2015 será un año, sin duda, cargado de novedades en muchos ámbitos para el sector de las comunicaciones electrónicas en general y para lo que viene denominándose el mercado de la banda ancha, en particular. Resulta cada vez menos apropiado seguir segmentando el análisis en función de la tecnología o dispositivo de acceso, puesto que los operadores vienen ofreciendo productos convergentes, que son consumidos vivamente por los clientes. Estos desean, en última instancia, acceder rápida y económicamente a los servicios que ofrece la banda ancha, desde sus múltiples dispositivos de conexión en distintas ubicaciones.
La mejor evidencia de esta convergencia la proporciona el proceso de concentración empresarial que se está dibujando en toda Europa y que tiene en nuestro país una relevante manifestación. En 2015 la competencia se jugará en un terreno con casi todos los grandes contrincantes reforzados. Las recientes operaciones de compra del sector (Vodafone – ONO; Orange – Jazztel; y Telefónica – DTS [Sogecable]) abren un nuevo escenario competitivo que permitirá constatar si el menor número de contendientes tiene alguna repercusión sobre el resultado para los consumidores o, si por el contrario, aviva la intensidad competitiva. Para ello, la Comisión Europea y la CNMC, como autoridades de competencia, sujetarán, en su caso, a condiciones las dos últimas operaciones, que se deberían concretar en la primera mitad del año. Además, la propia CNMC ha publicado el documento de consulta sobre la tercera revisión de los mercados mayoristas de banda ancha, que viene a dibujar las que deberán ser las reglas de juego para el nuevo partido.
El proceso de consulta, que culminará también hacia mitad de 2015, debe abrir una discusión acerca de lo que ha sido el funcionamiento competitivo del mercado y la efectividad de los remedios regulatorios vigentes hasta la fecha. Pero el análisis y discusión fundamentales tienen necesariamente un carácter prospectivo, versando sobre la adecuación de las medidas regulatorias propuestas a la luz del equilibrio entre sus beneficios esperados frente a los riesgos que pueden conllevar. Todo ello, sin perder de vista el nuevo escenario empresarial y la evolución tecnológica y comercial de los servicios. Conjugar todos estos puntos de vista no es sencillo y los operadores pondrán encima de la mesa análisis y argumentos no siempre coincidentes.
El documento de la CNMC deja entrever algunas conclusiones relevantes. En primer lugar, parece que el marco vigente y su supervisión sí que habrían permitido el desarrollo de la competencia de manera aparentemente suficiente, generando además incentivos para el despliegue de redes de acceso alternativas. En segundo lugar, las condiciones de competencia son considerablemente diferentes en función de la zona geográfica, lo que lleva a definir mercados segmentados geográficamente, proponiendo medidas de regulación diferentes en cada caso. De este modo, la CNMC llega a la conclusión de que en algunas zonas se puede prescindir de determinados remedios vigentes, mientras que en otras serán necesario nuevos instrumentos.
Así, el análisis del regulador muestra que la competencia, movida fundamentalmente por el atractivo de cada zona, ha ido ampliando respecto al análisis efectuado en 2009 el mercado geográfico competitivo. Éste estaría hoy compuesto por las áreas servidas por 606 centrales, que representan actualmente el 57% de los clientes actuales de banda ancha en la que la cuota de mercado del operador con poder significativo de mercado es de un 34%. Gracias a su mayor nivel de competencia, esta parte del mercado podría someterse a un menor nivel de obligaciones en cuanto a los servicios de acceso indirecto, que debe prestar el operador con poder significativo de mercado al resto de operadores.
Por otro lado, la CNMC identifica 9 municipios dentro de la zona competitiva que, además, estarían preparados para la competencia que pueda desarrollarse sobre las redes de nueva generación. En el resto de municipios (84% de la población), garantizar la competencia pasaría, en opinión de la CNMC, por desarrollar además un nuevo tipo de acceso directo (de momento virtual) a los clientes del operador con poder significativo de mercado conectados mediante la red de fibra.
En los próximos meses se asistirá a un interesante debate en el que los argumentos que esgriman los operadores juzgarán el análisis de competencia y proporcionalidad efectuado por la CNMC a la luz de los objetivos, no siempre fácilmente reconciliables, de fomentar la competencia e incentivar la inversión. Este debate compartirá frecuencias con el devenir de las operaciones de consolidación empresarial.
Autor: Carlos Pascual Pons es Socio de KPMG Forensic en el área de Economía de la Regulación y Competencia
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