No cabe duda ya de que son muchos y de diversa índole los beneficios de avanzar hacia modelos de negocio con operativas más circulares. Entre ellos, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a los procesos menos lineales, sobre todo, en un entorno en el que cada tonelada de CO2 emitida conllevará un coste asociado para las organizaciones. Y es que la proyección de la Agencia Internacional de la Energía es que el precio de la tonelada de CO2 aumente 10 veces su valor de aquí a 2050. Además de los ahorros de costes asociados a la optimización de consumos de materias primas y energía.
Qué aspectos debe considerar un director de operaciones para convertir su actividad en circular
En este contexto, la gran cuestión es dar con los aspectos que la dirección de operaciones debe tener en cuenta para convertir su actividad en circular. Y, en este sentido, las diferentes variables, ya de por sí complejas, que entran en juego en el diseño de productos y servicios, hacen que sea necesario incluir criterios ESG y de circularidad desde su conceptualización. Esto no es sencillo y a menudo en las compañías aparecen objetivos que no necesariamente van en la misma dirección. Así, podemos encontrarnos requerimientos regulatorios para la industria alimentaria, de calidades de las fibras en la industria textil, de diseño en los aparatos eléctricos y electrónicos, etc. Las excusas para trabajar en aumentar la circularidad de los productos y servicios son variadas.
Es por ello que es importante que la compañía conozca y tenga directrices claras sobre qué aspectos sí que puede aplicar y cómo hacerlo para que sus productos incluyan materiales reciclados o menos contaminantes, para que puedan ser reutilizados o reparados, y para que puedan ser reciclados de una forma efectiva a final de su vida útil. Esto requiere un conocimiento profundo de la cadena de suministro, de los usos, costumbres y necesidades de los clientes y de los modelos de recogida y reciclado que actualmente existen. Y por supuesto, de una valentía para atreverse a cambiar cierto status quo.
El uso de materiales reciclados reducirá las emisiones indirectas de la compañía por la compra de productos. Los procesos para la generación de materiales reciclados son por norma general menos intensivos en emisiones que los procesos de extracción de recursos naturales, su transformación y los procesos logísticos intermedios.
Además, el uso de materiales reciclados proporcionará una seguridad y estabilidad en el suministro. El hecho de alargar la vida útil, y de que exista la posibilidad de reacondicionado o reutilización, reducirá la necesidad de generar nuevos productos y llevará asociadas menores emisiones a nivel global, lo que contribuirá a alcanzar el objetivo 1,5 ºC del Acuerdo de París. Y si tiene la potencialidad de ser reciclado, se enviarán menos materiales a valorizar, o a vertedero. Esto, además de reducir las emisiones de la gestión de los residuos, permitirá un ahorro de costes debido a los incrementos de las tasas de estos envíos a vertedero.
Por otro lado, si la dirección de operaciones, durante la fase de ecodiseño, impulsa la consideración de criterios de eficiencia energética en los productos fabricados, se conseguirá un menor consumo energético durante la fase de uso de los productos vendidos, lo que llevará asociado una reducción de emisiones durante la vida útil de dichos productos.
Los beneficios de la propia operativa de la compañía mediante la inclusión de criterios ESG y de circularidad son bastante obvios y muchas compañías están ya trabajando en ellos. Menos materias primas vírgenes, más eficiencia, menos consumos de energía y combustibles, mayor aprovechamiento de residuos intermedios, menor generación de emisiones durante su cadena de valor y ahorros de costes asociados a un uso más eficiente de los recursos y la energía, son algunos de los principales beneficios para la compañía.
En conclusión, las direcciones de operaciones juegan un papel muy importante en la descarbonización de la economía. La transformación de los procesos operativos, la optimización de los recursos, el uso de materiales reciclados y el ecodiseño de los productos para hacerlos más circulares llevan asociados una reducción directa de emisiones y de costes operativos. Por lo tanto, ya no hay excusas para no hacer de las compañías organizaciones más circulares y eficientes.
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