1- Falta de un propósito o de entendimiento: se dice que el que no sabe dónde se dirige no necesita una brújula.
2- Selección errónea de las competencias de la persona que dirige la función: se trata de un perfil difícil de encontrar e inmaduro como profesión. Enfoque primero la función y seleccione el equipo, en lugar de esperar que el equipo enfoque la gestión según sus competencias. Apoye desde el consejo la función y proteja su credibilidad ante la organización.
3- Falta de convicción real: el empuje proviene solo de un grupo de entusiastas emprendedores internos. Las decisiones de negocio no tienen en cuenta los principios y crean situaciones de incoherencia, incentivos incluidos.
4- Autosuficiencia: creencia de que el desempeño está ya por encima de las expectativas o que es sustancialmente mejor que los competidores, por lo que no hace falta mejorar, solo comunicar.
5- Ausencia de objetivos y métricas integradas en el negocio: los planes ponen en marcha acciones aisladas sin unidad de acción y que no alimentan los planes de negocio. Actividades efímeras que se impulsan buscando únicamente el reconocimiento.
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