Los mercados mundiales de M&A tienen la mirada (y la esperanza) puesta en el año que comienza. En 2024, el volumen de operaciones descendió en torno al 17%, el ritmo de las operaciones más pequeñas (inferiores a 500 millones de dólares) disminuyó también tanto en valor como en volumen y muchas empresas de private equity tuvieron dificultades para cerrar nuevos fondos. Y, aunque el valor total de las operaciones aumentó, fue en gran medida gracias a 89 megaoperaciones por un valor total de 1.034 millones de dólares.
Pero 2025 presenta un escenario algo más prometedor. La bajada de tipos de la Reserva Federal estadounidense en septiembre trajo un cauto optimismo a los mercados de negociación. Y, precisamente, la mayor estabilidad en los tipos de interés, unida a la desaceleración de la inflación y una cantidad récord de dry powder (la cantidad de reservas de efectivo o activos líquidos disponibles para su uso en inversiones de activo) ha traído consigo un aumento en la actividad de private equity. A esto se une que las diferencias de valoración empezaron a cerrarse y los prestamistas tradicionales y los fondos de crédito privados empezaron a ofrecer mejores condiciones de financiación.
Así, todo apunta a que este año la actividad en transacciones siga aumentando, al menos durante el primer semestre, a medida que los dealmakers reequilibren sus carteras y las empresas reestructuren sus cadenas de valor para reflejar las nuevas tendencias comerciales y geopolíticas.
Y es que la presión a la que se ven sometidas las empresas de private equity para devolver el capital a los inversores debería generar una mayor actividad impulsada por el aumento de la desinversión y las estrategias de las empresas en cartera. Además, la necesidad de aprovechar las oportunidades emergentes probablemente impulsará una mayor inversión en activos relacionados con la IA, salvo que ocurra algo inesperado, esperamos que la actividad de negociación de acuerdos aumente durante 2025.
En el año que dejamos atrás, América aportó prácticamente la mitad del valor total de las operaciones en 2024, los mayores aumentos se produjeron en Japón (un 54%), seguido de Europa (un 31%) y Oriente Medio y África (un 19%). EE.UU creció sólo un 6%. Sin embargo, en la región de Asia-Pacífico (ASPAC) se produjo un descenso del 5%.
Y en este 2025, esperamos ver un amplio crecimiento en la actividad de operaciones, con EE.UU registrando, probablemente, un fuerte aumento a medida que las empresas y los gestores de private equity evalúen su exposición a posibles aranceles y riesgos comerciales. Más megaoperaciones deberían reforzar aún más la actividad en EE.UU, mientras que Europa debería seguir creciendo a buen ritmo, probablemente impulsado por las desinversiones y la reestructuración de carteras. Por otro lado, y, a pesar de un ligero descenso en el valor de las operaciones en 2024, esperamos que ASPAC se convierta en un refugio de inversión durante 2025.
En cuanto a la actividad por sectores, el sector de la alta tecnología es el que, seguramente, concentre una mayor actividad: podría aumentar el valor de las operaciones en un 30%. Sin embargo, el volumen de operaciones ha caído casi un 27%. En base a la actividad registrada hasta ahora, la actividad de operaciones sigue la actividad de operaciones sigue estando impulsada por las inversiones inspiradas en la inteligencia artificial y la ciberseguridad, lo que se traduce en menos operaciones, pero con valoraciones más elevadas. Aun así, la alta tecnología representó el 20% del volumen global de fusiones y adquisiciones en 2024, con un valor acumulado de unos 516.000 millones de dólares.
Tal vez, mostrando una perspectiva más prudente, los inversores se centraron en gran medida en operaciones y sectores más tradicionales, ya que, en 2024, el valor acumulado de las operaciones en el sector de servicios financieros aumentó un 39%; en el sector de consumo, un 18%; y en el sector minorista, un 68%.
Curiosamente, las mayores operaciones del año no fueron realizadas por empresas tecnológicas, sino por empresas energéticas (tres de las 10 mayores operaciones), medios de comunicación, entretenimiento y telecomunicaciones (dos de las 10 mayores) y bienes de consumo y comercio minorista (dos de las 10 mayores).
¿Qué esperar en 2025? Pues bien, prevemos un fuerte crecimiento de las operaciones en los sectores de tecnología, medios de comunicación y telecomunicaciones (impulsado por el auge de la inteligencia artificial), infraestructuras (sobre todo en relación con las ciudades y el crecimiento demográfico), servicios financieros (impulsado por la necesidad de escala e innovación) y consumo y comercio minorista (centrado en grandes segregaciones de unidades de negocio).
Por otro lado, el private equity volvió a los mercados en 2024. Las adquisiciones respaldadas por este grupo representaron el 24% del valor total de las fusiones y adquisiciones en todo el mundo, frente al 21% en 2023. El valor de las operaciones creció un 22%, hasta 781.000 millones de dólares. Con más de 2,9 billones de dólares en dry powder al margen, los plazos de captación de fondos han empezado a ampliarse, alcanzando los 18 meses en muchos casos, frente a los 14 meses del año pasado. Puede que las salidas aumenten en 2025, pero el volumen total de operaciones respaldadas por private equity ha descendido un 29% en 2024. Las diferencias entre compra y venta siguen siendo mayores de lo que muchos desearían.
Además, este nuevo año traerá consigo un cambio en las condiciones del mercado. Las diferencias de valoración seguirán reduciéndose, lo que ofrecerá a los inversores privados más oportunidades de éxito. Se empezará a utilizar el dry powder, sobre todo a medida que los tipos de interés se estabilicen y la inflación siga bajando. Los esfuerzos por crear valor orgánico en las empresas en cartera deberían contribuir a reforzar las valoraciones y los beneficios. La tendencia en M&A está cambiando hacia las expansiones estratégicas y las compras apalancadas, con un aumento de la actividad de private equity gracias a las bajas primas de la deuda de riesgo.
Este año, esperamos que la mejora de las condiciones del mercado – impulsada por la reducción de las diferencias de valoración, la estabilidad económica y las políticas monetarias favorables – siente las bases para una mayor actividad de transacciones. Es probable que sigan predominando las grandes operaciones, y las empresas de private equity deberían impulsar una actividad significativa, ya que pueden aprovechar unos tipos de interés más bajos y unas carteras más saneadas.
En este sentido, esperamos que los principales inversores se centren más en la creación de valor a lo largo de todo el ciclo de vida de la operación. De hecho, al fortalecer las empresas en cartera, aprovechar la eficiencia operativa y alinear las expectativas del mercado, muchos gestores están accionando palancas de transformación críticas que les están ayudando a aumentar los ingresos, mejorar la eficiencia y lograr un crecimiento sustancial en el cambiante panorama del mercado.
El nuevo año traerá consigo un repunte significativo en el ritmo de la actividad de acuerdos en todos los mercados y sectores. Vemos señales positivas en los datos macroeconómicos, la confianza de los gestores de private equity y la reducción de la diferencia de valoración. Con casi 3 billones de dólares en dry powder, esperamos que 2025 traiga consigo un importante despliegue de capital, tanto financiero como estratégico, a medida que los actores intenten transformarse de forma proactiva y reactiva para hacer frente a las cambiantes condiciones del mercado.
Con todo ello, los dealmakers debrían empezar pronto a cuantificar el valor de sus activos y operaciones, utilizando datos fiables y conocimientos experimentados. Este año deberían surgir grandes oportunidades y debemos estar preparados para aprovecharlas.
Autores: Liz Claydon, Global Head of Deal Advisory y Javier Rodríguez, Global Head of Strategy, KPMG International y socio responsable de Strategy and Value Creation en KPMG en España.
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