2020 será un año para recordar. La crisis sanitaria desatada por la pandemia del coronavirus nos ha hecho conscientes de la debilidad de un sistema que creíamos sólido. El mundo se ha enfrentado a una situación excepcional a la que no ha sabido reaccionar a tiempo y que ya ha tenido, y está teniendo, consecuencias en la salud, la economía y la sociedad. Sin duda, estos meses se han convertido en un punto de inflexión a partir del cual se producirán cambios sistemáticos.
Al mismo tiempo que todos asistíamos perplejos a la propagación incontenible del covid-19, organizaciones de todo el mundo tomaban consciencia de la importancia de cambiar sus planes estratégicos para continuar con su actividad y reducir los impactos negativos. El uso de soluciones digitales se ha impuesto, en la mayoría de los casos, como la mejor alternativa, ha provocado que empresas de todos los tamaños aceleraran sus planes de transformación y que los consumidores cambiaran sus hábitos consolidando algunas tendencias a las que, en principio, aún les quedaba un camino de desarrollo a medio y largo plazo.
El miedo al contagio ha provocado que desde marzo un número elevado de consumidores eviten realizar sus compras, o parte de ellas, en establecimientos físicos y se decanten más por el canal online. En España, antes de la pandemia recurrían a este último el 33% de los usuarios y ahora lo hacen de manera frecuente el 46%, según recoge el estudio ‘Consumidores y nueva realidad: 4 tenencias clave’ elaborado por KPMG. Los tres factores que han provocado este cambio han sido: facilidad de compra, conveniencia y seguridad.
Una tendencia que se mantiene tanto para llenar la cesta de la compra como en el resto. Las plataformas de eCommerce especializadas se han convertido en el principal canal para la adquisición de productos no alimenticios para el 33% de los encuestados españoles. Por su parte, el uso de canales digitales de los distribuidores tradicionales también experimenta un notable crecimiento: del 33% a la hora de adquirir productos de alimentación y del 46% cuando la adquisición es de otro tipo.
Este cambio en los hábitos de consumo lleva aparejado otra transformación: la de los medios de pago. Al comienzo de la pandemia el uso de sistemas digitales se incrementó, no solo por el aumento del consumo online, también para reducir el contacto. Una de las prioridades del comercio fue la incorporación de tecnologías contactless que facilitaran las transacciones y las entidades subieron su límite de 20 a 50 euros. Se reducían así las veces que el titular de la tarjeta debía introducir el PIN para confirmar el pago. Un límite que a día de hoy se mantiene.
Los usuarios españoles, por su parte, reconocen que en el futuro usarán menos el efectivo (52%) y que recurrirán más a los pagos digitales (35%), tarjetas de débito (38%) y crédito (30%). Lo que, previsiblemente, derivará en la creación de nuevos modelos negocio y de relación de las empresas con sus clientes.
Las restricciones a la movilidad al comienzo de la pandemia tuvieron como consecuencia una generalización del teletrabajo para todos aquellos empleados que pudieran desempeñar su labor sin tener que desplazarse a su puesto habitual. Una modalidad que ya estaba sobre la mesa de los directivos y responsables de recursos humanos de muchas empresas, pero para la que aún existían (y existen) reticencias. Sin embargo, en estos meses se ha asimilado este cambio y el 86% de las compañías ya han trasladado a su fuerza laboral el trabajo a distancia, según el informe ‘CIO Survey 2020’, en el que han participado más de 4.200 ejecutivos de tecnología de 83 países.
El 43% de los encuestados reconocen que esta transición no será temporal y que esperan que más de la mitad de su personal siga trabajando principalmente de manera telemática. “Se producirá un proceso de transformación cultural mediante programas híbridos donde se combine presencia física en oficinas (headquarters), usos temporales de espacios de coworking cercanos a las casas de los empleados, con el teletrabajo”, apunta Fernando Echevarria, socio responsable de Technology Enablement de Consulting Corporate en KPMG España.
Antes de la covid-19, la demanda de perfiles con habilidades digitales era creciente, debido a la transformación que están experimentando los agentes de toda de la cadena valor de la totalidad los sectores económicos. Una escasez que ha persistido durante todo este año y que se mantendrá en el futuro. Las capacidades más demandadas, tal y como recoge el documento ‘CIO Survey 2020’, son aquellas relacionadas con la ciberseguridad (35%), la gestión del cambio organizativo (27%), la arquitectura empresarial (23%), la arquitectura técnica (22%) y el análisis avanzado (22%).
El incremento del trabajo a distancia y un mayor uso de servicios y herramientas digitales ha permitido mantener la actividad de una gran mayoría de empresas y servicios durante los meses pasados. La contraprestación ha sido una mayor exposición a los ciberataques. En una encuesta realizada por el proveedor de ciberseguridad Check Point entre más de 600 expertos de seguridad de todo el mundo, el 58% de los encuestados afirma que su compañía ha sufrido un mayor número de ciberataques tras la crisis del coronavirus.
Como consecuencia, se ha producido un cambio significativo en el enfoque de su estrategia de ciberseguridad y señalan que no volverá a ser la mismo que antes de la pandemia. Sus prioridades en los próximos dos años serán asegurar el trabajo en remoto, mejora la seguridad de los dispositivos móviles, endpoints y de la nube pública. Solo 1 de cada 5 organizaciones indica que han vuelto a realizar las mismas actividades de protección que a principios de año.
Muy interesante el artículo Noelia. Breve pero directo al grano.