Tras el derrumbe sufrido en los últimos ochos años de crisis económica, el sector inmobiliario, que ha padecido las dificultades con especial virulencia, presenta en la actualidad signos y datos positivos que permiten estimar una recuperación del sector. Pero las expectativas deben ser cautas.
Uno de los efectos que ha tenido la crisis es el cambio de actores en este sector. Frente a los protagonistas tradicionales, en la actualidad convive un complejo elenco de protagonistas que, de alguna manera, han llegado de forma desordenada al mercado con razones, visiones y estrategias muy diversas.
En este contexto, en general es un hecho que el interés y el apetito de los inversores es creciente. Pero siendo esto una buena noticia, es conveniente mantener la prudencia, ya que la inversión debe confluir con la economía real, trabajando en aspectos esenciales como es la creación de valor que permita impulsar la demanda real, cuestionable actualmente en determinados productos y localizaciones.
Existe mucha heterogeneidad de productos y tipologías de activos inmobiliarios. Así, el interés inversor es todavía escaso en el segmento de suelo. Existen oportunidades en el mercado en localizaciones concretas, pero conviven con suelos que presentan un alto grado de apalancamiento y en los que no veremos su desarrollo para el fin para el que fueron aprobados.
En cuanto al stock de producto terminado, el apetito inversor está creciendo moderadamente; la creación de valor es muy limitada, ya que su absorción está totalmente ligada a precio, localización y condiciones de financiación acordes a la demanda real.
Por otro lado, el segmento de los activos patrimoniales, donde existe una alta gama de tipologías muy diversas, protagoniza en términos generales un mayor atractivo para los inversores y es donde se observa una mayor reactivación, sobre todo en determinados productos y localizaciones.
Así, debido al tamaño de mercado en España, actualmente podrían subir los precios de determinados activos prime para responder a las exigencias de rentabilidad del inversor, como puede suceder sobre algunos centros comerciales en los que los precios y rentabilidades rondarían las cifras del año 2007.
Esta situación también se puede dar en los segmentos de oficinas de las grandes ciudades, donde se aprecia mayor actividad, y en el hotelero, tanto por el desarrollo de una creciente actividad turística tanto interna como externa como por la existencia de inversores que apuestan por dar el valor añadido a los activos.
Con todo ello, el año 2015 ofrece la oportunidad de la reactivación del sector inmobiliario en España, pero deben establecerse las necesarias alianzas entre inversores y el resto de actores para construir un modelo de negocio sostenible, sustentado en dar un valor añadido a los activos que permita atender a la demanda real y contribuir así al desarrollo económico y social.
Autor: Javier López Torres. Socio responsable de Real Estate de KPMG en España
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