El Banco Central Europeo ha ido concediendo una importancia creciente a dos temas interrelacionados: la presencia en los balances bancarios de un volumen importante de activos y créditos non performing (conocidos como NPL´s o NPE´s) y la limitada rentabilidad de un buen número de bancos europeos.
Aunque son dos temas interrelacionados, no son exactamente coincidentes. De hecho, la limitada rentabilidad de los bancos europeos tiene sobre todo que ver con el contexto actual de bajos tipos de interés que afecta negativamente al margen financiero. También influye la carga de unas exigencias regulatorias que no paran de crecer.
No obstante, el hecho de que en el balance de los bancos existan activos non performing tiene también importancia puesto que, a la vez que consumen recursos propios, no generan ingresos y, por tanto, no coadyuvan a la mejora de la solvencia y liquidez de la entidad.
Desde el punto de vista de la economía general, la cuestión también tiene relevancia porque esos activos y préstamos non performing dificultan que la entidad afectada pueda conceder nuevos préstamos, perjudicando así también a la economía en su conjunto.
Por todo ello, no es de extrañar que el BCE, a la vista de los datos sucesivamente obtenidos en el “asset quality review” del 2014 y en el ejercicio de su función supervisora desde entonces, haya venido prestando cada vez más atención a esta problemática hasta llegar a la reciente publicación de una “Guía para las entidades de crédito sobre préstamos con incumplimientos”, (en la traducción oficial realizada por el BCE) en forma de documento sometido a consulta.
El documento, más que establecer una estrategia concreta para la solución del problema, insiste en cuestiones a menudo descuidadas, como son las que tienen que ver con la adecuada gestión de estos activos desde el punto de vista de su gobernanza y del establecimiento de objetivos cuantitativos detallados y un plan de ejecución, al objeto de que la estrategia diseñada sea realmente eficaz.
No cabe duda de que la actuación supervisora del BCE continuará insistiendo en el futuro en las dos cuestiones mencionadas; mejora de la rentabilidad y saneamiento de los balances y, aunque en ambos aspectos, los bancos españoles se encuentran en una posición mejor que otros, todavía queda trabajo por hacer y seguiremos viendo iniciativas en este ámbito. No parece que el supervisor vaya a conceder más tiempo.
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