La Comisión Europea ha presentado el Plan de Acción sobre el Acero y los Metales. Una iniciativa con la que busca fortalecer la competitividad y sostenibilidad de la industria siderometalúrgica en Europa en un contexto de incertidumbre geopolítica y sobrecapacidad global. Un plan que, en definitiva, reconoce la necesidad urgente de apoyo al sector para garantizar su futuro.
Y es que según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de 2024, la sobrecapacidad mundial de acero supera los 600 millones de toneladas, cuadruplicando el consumo anual total de la UE. Esta situación distorsiona el mercado y genera una competencia desleal que amenaza la viabilidad de la industria europea.
Así, el Plan señala como principales desafíos a los que se enfrenta el sector: los elevados costes energéticos, la competencia desleal a la que hacen frente los productos europeos en los mercados internacionales o las dificultades para invertir en proyectos de descarbonización debido a barreras burocráticas y financieras.
Para abordar estos desafíos, se han propuesto una serie de medidas clave:
Se promueve el uso de Acuerdos de Compra de Energía (PPA) y se anuncia que las industrias electro intensivas serán uno de los principales beneficiarios del programa piloto de garantías del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Además, la Comisión Europea insta a los Estados miembros a aprovechar al máximo los mecanismos fiscales y las ayudas estatales disponibles para mitigar el impacto de los precios de la energía y agilizar la tramitación de proyectos de expansión y conexión a la red.
Se proponen mejoras en el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), incluyendo una solución para las exportaciones, la ampliación de su alcance a sectores con alto consumo de acero y medidas contra la elusión para evitar el redireccionamiento de los productos más contaminantes a terceros países.
Se contempla la renovación y mejora del sistema de salvaguarda del acero, que expira en junio de 2026, tomando en consideración la seguridad y resiliencia de la industria europea y abordando los efectos del exceso de capacidad global. Además, se ha iniciado una investigación sobre una posible salvaguarda para el aluminio y se evalúa la introducción de la «regla de fundición y vertido» para evitar cambios de origen mediante transformaciones mínimas.
En los últimos años se observa un descenso en el uso de chatarra reciclada en la industria europea, especialmente en el acero, mientras las exportaciones se han incrementado más del doble. Para paliar esta situación, la UE prevé fijar objetivos de uso de acero y aluminio reciclados en sectores clave, como el de automoción, dotando incentivos en esta línea, así como introduciendo medidas que faciliten el reciclado. Asimismo, se estudia la posibilidad de adoptar medidas de reciprocidad a los países que restringen la exportación de chatarra metálica hacia la UE.
Se destaca el papel del Pacto por las Competencias y de la alianza a gran escala en las industrias electro intensivas, que incluyen los sectores del metal, como herramientas clave para garantizar la formación y adaptación de los trabajadores ante la transición industrial.
La Comisión propone introducir criterios de resiliencia y sostenibilidad en la contratación pública para industrias electro intensivas. Por ello, se han anunciado incentivos de 150 millones de euros, a través del Fondo de Investigación para el Carbón y el Acero (RFCS), y 600 millones de euros adicionales a través del programa Horizonte Europa para el período 2026-2027. También se plantea la introducción de una etiqueta voluntaria “green premium” para productos industriales que certifique su menor impacto ambiental.
Con todo ello, la industria siderúrgica europea ha recibido con optimismo el Plan de Acción. La Asociación Europea del Acero (EUROFER), ha resaltado la importancia de estas medidas para abordar los desafíos actuales y ha valorado positivamente el enfoque en la defensa comercial y la reducción de costes energéticos.
En España, la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid) también ha valorado de manera positiva el Plan, aunque señala la necesidad de soluciones concretas para garantizar la competitividad del sector en un momento de fuerte competencia global y de transición ecológica.
El Plan de Acción sobre el Acero y los Metales marca un punto de partida crucial para reforzar la industria siderometalúrgica europea, sentando las bases para una industria más competitiva, sostenible y resiliente en el mercado global. No obstante, su éxito dependerá de la rapidez y eficacia en la implementación de las medidas propuestas.
Parece, pues, claro que la defensa de la industria europea del acero y los metales pasa por una acción coordinada entre empresas y estados, donde las empresas integren en sus estrategias energéticas las herramientas (PPA, mecanismos fiscales,…) e incentivos disponibles, mientras los estados diseñan políticas que maximicen el uso de la fiscalidad y las ayudas estatales al sector, y fomentan el fortalecimiento de la cadena de valor hasta el reciclaje, para que sea capaz de responder a la demanda de la industria.
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