiero gente buena, comprometida, con ganas y con las que haya una confianza mutua. Y, a nivel personal, hay dos cosas que para mí son importantísimas, la empresa, el legado de mi familia y mi propia familia. Yo no quiero que una cosa consuma a la otra. Quiero encontrar un equilibrio y ser capaz de hacer lo que quiero hacer en la empresa, rodeándome de gente potente que me ayude a ejecutar la visión estando involucrada en el día a día, pero sin olvidarme de mi familia. Quiero hacerlo todo”.
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