El desarrollo de la web 3.0 representa un avance sin precedentes para el sector financiero, lo que a su vez repercute en todos los ámbitos de la actividad económica. Esta revolución de Internet, que se produce gracias al avance nuevas tecnologías como el blockchain, está sentando las bases de una nueva economía digital. Una realidad que involucra a todo el sector, tanto a los nuevos ‘players’ de la industria como a las entidades tradicionales, que deberán poner el foco no solo en extraer todo el potencial de este ecosistema digital, sino también en mitigar los posibles riesgos y garantizar la máxima seguridad y privacidad de los clientes en la prestación de servicios.
La web 3.0 supone una mejora significativa en términos de eficiencia, intermediación y competitividad de la industria financiera. “Las organizaciones del sector deben entender en profundidad todas las implicaciones, desde el punto de vista técnico y funcional, así como el modo de capturar el valor dentro de este ecosistema en el que aparecen nuevos ‘players’ y modelos de negocio”, subrayó Álvaro Casado, director de FS Consulting Strategy y Head of Digital Assets & Blockchain de KPMG en España en el evento ‘Web 3.0 y su impacto en la industria financiera’, organizado por KPMG y que aglutinó reflexiones sobre cómo aprovechar las oportunidades y abordar los desafíos estructurales que plantea esta revolución digital.
Para ello, será necesario establecer una hoja de ruta que aterrice las posibilidades, poniendo el foco en promover el interés de negocio, fortalecer la coordinación de todo el proceso operativo y mejorar la implementación desde el área tecnológica y de sistemas. Adicionalmente, es importante fortalecer la cooperación con partners, que permitan mejorar la adaptación de la empresa y logren capturar el valor de esta nueva revolución tecnológica.
Una de las novedades que trae consigo la web 3.0 son las denominadas wallets o carteras digitales, que ofrecen un servicio sencillo y rápido para que el usuario pueda operar con mayor comodidad a través de la tecnología blockchain. De este modo, los clientes tienen la posibilidad de acceder a sus activos digitales y realizar transacciones a través de una clave privada, que puede ser custodiada por el propio usuario o a través de la ayuda de entidades que presten este servicio.
Sin duda esto abre un nuevo paradigma en los modelos de acceso e interacción de plataformas con usuarios. “Si bien el acceso a servicios a través de wallets puede tener una curva de aprendizaje mayor, puede presentar ventajas en cuanto a agilidad y sensación de control para el usuario. No obstante, también presenta múltiples riesgos, como la necesidad de guardar la clave privada, y esto es justo donde las entidades tradicionales se deben posicionar” según explicó Julio Ferrón, Head of Crypto Solutions de KPMG.
Por su parte, el Head of Blockchain & Digital Assets de BBVA, Francisco Maroto, recordó la confianza adicional que puede brindar recurrir a entidades para este tipo de gestiones, ya que pone a disposición del usuario la información y asesoramiento que pueda necesitar. En este sentido, lo que podría desencadenar una ‘batalla por el wallet’ entre la banca tradicional y los ‘nuevos players’, en opinión de Jose Outumuro, Institutional Business EU de Binance, supone ofrecer dos opciones, que se adaptarían a la tipología de usuarios. “Coexistirán ambos mundos y la batalla en realidad supondrá una mayor seguridad y protección para el cliente, y cada uno de nosotros agregamos un valor dependiendo de cada tipo de usuario”, comentó. A este respecto, Alberto López, VP Digital Assets Security de Mastercard, puso el foco en la relevancia de garantizar la seguridad en todo el ecosistema de pagos, independientemente del modelo de custodia que escoja el usuario.
‘Evolucionar como constante’ es la premisa de los activos digitales. No obstante, existen una serie de desafíos a la hora de operar con los mismos que, como identificó Ignacio Ybañez, senior consultant de Blockchain & Virtual Assets de KPMG, tienen como punto de partida la regulación. En consecuencia, las corporaciones deberán atender las implicaciones jurídicas y normativas que aseguren una adecuada institucionalización de los activos digitales.
Otro de los desafíos que destacó Ana Elliot, Institutional Relationship & Solution Manager en Kraken, fueron la posible falta de conocimiento y experiencia frente a una realidad que permanece en constante cambio, para la que será necesario contar con alianzas que ayuden a suplir estas necesidades. Sin olvidar los retos que implica la actual situación macroeconómica ante la caída de las cotizaciones de los activos digitales. No obstante, Ana Elliot insistió en que lo más importante es garantizar confianza, que viene dada por la regulación y los partners con experiencia, que aseguren este marco como pilar básico.
En definitiva, operar con activos digitales implica abordar cuestiones como la regulación, el impacto de la actual situación macroeconómica y la necesidad de conocimiento sobre este nuevo entorno que evoluciona a pasos agigantados. Sin embargo, ofrece a su vez un abanico de innumerables posibilidades a la hora de prestar servicios, por lo que contar con un análisis como punto de partida, objetivos claros y un adecuado mapa de riesgos no solo será garantía de éxito sino toda una ventaja competitiva.
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