El tablero ha cambiado. Los jugadores, también. El sector inmobiliario español se enfrenta a una nueva etapa en la que ni el entorno ni sus protagonistas son los mismos que fueron en los años del boom. Ahora, la recuperación está más cerca. En términos de demanda y de normalización de la financiación, siete de cada diez encuestados para el informe de KPMG ‘Año cero para el inicio de la recuperación del sector inmobiliario en España’ esperan una remontada antes de dos años; aunque para la absorción de la oferta el periodo esperado se alarga. El peso del sector constructor en la economía aumentará, aunque no hasta niveles similares a años anteriores a la crisis, igual que el empleo en el sector inmobiliario que, según los encuestados, sobrepasará el 7% de la población activa que representa en la actualidad.
Tras el periodo de recesión económica, han aparecido nuevos actores que hoy protagonizan las operaciones en el mercado inmobiliario español. A los jugadores tradicionales, las compañías inmobiliarias y las no inmobiliarias con actividad en Real Estate, se han unido las entidades financieras, Sareb, el sector público y, por otro lado, inversores de muy diversa tipología. Sus estrategias para competir en el nuevo entorno son dispares.
“Algunas compañías inmobiliarias están reiniciando su actividad e incluso comenzando nuevas promociones desde cero, pero las compañías no inmobiliarias están dejando la parte inmobiliaria de su negocio para centrarse en sus actividades principales (core)”, comenta Javier López Torres, socio responsable del sector Real Estate de KPMG en España. El sector público también está comenzando a adaptar sus mecanismos de desinversión en activos al nuevo entorno económico.
Las entidades financieras, por su parte, continúan acumulando en sus balances importantes volúmenes de activos inmobiliarios, debido al elevado apalancamiento que atenazaba los sectores constructor e inmobiliario y al estallido de la burbuja. Consecuencia de su necesidad de deshacerse de los activos inmobiliarios de peor calidad fue la creación de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) en diciembre de 2012. “Ahora las estrategias del sector financiero para trasladar los activos al mercado están siendo fundamentalmente de dos tipos: aquellas cuyo objetivo es monetizar los activos en el corto plazo basadas en operaciones de corte financiero y otras en disposición de aguantar los activos para maximizar su valor a través de estrategias puramente inmobiliarias”, reafirma.
En paralelo, los inversores muestran un creciente interés por España. Un 94% de los encuestados para el informe considera España un destino atractivo para las inversiones inmobiliarias. “Hoy conviven en España inversores oportunistas, los primeros en llegar durante la crisis, otros de valor añadido que se espera que ayuden en la recuperación del sector inmobiliario en los próximos años y, en algunos casos, inversores conservadores más largoplacistas”, comenta Javier López Torres. Los expertos consultados en el informe señalan a los inversores de valor añadido como los que mayor protagonismo acapararán en el mercado inmobiliario español.
“Aunque algunos protagonistas cuentan ya con la fortaleza y la capacidad de impulsar la recuperación del sector inmobiliario, solo una alianza entre inversores que apuesten por el valor añadido, equipos de gestión profesionalizados, y entidades financieras que devuelvan su apoyo y que ofrezcan financiación prudente podrá ayudar al sector inmobiliario a recuperar la senda de la sostenibilidad, y su contribución al desarrollo económico y social”, concluye el socio responsable del sector Real Estate de KPMG en España.
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