Las nuevas normas de contabilidad de los contratos de arrendamiento entraron en vigor el 1 de enero para las empresas cuyo cierre de ejercicio coincide con el año natural, pero la realidad es que algunas organizaciones van rezagadas en sus proyectos de implementación. Ahora tendrán que recurrir a soluciones provisionales que proporcionen una solución alternativa para poder cumplir con los requerimientos mientras terminan de realizar todos los cambios en sus procesos contables de contratos de arrendamiento.
Una reciente encuesta realizada por KPMG entre más de 800 compañías de todo el mundo – cuyos resultados se presentan en un nuevo informe, Lease accounting is here: are you ready? detectó que dos terceras partes (67%) reconocían no estar bien encaminadas en sus proyectos de adaptación a la nueva contabilidad de los arrendamientos debido a los retos a los que se enfrentaban.
A pocas semanas de la fecha de entrada en vigor, solo un 3% de empresas había finalizado sus proyectos. Solo una de cada siete (16%) había desarrollado sus requisitos a nivel de sistemas, y nada más que el 13% tenía diseñada su solución de software. Dado que simplemente la implantación de los sistemas es probable que tarde entre cuatro y seis meses, está claro que una parte significativa de compañías no habrá terminado de hacer los deberes y deberá recurrir a las soluciones temporales – a menudo de tipo manual – consistentes en el uso de hojas de cálculo para recopilar datos.
Puede que no cause sorpresa saber que los proyectos empresariales de contabilidad de los contratos de arrendamiento han resultado ser un auténtico reto, dado el alcance, la complejidad de la tarea y los factores añadidos en los diferentes sectores (impactos en ratios, diferenticas de cambio etc). Hasta cierto punto, se observó un panorama parecido con respecto a las normas sobre reconocimiento de ingresos y sobre instrumentos financieros que entraron en vigor hace un año. Hoy, la prioridad está en asegurarnos de que cualquier solución táctica que esté siendo utilizada sea sólida, trazable, y de que exista una hoja de ruta clara que indique cómo conseguir la solución definitiva lo antes posible.
Al mismo tiempo que ha quedado patente la complejidad de la tarea, también han aumentado las estimaciones del coste de implementación para las empresas. Casi dos terceras partes (62%) de las organizaciones indican que el coste total previsto se ha incrementado. Un 23% estima un coste total por encima de 500.000 dólares. Sin embargo, al ser preguntadas, casi la quinta parte (18%) de empresas reconoce que no sabe a ciencia cierta cuál puede llegar a ser.
El estudio de KPMG también ha puesto de manifiesto algunas diferencias regionales significativas. En general, las compañías en ASPAC tienen retraso con respecto a las de América y EMEA. En el momento de realizar la encuesta, menos de la mitad (47%) de empresas en ASPAC había siquiera creado un equipo para gestionar el proyecto. Existe también una mayor probabilidad de que las sociedades en ASPAC tengan previsto adoptar un enfoque manual para asegurar el cumplimiento con la nueva norma. Sólo la quinta parte (22%) de negocios de la zona ASPAC afirma estar inmersa en el proceso de implantación de un nuevo sistema de contabilidad de los arrendamientos, cifra que contrasta con América y EMEA, donde lo hacen el 42 por ciento de empresas. Incluso en América y EMEA, una proporción sorprendente – el 29 y 27%, respectivamente – de organizaciones se está decantando por el enfoque de ‘hoja de cálculo’.
Los cuatro mayores retos a los que se estaban enfrentando las compañías son los siguientes:
Para enfrentarse a estos retos y abordar la complejidad general del proyecto, la cuarta parte de compañías ha solicitado un mayor presupuesto y más recursos para contratar personal interno y externo.
Las compañías que aún no han sido capaces de culminar la implantación de los nuevos procesos y sistemas de contabilidad de los arrendamientos todavía pueden conseguir tener una solución definitiva con el tiempo, no deben contentarse con las soluciones temporales. Esto es aconsejable desde el punto de vista financiero de eficiencia, del proceso y de cumplimiento, ya que las inversiones en soluciones automatizadas probablemente harán que todo el proceso sea más rentable a largo plazo.
Sobre todo en compañías de gran tamaño o en aquellas con una abultada cartera de contratos de arrendamiento, es probable que una solución automatizada sea mucho más eficiente que recurrir a procesos manuales basados en hojas de cálculo. La norma requiere monitorización constante de las modificaciones en los contratos de arrendamiento, efectuar nuevas valoraciones, garantizar la integridad de los inventarios de arrendamientos y establecer el tipo de interés incremental del endeudamiento. Con una cartera de arrendamientos de cierto volumen, esto podría resultar oneroso y una fuente de errores sin una solución basada en un sistema automatizado.
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