Las Fintech han terminado ocupando su espacio apoyadas por los nuevos hábitos de consumo en las generaciones cada vez más digitales. Son conocidas como la “banca invisible”. Y precisamente ese es su reto: conseguir que para el cliente la tecnología sea invisible. En el caso de España, a ese reto se suma la necesidad de dar el salto a la internacionalización.
En una ponencia sobre el futuro de las Fintech, “Roots, challenges and outlook of the Fintech wonder”, Carlos Trevijano, socio responsable de la práctica de Fintech y Pagos de KPMG en España, explicó el origen y los desafíos que enfrentan estos nuevos operadores financieros, con motivo del Digital Enterprise Show (DES), celebrado en Madrid del 21 al 23 de mayo.
Las Fintech aparecieron, tanto en Asia Pacífico como en EEUU y Europa, porque son un fenómeno global, subrayó Trevijano. Nacieron porque la tecnología lo permitió y porque evolucionó al mismo tiempo que surgían nuevos modelos de negocio basados en la red. Podemos considerar que su cuota de mercado no es aún muy importante en términos de volumen, pero lo que sí es cierto es que el crecimiento ha sido y es exponencial.
Carlos Trevijano utilizó una analogía para explicar el recorrido que aún tienen por delante las Fintech. Es el caso de la invención del coche de vapor a finales del siglo XIX. “Cuando el coche aparece, el coche no era mucho mejor que el caballo”. No olvidemos los problemas de autonomía que presentaba, frente a los largos recorridos que permitían los carros tirados por caballos, o los problemas mecánicos de aquellas rudimentarias máquinas.
“No éramos mecánicos para saber cómo arreglar esos problemas, pero la realidad es que el coche empezó a mejorar y mejorar, mientras el caballo se quedó donde estaba, sin poder evolucionar”, subrayó Trevijano.
Y eso es lo que pasa en el sector financiero. Las novedades son más fáciles de implementar fuera del sistema establecido. Puedes tratar de mejorarlo desde dentro, acometer cambios metodológicos, pero es muy difícil evolucionar en términos exponenciales. Esa ventana de oportunidad es la que encontraron las Fintech en sus inicios.
Carlos Trevijano lleva años trabajando junto a las Fintech e identificando modelos ganadores por todo el mundo, lo que le permite disponer de información de primera mano sobre el origen y desarrollo de estas compañías que, como pasó con Facebook o tantas startups que triunfaron en sus sectores, no nacieron exactamente para lo que finalmente han terminado siendo.
“Las Fintech nacieron con una mentalidad altruista”
“Cuando me reúno con los fundadores de numerosas Fintech y les preguntas por sus comienzos, ellos nunca hablan del cómo, prefieren explicarte el por qué”. ¿Y por qué se embarcaron en la aventura de desarrollar una Fintech? La respuesta esconde siempre una visión altruista, no la búsqueda de un beneficio. Desde empoderar a la gente a conseguir un mundo mejor o más justo.
Carlos Trevijano, que fue presentado por Pablo Ruiz Correa, director de Innovación Digital de LiberBank, resumió los retos de las Fintech en cuatro claves:
El 32% de las Fintech españolas colaboran con la banca tradicional. Solo el 20% compiten directamente
Carlos Trevijano considera que, por encima de todo, hay que moverse en este sector con mayor flexibilidad y tender hacia espacios de colaboración. Como señala el informe publicado por KPMG y Funcas en 2018 sobre la relación entra las Fintech y la banca tradicional, solo el 20% de las Fintech compiten con la banca tradicional. El 40% son complementarias y el 32%, colaborativas.
Los usuarios digitales se han acostumbrado a disfrutar de los servicios y a manejarse por aplicaciones y plataformas sin percibir lo que hay detrás. “No quieren saber nada de tecnología. Cuando conduces un coche no quieres saber cómo funciona por dentro. La tecnología debe ser invisible”, sostuvo Trevijano, para quien los usuarios digitales no son necesariamente millennials: los hay en todos los segmentos de edad.
Y apuntó un dato curioso: en las encuestas de satisfacción de los clientes, cuando se enteran de que han hablado con un robot, muestran rechazo. Estaban satisfechos por el servicio prestado, pero les incomoda saber si detrás está un operario o una máquina: “Invisibilidad”.
Una vieja leyenda india habla de un rey que cuando recibía a sus invitados en su palacio, les invitaba a jugar una partida de ajedrez. En caso de que el forastero ganara, podría elegir el regalo de su elección. Un día se presentó un hombre sabio. El rey, como era costumbre, le invitó a jugar. Y el sabio, como posible recompensa por la victoria, le pidió algo que parecía sencillo: un saquito de arroz por cada casilla del tablero, que se multiplicaría por dos en cada casilla. Al rey le pareció razonable.
“Pensamos de forma lineal, en términos de éxito y fracaso”
Se dispusieron a jugar, y el sabio ganó la partida. Cuando el rey procedió a entregarle el regalo, descubrió atónito que la multiplicación del saco en cada una de las 64 casillas arrojaba una cantidad de arroz que no había en todo el reino. La moraleja, según explicó Trevijano a la audiencia del DES, es que debemos cambiar nuestra forma de pensar, también en los negocios.
“¿Por qué el rey se equivoca? – se preguntó Trevijano. Porque no piensa de forma exponencial, sino de forma lineal. Nosotros habitualmente tampoco pensamos en términos exponenciales”. Tradicionalmente planificamos en términos lineales: buena cosecha o mala cosecha. Presupuestamos y cultivamos para la cosecha del año que viene… Igual que pensamos siempre en términos de éxito o fracaso. Para ser disruptivo, debes pensar en grande. Facebook, las Fintech… ¿Cuál será la siguiente Big Thing? ¿El blockchain?
“Si tú eres una Fintech: sé audaz, mueve ficha y aprovéchate de las ventanas de oportunidad”, concluyó Trevijano.
Deja un comentario