La semana del 16 al 20 de enero tuvo lugar la tradicional reunión en la pequeña localidad montañosa de Davos (Suiza) del Foro Económico Global (World Economic Forum), que congregó, como había sido habitual antes de la interrupción forzada por la pandemia, a un buen número de líderes políticos y empresariales a nivel global.
Frente a otras ediciones y tal vez como consecuencia del nuevo entorno geopolítico, pudo apreciarse en las delegaciones gubernamentales una mayor representación de los países europeos en relación con Estados Unidos y los países asiáticos. Esta mayor presencia y protagonismo pudo ser apreciable también en algunos aspectos de la agenda del evento.
En cuanto a los temas abordados, los líderes globales allí reunidos reflexionaron acerca del nuevo contexto geoestratégico, macroeconómico, la sostenibilidad, los retos tecnológicos y todo lo relacionado con el talento.
Como socio responsable global de banca y mercados de capital en KPMG, tuve el honor de ser invitado a participar en la delegación de la firma, junto con nuestro presidente global y algunos de nuestros líderes más importantes, como nuestra socia responsable global de mercados y clientes, Regina Major, y los líderes globales en materia de sostenibilidad, descarbonización, ciberseguridad, alianzas globales y los presidentes de nuestras firmas de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania.
Tuve, en consecuencia, la oportunidad de participar en un buen número de encuentros con otros delegados de nuestros clientes globales, otros representantes de distintos ámbitos y compañías, medios de comunicación internacionales y nacionales y también, por supuesto, mantuve conversaciones relevantes con nuestros colegas de KPMG allí desplazados.
La primera idea clara que afloró en esas conversaciones fue la de un cierto optimismo o, para citar literalmente lo que más escuché en mis reuniones, un “optimismo cauto”. Evidentemente, subsisten grandes incertidumbres en un momento tan complejo como este, con una guerra todavía en curso en el territorio europeo, una inflación que, aunque muestra los primeros signos de contención, sigue siendo muy elevada y una respuesta de la política monetaria que aún tendrá continuidad en los próximos meses.
No quisiera exagerar esta nota optimista. Como la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, llegó a manifestar en el encuentro que los presidentes del IBEX mantuvieron con el presidente del Gobierno, simplemente, las cosas “no están tan mal como se esperaba”. Y es que, como apuntó por su parte el presidente del BBVA, existen algunos indicios preocupantes, como la relativa ralentización del consumo en las últimas semanas, lo que obviamente tiene repercusión sobre el negocio bancario.
No obstante, me quedo con la nota optimista del buen número de conversaciones en las que aparecieron referencias concretas a proyectos de inversión en distintos ámbitos y geografías y, muy particularmente, la ambición de los proyectos vinculados a la sostenibilidad y la transformación digital.
En este sentido, la presencia, junto al despliegue tradicional de los grandes bancos internacionales, de un buen número de empresas tecnológicas que ofrecen soluciones específicas para dar respuesta a las necesidades de los bancos en materia ESG o mejora de la experiencia de cliente, resultó muy llamativa.
No se trata, en realidad, de dos vectores completamente diferenciados. Cada vez más, y mis conversaciones en Davos no solo fueron una excepción, sino más bien todo lo contrario, los bancos encuentran en las soluciones tecnológicas el mejor modo de asegurarse de la calidad de los datos relacionados con sus clientes. Esto ofrece claras oportunidades en términos comerciales de gestión de riesgos y, no en menor medida, en el ámbito de la sostenibilidad.
La importancia de todo lo relacionado con la sostenibilidad no ha sido en absoluto una novedad. Una parte relevante de los delegados desplegados por KPMG en el foro cubrían precisamente ese espacio, comenzando por nuestro responsable global en la materia, y tuvimos ocasión de abordar cuestiones específicamente relacionadas con los retos de la transición hacia el objetivo de cero emisiones. En parte, se trató de dar continuidad a algunas de las reflexiones que ya habían surgido en la COP27 recientemente celebrada en Egipto y en la que ya se puso de manifiesto la necesidad de que el sector financiero pudiera contribuir a este esfuerzo global no solo en los países más desarrollados sino también en otras regiones que, como África, centraron algunas de las conversaciones a las que tuve la oportunidad de asistir.
Además, ocuparon un lugar predominante en la agenda otras cuestiones sin duda relevantes como el futuro (brillante) de la inteligencia artificial, el porvenir (algo más incierto, aunque también prometedor) de los activos digitales -no necesariamente de las criptomonedas-, la ciberseguridad y todo lo relacionado con un tema estratégico tan relevante como es la gestión del talento.
Poco a poco y a pesar de las dificultades recientemente experimentadas por las criptomonedas y algunos operadores relacionados con ellas, se abre camino la idea de que la tokenización de la economía y la aparición y desarrollo de nuevos activos digitales puede convertirse en una palanca para la innovación en la industria de los servicios financieros. En este sentido, la noticia del retraso en la aprobación de la nueva regulación europea de los mercados de criptoactivos (MICA) ha sido, sin duda, un cierto jarro de agua fría a la espera del resultado de otras iniciativas globales que se están anunciando tanto en el ámbito bancario (FSB/BIS) como en el del mercado de valores (IOSCO).
Por último, en lo relacionado con el talento, existe una reflexión global respecto al nuevo mercado de trabajo postpandemia y el efecto que la situación económica puede estar teniendo sobre él. Aunque no cabe duda de que la elevada rotación que se percibía no hace muchos meses se ha atemperado -en cierta medida como consecuencia de la mayor incertidumbre-, sería conveniente no olvidar que algunas de las tendencias que surgieron en los últimos meses y que aspiraban a una mayor flexibilidad y mejora en el ámbito de la conciliación están aquí para quedarse.
Somos muy conscientes de la importancia que las cuestiones relacionadas con la captación y retención del talento tienen para las empresas en todo el mundo. Por ello, la responsable global de People, Nhlamu Dlomu se desplazó a Davos para intercambiar impresiones con nuestros clientes sobre cuestiones relacionadas con el uso de soluciones tecnológicas basadas en Cloud, el futuro de la movilidad global o las preferencias que muestran los jóvenes profesionales. En definitiva, una semana fría (permanentemente por debajo de los diez grados bajo cero) pero tan estimulante como prometedora respecto del avance en aspectos tan importantes como todos los mencionados.
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