La industria es el sector económico que realiza un mayor esfuerzo inversor en I+D+i en España, en concreto un 2,1% sobre su Valor Agregado Bruto (VAB) frente al 0,5% del sector servicios según datos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Además, el empleo que genera sobrepasa en calidad al de otros sectores económicos: la retribución media de sus trabajadores es un 20% superior y dos tercios de ellos permanecen más de seis años en su empresa.
No obstante, a pesar de estas indudables ventajas que supone mantener un sector industrial fuerte para la economía, en los últimos años de recesión económica su peso no ha hecho sino decrecer: en 2013, la contribución de la industria al PIB representó un 15,9%, tres puntos menos del nivel alcanzado en el año 2000, según datos del mismo organismo.
La Comisión Europea, consciente del efecto destructor que la crisis podría ejercer sobre el tejido industrial, ha ido impulsando diversas estrategias y planes para fortalecer este sector y aumentar su peso en la economía. Así, en enero de 2014 presentó una comunicación bajo el nombre ‘Por un renacimiento industrial europeo’ que concretaba el objetivo de que, antes de 2020, las actividades manufactureras alcanzasen un 20% del PIB en los países de la Unión. Ahora es el Gobierno español el que ha presentado la Agenda para el fortalecimiento del sector industrial en España, que fue aprobada por el Consejo de Ministros el pasado julio, y que se concreta en diez líneas de actuación para mejorar la competitividad de la industria española.
1. Estimular la demanda de bienes industriales con efecto multiplicador en la economía: impulso a la renovación del parque automovilístico y a la inversión en maquinaria y bienes de equipo, potenciar la inversión en la industria del Espacio o en el naval, entre otros.
2. Mejorar la competitividad de los factores productivos clave: incremento de la flexibilidad laboral, reducir los costes logísticos y de trasporte, entre otros.
3. Asegurar un suministro energético estable, competitivo y sostenible dentro de la Unión Europea: favorecer la explotación de gas no convencional, creación de un Fondo Nacional de Eficiencia Energética, entre otros.
4. Reforzar la estabilidad y uniformidad del marco regulatorio español
5. Incrementar la eficiencia y la orientación al mercado y a los retos de la sociedad de la I+D+i: redefinir los criterios de concesión de ayudas priorizando el peso real de la I+D, reforzar los programas financieros para fomentar la I+D+i.
6. Apoyar el crecimiento y la profesionalización de las PYME españolas: reducción de costes asociados al crecimiento de las pymes o favorecer la atracción del talento en especial en los sectores de alta tecnología.
7. Adaptar el modelo educativo a las necesidades de las empresas: desarrollo de un programa integrado de Formación Profesional, promover la Formación Dual, impulso de iniciativas de emprendimiento en las universidades, etc.
8. Aumentar el peso de la financiación no convencional en las empresas industriales
9. Apoyar la internacionalización de las empresas industriales y diversificación de mercados
10. Orientar la capacidad de influencia de España a la defensa de sus intereses industriales: potenciar la diplomacia comercial, medidas de vigilancia de mercado en el control de importaciones y defensa de nuestros productos, entre otros.
Manuel Parra, socio responsable del sector Industria de KPMG en España, confirma que “el Ejecutivo español ha tomado conciencia de la importancia de la industria para la recuperación económica y parece estar dando los pasos adecuados para impulsar la consecución de ese objetivo”.
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