La mayoría de compañías en España llevan semanas analizando los riesgos asociados a la continuidad de su negocio y estableciendo planes de mitigación de diverso alcance. Atender el lado humano en estos momentos de crisis se vuelve crítico en la medida en que pone en riesgo la continuidad efectiva del negocio.
En un escenario en el que no tenemos ninguna certeza respecto de cuánto tiempo durará el contexto actual de confinamiento, queremos destacar los principios básicos que deben sustentar nuestra estrategia de gestión de personas y que resumiría en tres: transparencia, sentido de la responsabilidad y un fuerte liderazgo. Todo ello en un contexto en el que las organizaciones deben actuar con la máxima agilidad y capacidad de adaptación a medida que van sucediendo los acontecimientos.
Destacamos algunas claves de actuación que ayudarán a las organizaciones a afrontar esta crisis atendiendo adecuadamente al factor humano y al bienestar de las personas en las organizaciones.
En tiempos de incertidumbre un fuerte liderazgo contribuye a proporcionar estabilidad. Independientemente de la existencia o no de un plan de contingencia, surge la necesidad de formalizar un comité de crisis integrado por miembros del equipo de liderazgo que van a tomar las decisiones críticas sobre el negocio y también sobre las personas. Al margen de la composición multidisciplinar de ese equipo, es crítico que el ejecutivo de máximo nivel esté visible, se muestre cercano y esté accesible a todos los empleados. Esto puede hacerse a través de la grabación de un video, del envío de correos electrónicos a toda la plantilla y/o de la habilitación de un espacio en la intranet corporativa para que pueda trasladar mensajes clave.
Una plantilla que mayoritariamente podría estar trabajando en remoto o desempeñando sus puestos de trabajo in situ bajo la presión de la crisis sanitaria, debe sentir la cercanía del equipo ejecutivo en primera persona.
La seguridad y el bienestar de los empleados, de sus familias y de su entorno personal es una prioridad en este contexto. Es necesario establecer protocolos claros para canalizar la comunicación con los empleados, mensajes y expectativas de los trabajadores y asegurar que están alineadas con la normativa laboral.
El rol de los managers y la cercanía con sus equipos es clave. Su prioridad debe ser el bienestar físico y emocional de sus colaboradores, por lo que un seguimiento individual es muy recomendable, especialmente con los empleados más vulnerables.
Proporcionar guías y consejos a los empleados sobre cómo cuidar de su bienestar manteniéndose activos físicamente, cuidando de su alimentación y respetando las pautas sanitarias de protección contribuirá al bienestar emocional y físico de las personas.
Establecer canales claros y bidireccionales con los empleados de manera que se pueda recibir su feedback, compartir puntos de vista, retos y preocupaciones es también una buena práctica. Esto puede realizarse a través de conversaciones entre los equipos de trabajo y habilitando espacios colaborativos virtuales en los que mantener conversaciones informales y compartir experiencias y preocupaciones. Dichos inputs deberán alimentar los planes de acción de la compañía en el corto plazo.
Trabajar desde casa de manera prolongada sin duda plantea retos que es necesario abordar, tanto desde la perspectiva de experiencia de empleado, como tecnológica y operativa. Habilitar formaciones virtuales, píldoras de aprendizaje, guías rápidas, etc., para que todas las personas aprendan a trabajar en un entorno virtual es clave para que puedan desarrollar sus trabajos e interactuar con sus compañeros o con clientes de manera efectiva.
El momento actual de confinamiento requiere activar más que nunca la interacción entre los equipos de trabajo. Las metodologías ágiles orientadas a realizar un seguimiento diario de las tareas, del grado de avance y de las posibles barreras, son una gran ayuda. Hacer un seguimiento cercano de los avances de los trabajos y orientarlo hacia la obtención de productos mínimos viables permitirá responder con agilidad a las necesidades del negocio.
Dotar de flexibilidad y agilidad a la organización puede contribuir a mantener la competitividad del negocio en tiempos de crisis. Para ello, es necesario romper silos organizativos y crear equipos ágiles transversales para desarrollar soluciones a problemas complejos. Poner a trabajar juntos a los equipos de front, middle y back office y volverse más customer-centric ayudará a responder con mayor agilidad a las disrupciones del mercado.
La incertidumbre sobre cómo va a evolucionar la crisis hace necesario adaptarse e improvisar a medida que se van sucediendo los acontecimientos. El despliegue de mecanismos de comunicación y feedback permanente con los empleados permitirá alimentar en tiempo real los planes de acción para ajustarlos a las necesidades de cada momento.
Mantener los principios básicos de transparencia, sentido de la responsabilidad y fuerte liderazgo ayudará a superar con éxito los difíciles momentos en los que nos encontramos.
Hola Cristina, un artículo muy interesante.
Muchas gracias por tus aportaciones.
Un abrazo