Una de las prioridades más destacadas para los directivos de las empresas españolas en 2016 es la transformación digital. Según el informe Global CEO Outlook de KPMG, el 56% de los CEOs españoles cree probable que su empresa se transforme en los próximos tres años en una entidad significativamente diferente. Sin duda alguna, “dicha transformación pasa por la digitalización de los procesos y el aprovechamiento de los datos que se generan dentro y fuera de la organización”, según Luis Ferrándiz, socio responsable de Servicios Digitales en Management Consulting de KPMG en España.
Entre las principales conclusiones acerca del entorno digital que destacan en la agenda de los CEOs encontramos las siguientes:
La fidelización del consumidor está en peligro. El 86% de los directivos están preocupados por la fidelización de sus consumidores y consideran que la tecnología es uno de los principales motores de cambio en el modo en que sus organizaciones interactúan con los clientes. Las nuevas compañías que han irrumpido con éxito en el mercado impulsan la demanda mediante el aprovechamiento de los datos, que les permiten construir perfiles concretos de clientes para ajustar la oferta y experimentar e incrementar las oportunidades de venta. Innovación, agilidad y análisis de datos son clave a la hora de adaptar la demanda en tiempo real y con menores costes ante unos clientes cada vez menos predecibles.
El entorno operativo se complica. En muchos de los casos, los productos y servicios que se ofrecen en el mercado siguen siendo los mismos, y lo que cambia es la forma en la que se le ofrecen al consumidor. El reto está en aprovechar al máximo la tecnología que está al alcance de todos y convertirla en un beneficio tangible para los clientes. Un buen ejemplo de esto son los servicios bancarios o de transporte, que están experimentando una verdadera disrupción en la forma de llegar a los clientes gracias a las oportunidades que conllevan los cambios tecnológicos (explosión de la tecnología móvil, sectores cada vez más centrados en el software, etc.).
Los datos tienen un gran valor. Apostar por el análisis de los datos (Data & Analytics) resulta clave en la estrategia de cualquier compañía. El D&A no sólo ha de aplicarse a los datos generados de forma interna; el verdadero valor reside en los datos relacionados con la compañía que se generan externamente, como la conversación sobre ella en las redes sociales, el input de los clientes sobre los productos, su precio, su disponibilidad, etc. Una gestión eficiente del Big Data permitirá extraer valiosas conclusiones de aquellos datos relevantes para la estrategia empresarial, lo que influirá positivamente en la toma de decisiones. En este sentido, la 17ª edición del Global Automotive Executive Survey de KPMG concluía recientemente que, conscientes del valor que suponen para los fabricantes, 4 de cada 5 conductores esperan obtener beneficios económicos a cambio de cederles los datos que genera su vehículo.
La innovación es la clave de la transformación. Como herramienta clave para ejecutar una estrategia de transformación, la innovación ha de estar al frente de la toma de decisiones. Sin embargo, existen ciertas barreras que suelen frenar su implementación, tales como los rápidos cambios que se producen en el comportamiento de los clientes, la inseguridad acerca de qué tecnología proporciona los mejores resultados o los límites presupuestarios. El 46% de los primeros ejecutivos españoles declara en el Global CEO Outlook de KPMG que la innovación es el reto más crítico dentro de sus compañías. A pesar de esto, aún queda bastante camino por recorrer, ya que tan solo el 20% de los encuestados afirma contar con un proceso formal ya implantado en todas las áreas de la compañía a propósito de la innovación.
Negocio y tecnología han de ir de la mano. A la hora de implementar una estrategia de transformación digital, resulta imprescindible que cuente con un enfoque claro, una dirección y unos pasos medibles que permitan alcanzar los objetivos de negocio previamente planteados.
La ciberseguridad es uno de los retos principales y más impredecibles. Tan solo el 28% de los principales directivos españoles encuestados afirma estar “totalmente preparado” ante un potencial incidente de ciberseguridad. Asimismo, la única medida preventiva que declara haber adoptado la mayoría de los encuestados es la contratación de un responsable de ciberseguridad en la compañía, a pesar de ser uno de los factores que más daño reputacional puede causar a una compañía.
“En definitiva, mantener el statu quo es una de las estrategias más arriesgadas que pueden llevarse a cabo a día de hoy, aunque sea la decisión más fácil. Es necesario abrazar la tecnología, maximizar los resultados que podemos obtener del análisis de los datos y adaptarse a los cambios demográficos que se están produciendo en todo el mundo. A partir de ahora, apostar por la transformación será sinónimo de buena gestión”, concluye Luis Ferrándiz.
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