Supremacía moral en Compliance

Defiende el antropólogo Richard Shweder que existen reglas de moralidad comunes en todas las culturas. Por ello, hay quienes aluden a una moralidad universal (absolutistas morales), mientras que otros dan más importancia a las reglas locales (relativistas morales). Pero ninguna de estas aproximaciones ampara la supremacía moral, donde las normas de un grupo se consideran superiores al resto. Esto puede suceder inadvertidamente, cuando defendiendo derechos o protegiendo singularidades se terminan instaurando privilegios que no están al alcance de todos. Es todo un reto cuando la función de compliance opera en entornos culturales diversos.

Organizaciones multiculturales

El problema de los planteamientos morales de grupo es que tienden inducir razonamientos para perpetuar su validez y separarse del resto.

En organizaciones con entornos multiculturales, compliance gestiona colectivos con planteamientos morales muy variados, donde cada uno de ellos se percibe como el correcto y puede considerar una agresión o invasión cultural cualquier cuestionamiento al mismo. El psicólogo y pensador Joshua Greene habló de “la tragedia de la moralidad del sentido común”, cuando algún colectivo siente que tiene derecho sobre otro. En la raza humana esto adqueire consecuencias trágicas, siendo la única especie que mata y muere por ideales, sin que se conozca el fundamento biológico de tal singularidad. Lamentablemente, vemos su peor expresión en las noticias, sin darnos cuenta de que, el supremacismo moral también concurre en algunas organizaciones, aunque de forma mucho menos evidente.

Arrancar las malas hierbas

Conocerse sabedor de la “verdad” lleva al supremacismo, tanto de las capacidades morales como de las racionales. El psiquiatra del siglo XVIII Joseph D’Aquin consideró “indudable que existen naciones donde la razón se desarrolla mejor que en otras”. Aunque es un planteamiento muy superado, cualquier idea supremacista debe generar preocupación, pues de ahí a aplicar la lógica del jardinero (“arracar las malas hierbas que amenazan a las sanas”) solo hay un paso.

¿Cómo adaptarte a las novedades en Compliance?

La función de compliance no debe convertirse en un monstruo al servicio del supremacismo, sino todo lo contrario. Por ello, procurará impulsar una cultura corporativa común apoyándose tanto en aproximaciones de moralidad innata como de la racional.

Moralidad aprendida vs moralidad innata

El célebre psicólogo Lawrence Kohlberg empezó a formular sus teorías sobre el desarrollo moral en 1950. Defendía que la moralidad es fruto del pensamiento racional y, por lo tanto, puede moldearse con planteamientos lógicos. De ser así, la función de compliance estaría llamada a difundir el sentido racional de las normas, para convencer a quienes deben cumplirlas. Por el contrario, intuicionistas como el psicólogo Jonathan Haidt avalan la existencia de una moralidad innata, que se exhibe en sentimientos naturales que escapan a lo puramente racional.

Bajo este entendimiento, más que explicaciones racionales, compliance debería promover el análisis de las conductas y sus consecuencias desde la perspectiva del “bien” y del “mal”, anclada en lo más profundo de nuestras emociones. Tal vez es momento de reflexionar si “pensamos” las decisiones morales o realmente las “sentimos”. ¿Nos hacemos trampas al solitario cuando racionalizamos planteamientos o decisiones que en el fondo nos desagradan?

En cualquier caso, no siempre los esfuerzos de la función de compliance en ese sentido son reconocidos. Las microagresiones, en forma de menoscabos constantes es la materia que trato en el vídeo número 35 de la Serie de “Reflexiones sobre Compliance, ilustrando algunos ejemplos y explicando lo nocivo de sus consecuencias para asentar una cultura corporativa saludable.