Parece que hoy en día todo el mundo habla de utilizar las ‘tareas digitales’ en el mundo de los negocios o de las diferentes variantes de conceptos como robótica, aprendizaje automático o automatización cognitiva.
De hecho, las tareas digitales cubren una amplia gama de tecnologías diferentes que van desde la RPA (o robótica/automatización) hasta el aprendizaje automático (automatización cognitiva) y el aprendizaje profundo (inteligencia artificial).
La RPA ya se utiliza ampliamente, tanto en el mundo empresarial como en la auditoría. Un sencillo ejemplo de automatización de procesos es una macro en Excel. La robótica va más allá de utilizar una hoja de cálculo con capacidades que puedan automatizar procesos, ya sea recopilando, identificando o analizando información, aportando claras ventajas en términos de velocidad y mejorando la fiabilidad y la adaptabilidad.
La verdadera relevancia de la RPA radica en que permite la recopilación, el análisis o el cálculo de datos a una velocidad y envergadura muy superiores a las que una persona o equipo de personas podría asumir.
Aunque la percepción común de la «robótica» puede ser un robot o una máquina que automatiza un proceso de embalaje, recogida o procesamiento en una fábrica, la robótica también es aplicable a los procesos empresariales, como en los departamentos financieros, de recursos humanos, auditoría interna o auditoría externa. La RPA implica la capacidad de procesar grandes cantidades de datos, muchos más de los que podían manejarse antes.
Nuestras capacidades de auditoría se están expandiendo rápidamente, ya que nuevas tecnologías como la RPA nos permiten analizar el 100% de los conjuntos de datos en lugar de realizar muestreos y centrarnos cada vez con mayor profundidad en los valores atípicos y las excepciones, lo que nos permite resaltar áreas clave de riesgo. Estamos comprometidos con el aprovechamiento de tecnologías como la robótica, el aprendizaje automático y, con el paso del tiempo, el aprendizaje profundo para aplicar estas potentes capacidades con vistas a generar mejor evidencia de auditoría y obtener percepciones más exhaustivas. Sin embargo, lo más importante es que nos concentraremos en la integración de nuevas capacidades para mejorar la calidad de la auditoría, no solo por la tecnología en sí.
El resultado final debería permitirnos trabajar de manera más colaborativa—al tiempo que preservamos la independencia de nuestra opinión de auditoría— mediante la optimización de la transferencia de datos y percepciones más exhaustivas.
Integrar las nuevas tecnologías, como la RPA, en los propios modelos de negocio probablemente traerá ventajas para la entidad auditada en departamentos como el financiero, el de recursos humanos o el de auditoría interna, entre otros.
La tecnología representa un camino por recorrer para los auditores, pero también para las empresas. Compartir perspectivas a lo largo del proceso redunda en beneficio de la empresa, el resultado de la auditoría y, por tanto, en beneficio de los accionistas e inversores y otros grupos de interés usuarios de la información financiera auditada.
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