La innovación y la capacidad de adaptación han formado parte de la esencia de Tomás Pascual Gómez-Cuétara desde que comenzó su andadura profesional en un sector al que ha dedicado toda su vida. Y es así como mira al futuro, viendo en los retos que ha planteado el último año y los cambios en las dinámicas de consumo oportunidades de crecer y de adaptarse. Un crecimiento que no concibe sin las personas, su equipo, quienes deben estar en el centro de la cadena de valor y compartir los valores y el propósito de la compañía.
RESPUESTA. Es muy interesante observar cómo la pandemia ha acelerado una evolución en los hábitos y comportamientos de los consumidores, que ya existía, pero que ha terminado por despegar ahora. En el sector alimentario, esta evolución se ha producido en dos sentidos principalmente: mayor preferencia por productos más saludables y naturales, y una tendencia creciente a valorar criterios de sostenibilidad a la hora de establecer decisiones de compra.
Creo que el sector agroalimentario español es lo suficientemente dinámico y robusto como para saber escuchar, ver más allá y aplicar su potencial innovador para responder a estas demandas con agilidad.
Creo que la llegada de los fondos europeos y la puesta en marcha de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) en la industria son una oportunidad que no podemos dejar pasar como país. No solo para volver a una senda positiva a nivel macroeconómico, sino también para favorecer una transformación del tejido productivo, situando a las empresas españolas a la vanguardia en economía digital y verde, y consolidar un modelo de colaboración público-privada que ha probado su éxito. En el caso de nuestro sector, considero que es fundamental seguir impulsando el avance de la industria Foodtech.
No solo en la empresa familiar. Esto va a ser fundamental para cualquier organización en los próximos años, especialmente porque vamos hacia un contexto que favorece una mayor diversidad en la relación entre el empleado y su lugar de trabajo.
Es importante que fenómenos como el teletrabajo o los modelos flexibles no signifiquen una desconexión del empleado con su equipo o con los valores de la compañía, que sepamos mantener el compromiso y los valores de las plantillas independientemente del lugar de trabajo. La mejor manera de garantizar esto es saber generar una verdadera propuesta de valor hacia dentro y hacia fuera de la organización. Y esto supone algo muy importante, fundamental para nosotros: crear valor a lo largo de toda la cadena alimentaria es el único camino para alcanzar la cohesión entre los distintos eslabones.
Es esencial apostar por el crecimiento interno y, para ello, hay que implantar sistemas de gestión del talento en todos los niveles de la compañía. En Pascual somos un ejemplo en esto: ya en 2018 reformulamos nuestra Política de Personas, desarrollando un marco de calidad en todo lo relativo a condiciones laborales, estabilidad y empleabilidad a través del desarrollo continuo.
Para nosotros el ‘no quedarse atrás’ supone hacer a nuestras personas protagonistas, que sean conscientes de la importancia del autodesarrollo y la actualización continua y, por supuesto, poniendo a su disposición un modelo formativo individual, adaptado a cada perfil y basado en las últimas tecnologías y digitalización.
En el último año y medio hemos vivido una situación sobrevenida cuya magnitud no podíamos ni imaginar. Esto es cierto, pero creo que podemos estar orgullosos de la respuesta que hemos dado como sociedad. En los momentos más duros de la pandemia, demostramos tener un tejido productivo sólido y ágil, y estuvimos al lado de los consumidores a pesar de las dificultades. El verdadero reto es saber anticipar estos entornos disruptivos, a la vez que seguimos haciendo esfuerzos para afrontar los grandes desafíos del presente, como puede ser la crisis climática.
Deja un comentario