Desde hace ya tiempo y con mayor intensidad en los últimos años, el mercado está dando mucha relevancia a la sostenibilidad y las finanzas sostenibles como palanca para fomentar la competitividad empresarial. Los propios inversores están poniendo el punto de mira hacia inversiones que consideran factores medioambientales, sociales y de buen gobierno, con una demanda creciente de información fiable sobre los factores ESG.
La realidad de este contexto empresarial ha puesto de manifiesto la necesidad de reforzar el marco regulatorio relacionado con estos aspectos, tanto desde la perspectiva de la preparación y elaboración de esta información como desde el punto de vista de control y supervisión para asegurar su fiabilidad.
Desde la primera perspectiva, la entrada en vigor de la directiva de información no financiera a nivel europeo y su trasposición a través de la Ley 11/2018 de información no financiera y diversidad en España, ha supuesto que en los últimos años los organismos reguladores se hayan centrado mucho en la supervisión de la información que se incluye en el estado de información no financiera.
Desde la segunda perspectiva, la reciente reforma del Código de Buen Gobierno ha promovido la integración de los riesgos ESG en la estrategia, la organización y las políticas de las empresas cotizadas y a su vez ha venido a reforzar los sistemas de control de la información no financiera (SCIINF) a través de la comisión de auditoría y el control de los riesgos reputacionales no financieros.
Un avance en este sentido en los últimos días se ha puesto de manifiesto con motivo de la celebración de las Jornadas de Finanzas Sostenibles de la CNMV, donde este organismo supervisor ha informado sobre la actividad que está llevando a cabo en materia de sostenibilidad y sobre el impacto que las nuevas normas que se han aprobado van a tener en los emisores y las sociedades gestoras de valores.
Uno de los aspectos más relevantes en los que está trabajando la CNMV en este contexto es la elaboración de unas normas únicas internacionales que permitan que la información no financiera que presentan las compañías en el mercado sea comparable y homogénea.
Esto está en línea con los pasos dados a nivel internacional a través de organismos como ESMA e IOSCO en los que participa igualmente la CNMV para mejorar la información que presentan las empresas cotizadas en el mercado y con los movimientos de otros organismos como la Fundación IFRS que prevé extender su labor como emisor de normas internacionales de información financiera a la elaboración en un futuro próximo de estándares en cuestiones ESG.
Desde mi punto de vista, esto es un paso más que refuerza la necesidad de disponer de sistemas de control interno de la información no financiera (SCIINF) que permitan asegurar la fiabilidad de esta información. E incluso ir más allá, ayudando igualmente a disponer de información de gestión que ayude a una mejora en la toma de decisiones tanto de la propia empresa como de los distintos grupos de interés, cada vez más preocupados con las cuestiones ESG.
Aquellas empresas que dispongan de SCIINF ya implantados podrán estar en mejor disposición de afrontar los nuevos retos normativos pudiéndose adecuar mejor a los nuevos estándares que están en curso. La experiencia pasada en otros estándares financieros ha puesto de manifiesto la necesidad de anticiparse para evitar a posteriori sorpresas inesperadas y además aprovechar la oportunidad de estar en el ranking de liderazgo en estas cuestiones ESG y en la información relacionada.
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