Demografía y Economía

El análisis de la población siempre ha sido determinante en economía. Thomas Malthus escribió su Ensayo sobre el principio de la población tras la Riqueza de las Naciones de Adam Smith. La población crece a tasas geométricas y los alimentos a tasas aritméticas, y el reverendo llegó a la conclusión de colapso a largo plazo. Se le olvidó incluir la innovación tecnológica que permite incrementar los alimentos y los recursos de manera geométrica.

Los mayores errores en economía se cometen cuando se hacen predicciones demográficas a largo plazo. En 1993 muchos anticiparon el colapso del sistema de pensiones español en 2015. Ahora hablan del 2025. ¿Qué ha pasado? Desde 1993 en España hay cinco millones más de personas trabajando, la renta por habitante se ha incrementado un 30%, la productividad por ocupado un 25% y hemos triplicado nuestras exportaciones de bienes y servicios.

La Gran Recesión ha provocado que casi un millón de inmigrantes abandonen España ante la escasez de empleo y que miles de jóvenes españoles decidan irse, especialmente los cualificados por los bajos salarios y la precariedad. Esto implica que habrá menos consumidores y que muchas empresas tendrán que buscar en el exterior sus nuevos consumidores.

La intensa destrucción de empleo y la deflación salarial han reducido la capacidad de recaudación de impuestos. El mayor efecto ha sido en la Seguridad Social, que en 2011 estaba en equilibrio y hoy tiene un déficit de 16.000 millones que sigue creciendo a pesar de la creación de empleo. Nuestro sistema de pensiones es de reparto y, como una calefacción, necesita consumir energía cada día. La energía se genera por la masa salarial que depende del número de empleos y sus salarios.

Hacer proyecciones a largo plazo en el suelo de la depresión y del nivel de empleo llevará a cometer los mismos errores que en 1993. Las pensiones dependerán de nuestra capacidad para crear empleo, de la productividad de los nuevos empleos, de los salarios y de la capacidad para seguir incrementando las exportaciones.

Se estima que en la próxima década habrá mil millones de nuevos consumidores de clase media en el mundo. La mayoría en países emergentes, especialmente en Asia. Esa población será migrante y la tecnología permitirá nuevas oportunidades de negocio y empleo que ni imaginamos. Para un país de 46 millones de habitantes es una clara oportunidad.

España tiene capital físico y humano para ser un país ganador en la globalización y en la revolución tecnológica. Más problemas tienen China e India con cientos de millones de personas analfabetas y sus redes móviles aún en 2G. Hay margen para mejorar en educación, así como en innovación y ciencia. Y tenemos los niveles de calidad empresarial más bajos de la OCDE. En España hay un elevado porcentaje de empresas de menos de 10 trabajadores que concentran la baja productividad y los bajos salarios.

Si varias de esas empresas pasan a ser de 100 o 1.000 trabajadores, aumentarán su competitividad, su productividad y los salarios de sus empleados, aumentará la población de nuevo y podremos seguir mejorando nuestro estado de bienestar.

El bajo crecimiento de nuestra productividad es la principal amenaza de nuestro estado del bienestar. El reto es que esas empresas pasen del “yo te lo hago más barato” al “yo te lo hago mejor y a buen precio” La sociedad española ha superado sus retos desde hace décadas y lo más probable es que volvamos a conseguirlo. Ánimo y en vez de preocuparnos, ocupémonos.

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José Carlos Díez es profesor de Economía de la Universidad de Alcalá.

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