Ignacio Garralda mantiene su optimismo, consciente de las oportunidades que traen consigo los periodos de profunda transformación. Con la mirada puesta en la digitalización y el papel del sector asegurador en la consecución de una economía más sostenible, el presidente de Mutua Madrileña pone énfasis en situar a las personas y el propósito en el centro de la toma de decisiones. Y es que para el directivo el éxito de una economía pasa por el avance conjunto de toda la sociedad.
RESPUESTA. Si bien el mercado español partía con un elevado grado de digitalización en la mayoría de los sectores empresariales, la situación generada por el Covid-19 ha marcado récords en este ámbito.
Pero para que esos niveles sean sostenibles en el futuro, el mayor reto de las compañías es trasladar la excelencia del servicio/producto físico al entorno digital y consolidar la gestión de los datos para ofrecer experiencias y soluciones personalizadas. En Mutua, por ejemplo, concluimos 2020 con un 74% de clientes digitales sobre el total de nuestra cartera (20 puntos porcentuales más que en 2019) y estos niveles se siguen manteniendo en 2021.
El proceso hacia la descarbonización ofrece un entorno de oportunidades para el sector asegurador, ya que las compañías de seguros jugamos un papel muy relevante en la transición hacia una economía “verde”, tanto por nuestro rol en la mitigación de los riesgos (de movilidad, sanitarios, ambientales…), como por ser grandes inversores institucionales y por nuestra participación en el mercado financiero a través de nuestras gestoras de activos.
Tampoco podemos olvidar nuestra figura como organizaciones con importantes compromisos de sostenibilidad, como por ejemplo sucede en Mutua con la generación de empleo o la búsqueda de permanente de impacto social positivo.
La gestión de los aspectos no estrictamente financieros cobra cada vez más peso en las organizaciones y, de hecho, debe elevarse al mismo nivel que la gestión financiera, no solo porque lo demandan los diferentes grupos de interés, sino porque es fundamental para lograr un crecimiento rentable y sostenible.
La estrategia de la empresa debe integrar la creación de valor y el impacto social como elementos indispensables, ya que esto es, en definitiva, lo que define el propósito. Gestionar con un propósito firme nos permite responder eficazmente ante nuestros grupos de interés y abordar con éxito los diferentes retos económicos y sociales que se nos plantean.
En un entorno tan dinámico como el actual, para atraer talento es tan importante ofrecer estabilidad y un proyecto sólido y adecuadamente remunerado, como que los profesionales se identifiquen con los valores corporativos y el propósito de la compañía. La sostenibilidad, la diversidad, la conciliación, la igualdad de oportunidades, el desarrollo profesional, la innovación, el estilo de liderazgo o el compromiso social tienen cada vez más relevancia en la toma de decisiones para atraer talento y para fidelizarlo.
Además, para que los equipos se sientan vinculados y parte del proyecto es imprescindible una cultura empresarial consistente, una comunicación interna fluida y un compromiso mutuo.
Para avanzar hacia un futuro sostenible e impulsar la transición verde es necesario seguir profundizando en la recuperación económica post-pandemia y alinear los esfuerzos para frenar el cambio climático con las necesidades sociales en nuestro país. Debemos asegurarnos de no dejar a nadie atrás y para ello es fundamental reforzar la colaboración público-privada y capilarizar las inversiones que se lleven a cabo.
La transformación del tejido económico y productivo debe estimular la creación de empleo sostenible y facilitar la evolución hacia una sociedad sin brecha digital en la que el concepto de sostenibilidad esté extendido y sea realmente accesible para todos.
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