Fin… fino… finta… fintar… fintear… finura. Fintech no aparece en el diccionario. Quizás porque es un término reciente, todavía desconocido para muchos, que surge de la unión de las palabras inglesas finance y technology. Aunque es probable que los académicos de la RAE la acepten pronto ya que es una tendencia imparable que ha llegado para quedarse.
Olvidarse de monedas y billetes y pagar a través del móvil. Comprar acciones con la tableta desde cualquier parte. O gestionar los ahorros desde el smartphone. Son algunas de las posibilidades que ofrece el sector Fintech.
“Estas empresas utilizan la tecnología del mejor modo posible fomentando la disrupción dentro del sector de servicios financieros, al tiempo que permiten que las entidades financieras interesadas aprovechen al máximo la nueva tecnología con vistas a proporcionar una mejor experiencia a los clientes, lanzar nuevos productos y servicios para promover el crecimiento, permitirles gestionar mejor sus riesgos y mejorar su eficiencia operativa”, sostiene Francisco Uría, socio responsable de Sector Financiero de KPMG en España.
Una buena prueba de que el Fintech está en auge lo demuestra un dato. Unos 20.000 millones de dólares se destinaron a tecnología financiera en 2015 a nivel mundial, lo que supone un incremento del 66% con respecto al año anterior. Solo en los últimos tres años la inversión se ha multiplicado casi por siete.
Estas cifras se extraen del Informe Fintech 100, elaborado por KPMG y la firma de inversión H2 Ventures, que selecciona las 100 mejores startups fintech del mundo. En concreto, incluye las 50 más consolidadas y las 50 emergentes con mayor potencial. Para su elaboración se han realizado exhaustivos estudios de investigación y análisis de datos teniendo en cuenta cinco factores: capital total obtenido; tasa de obtención de capital; diversidad sectorial y geográfica; tracción de consumidores y del mercado; y Factor X, entendido como el grado de innovación en productos, servicios y modelos de negocio. Esta última medida subjetiva se aplica únicamente a las empresas que aparecen en las lista de las 50 con mayor potencial.
Encabeza el ranking de las más afianzadas la primera aseguradora china online, ZhongAn, nacida en Shangai en 2013, que utiliza la tecnología Big Data para facilitar el diseño de producto, la suscripción automática, las reclamaciones, el marketing de precisión y la gestión de riesgos. Otras seis empresas chinas forman parte de la lista, lo que confirma que las fintech del gigante asiático están a la vanguardia.
El segundo lugar lo ocupa también una aseguradora, la estadounidense Oscar, que apuesta por un sistema de salud simple, bien hecho y amable. En total, siete empresas de la lista pertenecen al sector asegurador mientras que el año pasado no aparecía ninguna.
Los pagos representan el 25% del ranking
Los pagos, monedas y transacciones son la parte de la tecnología financiera más expuesta a la disrupción digital, según el informe. Este segmento ha aumentado hasta representar el 25% de las fintech 100. Por ejemplo, Qufenqi, con sede en Pekín, es una tienda online de productos electrónicos como portátiles y smartphones que ofrece soluciones de pagos a estudiantes y profesionales en China. Ocupa la cuarta posición.
Otra de las conclusiones de este estudio es el aumento de “facilitadores” de fintech, es decir, proveedores de servicios y capacidades dirigidos a entidades financieras. En la lista de este año figuran 25 en comparación con los siete del año pasado.
Las 50 empresas fintech emergentes han sido seleccionadas porque aportan ideas audaces, disruptivas y con potencial para cambiar las reglas del mercado. La compañía del Reino Unido Osper es una de ellas. Ha creado una tarjeta de débito para jóvenes de entre 8 a 18 años que puede ser usada en tiendas, cajeros y online. El objetivo es que aprendan a ahorrar de una forma segura. Padres e hijos acceden a una aplicación para controlar los gastos juntos.
Esta clasificación en total incluye 40 empresas americanas, 20 de Europa, Oriente Medio y África (EMA), 18 del Reino Unido y 22 de la región Asia-Pacífico, de las que 10 son de Australia y 10 de Nueva Zelanda. Una amplia diversidad geográfica que demuestra que la tecnología financiera constituye un sector verdaderamente global.
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