El mecanismo único de supervisión bancaria está cumpliendo ya su segundo año de operatividad completa. Mucho se ha avanzado desde noviembre de 2014. Cada día, los equipos conjuntos de supervisión celebran reuniones con los bancos españoles y su presencia en las entidades se ha hecho ya cotidiana. Junto con algunos elementos más tradicionales, la agenda supervisora ha implicado novedades como la revisión del gobierno corporativo o los modelos de negocio de las entidades. Otros temas relevantes son la calidad de los datos, la ciberseguridad, los modelos de riesgo y el capital, siempre el capital.
El pasado 1 de enero comenzó también la andadura formal, tras un año de preparativos, del mecanismo único de resolución, con la Junta Única de Resolución (SRB por sus siglas en inglés), 24como elemento central, de la que forma parte el español Antonio Carrascosa, anterior responsable del FROB.
El papel de las nuevas autoridades de resolución bancaria (tanto en su fase preventiva como ejecutiva) va a ser muy relevante y, de la mano de la planificación de la resolución y, sobre todo, del proceso de evaluación de la resolubilidad de las entidades pueden exigirse cambios que afecten a su estructura y funcionamiento. También se plantea el reto de cumplir con los nuevos requerimientos en materia de capacidad de absorción de pérdidas (TLAC-MREL). Concretamente, una vez definido el TLAC para las entidades globales, se avanza poco a poco en la determinación del MREL como requerimiento individualizado para las entidades que se les exigirá en plazos distintos, de acuerdo con sus circunstancias y características. Por otra parte, se avanza en la concreción de las cantidades que los bancos deberán aportar a los nuevos fondos –nacionales y europeo- de resolución.
Pero, sin duda, la gran novedad del año, aunque de pronóstico todavía incierto, es el avance de la propuesta de la Comisión Europea sobre un esquema europeo de garantía de depósitos (EDIS, por sus siglas en inglés), el “tercer pilar” de una Unión Bancaria completa. A pesar de que se trata de una propuesta prudente, que sigue de cerca el proceso seguido para la constitución del Fondo Único de Resolución, y que distingue fases sucesivas para su implementación efectiva, afronta no pocas dificultades y alguna oposición política relevante…veremos en qué termina todo aunque, como siempre, yo soy optimista.
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