Para los operadores de telecomunicaciones la existencia de un modelo de negocio estable y predecible forma ya parte de un pasado lejano. En la actualidad el mercado de telecomunicaciones está sometido a la confluencia de una serie factores disruptivos que lo han redefinido radicalmente. La aparición de nuevos competidores nativos digitales, el éxito de los modelos de negocio centrados en la explotación de datos, la próxima llegada del 5G y la aplicación de tecnologías disruptivas en el ámbito de la Inteligencia Artificial, de Arquitectura en la Nube, del Internet de las Cosas, de la Realidad Virtual/Aumentada y de Blockchain están configurando nuevos ecosistemas de Conectividad Inteligente.
En consecuencia, los operadores de telecomunicaciones tradicionales se están enfrentando a un acelerado proceso de obsolescencia de su modelo de negocio tradicional, viendo cómo activos que anteriormente contaban con un sólido valor pasan a ser progresivamente considerados como costosas cargas (infraestructura de cobre, sistemas legacy). Este escenario les exige revisitar con urgencia el enfoque de sus procesos de innovación e inversión, de forma que la innovación ha dejado de ser una parte de su estrategia, pasando a conformar el corazón mismo de su estrategia.
En este contexto de constante reevaluación y reinvención de sus modelos de negocio, así como de sus estructuras operativas y financieras, las compañías de telecomunicaciones abordan el reto de continuar siendo relevantes – y económicamente viables – sobre una infraestructura de red que se configura como la puerta de entrada a un escenario radicalmente innovador. Así, el despliegue del 5G permitirá alcanzar velocidades de transmisión de datos en movilidad nunca alcanzadas hasta la fecha, que combinadas con niveles extraordinarios de precisión, serán la base para construir ecosistemas de Conectividad Inteligente. Estos ecosistemas de inteligencia distribuida se caracterizarán por generar experiencias profundamente personalizadas y contextualizadas en cualquier momento y lugar.
Las compañías que tengan éxito en estos nuevos y exigentes ecosistemas tecnológicos serán capaces de añadir valor, monetizando nuevas formas de comunicación más ricas y complejas en términos de inmersión del cliente en la propia experiencia del contenido. La posibilidad de interactuar con el cada vez más denso despliegue de máquinas conectadas permitirá a las personas compartir contenidos de experiencias individuales (y colectivas) con un mayor nivel de conexión emocional. Por ejemplo, haciendo sentir al espectador que se encuentra completamente inmerso dentro de la acción de un evento deportivo. Los cimientos para que esto sea posible ya están disponibles, se estima que hay ya un enjambre de 10 billones de “cosas conectadas” operativas, y según los analistas de Gartner se espera que esta cantidad sea el doble para final de 2020.
Estamos ya viendo cómo nuestros hogares dejan de ser espacios inanimados y comienzan a comportarse como una extensión orgánica de sus inquilinos, automáticamente abriendo puertas, estableciendo la iluminación y temperatura adecuada, solicitando el pedido de compra doméstica o incluso recomendando la música o película que mejor se adapta a sus gustos. De igual forma, nuestros espacios urbanos se están convirtiendo en extensiones orgánicas de los ciudadanos, pudiendo objetos como coches y paneles publicitarios leer las emociones humanas y responder a las mismas. Esto permitirá a los operadores de telecomunicaciones disponer de crecientes masas de datos para minar, analizar y monetizar aplicando inteligencia artificial, creando un ciclo virtuoso de monetización que generará nuevas oportunidades de negocio para estas compañías.
Estos nuevos ecosistemas de Conectividad Inteligente van a permitir a las personas compartir más intensamente experiencias (ya sea con otras personas o incluso con otros dispositivos conectados) a través de las redes de comunicaciones. Las operadoras de telecomunicaciones que sean conscientes de este profundo cambio desarrollarán aproximaciones innovadoras a esta nueva realidad, aplicando una nueva forma de pensar para desempeñar el papel clave de facilitador o catalizador. Y a partir de ahí serán capaces de construir nuevos modelos de negocio.
En este sentido, serán las compañías que visualicen y entiendan los nuevos flujos de comunicación de emociones de las personas hacia otras personas o máquinas a través de la infraestructura desplegada las que podrán construir negocios verdaderamente revolucionarios. En esta misma línea, durante una entrevista en abril de 2018, Jeff Bezos explicaba cómo se dio cuenta de que “la atención de las personas constituía desde finales del siglo XX un recurso cada vez más escaso”, por lo que decidió adoptar una nueva forma de pensar para monetizar el negocio de venta online de productos – “Amazon no gana dinero cada vez que vende algo, sino cada vez que ayuda a alguien a conformar una decisión de compra, aunque finalmente no compre a Amazon. Por eso incluimos no sólo las valoraciones positivas de los clientes sino también las negativas, e incluso facilitamos al cliente información de otros proveedores”.
En conclusión, las compañías de telecomunicaciones que no desempeñen un papel activo en la construcción de modelos de monetización adaptados al futuro escenario de Conectividad Inteligente corren el riesgo de convertirse en actores irrelevantes en el sector. O incluso pueden finalmente ser absorbidos por las compañías que sí consigan dar pasos efectivos para posicionarse competitivamente en este nuevo ecosistema, dando respuesta a un nuevo nivel de necesidades de comunicación de personas y máquinas.
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