Términos como la diversidad y la inclusión han alcanzado un lugar muy relevante en la agenda de las compañías en los últimos años. La sociedad, grupos de interés e incluso los propios empleados exigen a las compañías un compromiso que se traduzca en medidas concretas para generar valor y dar lugar a unas organizaciones más diversas e inclusivas.
Pese a ello, las cifras de desempleo de las personas con discapacidad en España continúan siendo elevadas: en 2017 ascendió al 26,2%, según la cuarta edición del informe Odismet, el principal observatorio sobre discapacidad y mercado de trabajo. Y las principales barreras continúan siendo mentales, según explica Sabina Lobato, directora de Empleo en Fundación ONCE. “Es complicado vencer algunos miedos de las personas que toman las decisiones de contratación en las empresas”, afirma.
“Al final es un problema de bajas expectativas, se suele pensar en lo que no se puede hacer frente a todo lo que sí. Creo que hay que hacer un cambio de chip y tratar los posibles problemas de accesibilidad como algo natural: analizando si ya existe solución o buscando una que además abra camino a otras personas con la misma discapacidad”, sostiene Sabina Lobato, que recuerda que el 6,2% de la fuerza laboral en España lo componen personas con discapacidad.
“El cumplimiento de la normativa acaba siendo una puerta de entrada para una mayor inclusión”
La inclusión del colectivo en las empresas se regula bajo la Ley General de Discapacidad (antigua LISMI), por la que las compañías de más de 50 trabajadores están sujetas al cumplimiento de una cuota. “Lo cierto es que muchas empresas abordan la inclusión por cumplir con la normativa, pero acaba siendo una puerta de entrada para tirar del hilo y que conozcan todas las ventajas de contar con talento diverso”, afirma.
Además, la directora de Empleo en Fundación ONCE subraya la necesidad de actualizar la normativa. “En España no ha cambiado el modelo de inclusión laboral desde hace cuatro décadas, y la cuota afecta a las empresas de más de 50 trabajadores cuando la mayor parte de las empresas son pequeñas y medianas empresas”, recuerda.
En este sentido, Sabina Lobato recuerda los principales argumentos por los que las compañías se comprometen con la diversidad e inclusión más allá del cumplimiento. “En primer lugar el convencimiento de contar con talento diverso, con mayor capacidad de innovación y resolver los problemas, además de generar un mayor compromiso entre los propios profesionales, mejorar la reputación y obtener ventajas competitivas”, asegura.
Pero hay que ir más allá y no solo garantizar el empleo, sino su calidad. Para ello, la directora de Empleo de Fundación ONCE apuesta por la educación y el papel decisivo de las administraciones públicas. “Es muy importante que el Gobierno aborde el tema de la educación, ya que es la palanca que lo cambia todo”, asegura. El colectivo reclama el cumplimiento del artículo 24 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que sostiene el establecimiento de “un sistema de educación inclusivo a todos los niveles”.
“La educación no solo influye en el empleo de las personas con discapacidad sino en su autonomía”
“Es necesario realizar una transición escuchando a todas las partes e intereses involucrados, priorizando a las familias que son los principales afectados”, subraya Sabina Lobato. La educación tiene una clara incidencia en la empleabilidad, también en las personas con discapacidad: más del 45% de titulados universitarios con discapacidad tiene empleo. “El impacto de la educación es fundamental, pero es importante recordar que la incidencia no es solo en términos de empleo, sino de la propia autonomía de estas personas”, asegura Sabina Lobato.
Además, los centros especiales de empleo apuestan por trabajar de la mano con las compañías para conocer las capacidades y habilidades que necesitan incorporar, y así ofrecer la formación adecuada. “Es importante generar capacidades de empleo, aunque también imprescindible empoderar a las personas para que sean capaces de buscar recursos y aprender, adquiriendo una mentalidad de aprendizaje continuo”, subraya.
Por otro lado, el colectivo reclama continuar apostando por la accesibilidad, que entra en una nueva dimensión con las nuevas tecnologías. Si bien ha ayudado a facilitar la inclusión de las personas, lo cierto es que también “empiezan a aparecer barreras que antes no existían”. En este sentido, destaca el desarrollo de sistemas de Inteligencia Artificial para el reclutamiento, que puede incluir sesgos en su programación. “La legislación está yendo por detrás de la evolución de estas tecnologías, y es importante visibilizar estas nuevas barreras”, advierte.
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