La llegada de la crisis de la COVID-19 ha supuesto tanto retos como oportunidades en la actividad del tercer sector en el mundo. Su reinvención se ha enfocado especialmente en la digitalización y la transformación tecnológica, así como hacia un nuevo planteamiento de la responsabilidad corporativa en la estrategia de las compañías.
En primera línea de este papel fundamental sobre la transformación del sector, se encuentran profesionales como Gema Escrivá, directora general del Banco de Alimentos de Madrid, y Enrique Porta, socio responsable de Consumo y Distribución de KPMG en España. A pesar de los efectos derivados de la pandemia, ambos expertos que actúan en colaboración ponen de manifiesto la profunda reinvención que el sector ha experimentado hasta acabar reforzándose en su actividad.
Todo ello ante una situación de intensa transformación que especialmente prioriza la rapidez y la efectividad en los procesos de planificación y distribución de los recursos. En palabras de Enrique Porta, actualmente se hace aún más necesario “entender cuáles son las necesidades de la sociedad, captar el máximo de recursos posible y aplicarlos de la manera más eficiente”.
Como apunta la directora general del Banco de Alimentos, ante el estallido de la crisis se estableció un proceso de planificación con la colaboración de KPMG que ha logrado repercutir finalmente en el aprendizaje y la mejora de los servicios prestados. De este modo, KPMG desarrolló un programa para la transformación de la cadena logística de la organización, optimizando así el precio y las condiciones para el acceso a determinados productos con los que atender las necesidades básicas de los colectivos más vulnerables. “Lo que hicimos fue buscar proveedores a través de una planificación a largo plazo, asegurar el suministro de alimentos y negociar los precios de compra con el máximo de calidad garantizada”, detalla Enrique Porta.
En contextos disruptivos como el actual, la digitalización e implementación de nuevas infraestructuras tecnológicas se ha convertido en un elemento clave para la transformación del tercer sector. “Nos hemos tenido que transformar para dar un mejor servicio y, en ese sentido, la digitalización no solo supone un gran reto, sino una magnífica oportunidad para mejorar”, afirma Gema Escrivá.
Como resultado, adoptar un nuevo modelo de negocio fundamentado sobre los pilares de la digitalización presenta efectos inmediatos en el beneficio social y corporativo de las empresas. “Se trata de utilizar el máximo de las palancas digitales existentes para definir un marco estratégico sobre las principales necesidades de la comunidad, asegurando así que todo el proceso está bien cubierto a través de estas palancas digitales”, detalla Enrique Porta.
De este modo, la transformación digital ofrece una mayor eficiencia operativa tanto a nivel interno como externo de las compañías. Sin embargo, Gema Escrivá advierte que el camino hacia la digitalización debe partir de herramientas fáciles e intuitivas que se incorporen progresivamente en las entidades. “La transformación digital la tenemos que acometer dando pasos muy seguros y certeros por la velocidad de adaptación y el nivel de exigencia”, afirma Gema Escrivá.
Además del cambio en los hábitos de consumo durante la pandemia, también se ha producido una modificación en las expectativas de la sociedad respecto a la imagen de las compañías y sus productos. “Hay una macrotendencia fuerte donde los consumidores están cada vez más dispuestos a premiar a aquellas compañías que realmente tienen un propósito y que comparten valores con la sociedad”, apunta el socio responsable de Consumo y Distribución de KPMG en España.
Como explica Gema Escrivá, los profesionales demandan cada vez más a su empresa ser activos en responsabilidad corporativa. “Nos sentimos mejor estando en empresas que tienen esa sensibilidad social y que realmente están ayudando a solventar esos problemas”, explica Enrique Porta.
Se trata de una tendencia en aumento que se ha puesto de manifiesto especialmente durante la pandemia y que confirma su importancia de cara a la salida de la crisis. Por su parte, ambos expertos consideran que las empresas deberán desarrollar una mayor concienciación y sensibilidad social en sus acciones. “No hay duda de que hay un antes y un después de la COVID-19”, afirma Gema Escrivá sobre la mayor demanda en responsabilidad corporativa por parte de la sociedad. “Nos hemos ido digitalizando y ahora tenemos que acometer la transformación digital de una forma más estratégica”, detalla la directora general del Banco de Alimentos.
En este contexto de transformación y adaptación del sector, la responsabilidad corporativa marca una clara tendencia hacia una estrategia que fomente tanto la diversidad como la inclusión social. En esta línea, Gema Escrivá aclara que en este proceso no solo se encuentran involucradas empresas esencialmente alimentarias, sino también compañías de todo tipo que pueden ayudar a acelerar el proceso de transformación y reducir dicha brecha social.
Por su parte, Enrique Porta insiste en que todas las empresas pueden ayudar a fomentar estas cuestiones “porque se entiende que es nuestra responsabilidad y nuestra vocación como compañía, así entre todos podremos reducir esa brecha y fomentar que la sociedad sea lo más autosuficiente posible”, concluye Enrique Porta.
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