Si hace un año escaso el mundo sintió el suelo temblar bajo sus pies con la democratización del uso de la inteligencia artificial generativa, hoy las compañías han interiorizado que la inteligencia artificial formará parte de su ADN de ahora en adelante. Que las ventajas que puede ofrecer esta tecnología, siempre que se utilice con respeto a la privacidad, la ética y de forma segura, son exponenciales. Porque, para atravesar un momento como el actual, con unas tensiones geopolíticas que no cesan, una tasa de inflación que no acaba de remitir, el endurecimiento de la política monetaria y una sociedad que cambia y se transforma a velocidad de crucero, es imprescindible escoger un compañero de viaje a la altura de las circunstancias.
Precisamente sobre cómo pasar de la teoría a la acción y de las preguntas a las soluciones hablaron Alberto Granados, presidente de Microsoft España, y Juanjo Cano, presidente de KPMG en España, en el marco del XIV Encuentro Financiero, organizado por KPMG y Expansión. Una cita que no fue casual, porque el sector de la banca ha sido siempre pionero en transformarse y, concretamente, en digitalizarse.
Y continúan con esa filosofía frente al cambio. Prueba de ello es que, “pese a las nubes que puedan asomar en el horizonte en términos de incertidumbre, el 73% de los primeros ejecutivos del sector bancario priorizará la inversión en inteligencia artificial pese a la incertidumbre, tal y como pone de manifiesto la encuesta que realiza KPMG cada año a los CEO de grandes compañías a nivel global”, señaló Juanjo Cano.
En el trasfondo de todo ello está la máxima de garantizar la seguridad y la confianza al usar herramientas con IA. “Es fundamental, para generar confianza en torno a la Inteligencia Artificial, que quien la use conozca sus posibilidades y su potencial, pero también sus riesgos. Es importante generar confianza, porque hay reticencias en las empresas, que son comprensibles, en dejar que máquinas puedan tomar decisiones sin conocer si son realmente justas o precisas”, apuntó Juanjo Cano.
En este sentido, mientras Europa sigue a la espera de la aprobación final y entrada en vigor del Reglamento de Inteligencia Artificial que sentará las bases para su aplicación controlada y segura, Juanjo Cano enumeró ocho atributos que, en experiencia de la firma, son imprescindibles para transmitir esa confianza y seguridad y evitar ese posible rechazo:
Además de la gobernanza y la necesidad de transmitir esa confianza, Juanjo Cano apuntó otra de las grandes preocupaciones, el gap de talento: “el talento es hoy un bien escaso, porque hay una brecha clara entre las necesidades de las empresas y los perfiles que se incorporan al mercado laboral. Y si hoy ya percibimos esa escasez de perfiles STEM, en los próximos años este problema se agudizará”.
Unas palabras que tienen su reflejo en los datos. Si atendemos a las habilidades de los más jóvenes, son las competencias digitales las que presentan un amplio grado de desarrollo: solo un 8% de los encuestados en el informe ‘Caminos que convergen: jóvenes y empresas ante el reto del talento’, elaborado por KPMG junto a la Fundación Princesa de Girona, domina el diseño de tecnología y un 20% el uso de la tecnología y la monitorización y el control un 20%. Sin embargo, los jóvenes de hoy presentan una mayor competencia en capacidades transversales: aquellas que un mayor porcentaje de jóvenes dominan son el aprendizaje continuo (77%), el razonamiento, la resolución de problemas y la generación de ideas (69%), y el análisis y pensamiento crítico (67%). Y son estas habilidades las que la IA está llamada a potenciar.
Es por ello que la inteligencia artificial y, concretamente, la generativa, está llamada a ser la tecnología que nos eleve como sociedad y que nos catapulte a un nivel de productividad que, sin ella, seguramente no sería posible. La clave está en favorecer el match perfecto entre personas y tecnología.
Precisamente, Alberto Granados hizo hincapié en el rol de la inteligencia artificial como acompañante y en ningún caso como sustituto de la labor y aportación del ser humano: “la IA es un copiloto, una ayuda que vamos a tener al lado y que nos va a ayudar a ser más productivos y eficientes, no algo que vaya a sustituir a las personas”. Desde Microsoft, llevaron a cabo un estudio a 30 mil compañías a nivel mundial que arrojó la siguiente conclusión: el 57% del tiempo los trabajadores lo dedican a comunicar y únicamente el 43% a crear.
Así, “el objetivo es que la introducción de la IA sea natural e intuitiva para que realmente sea un revulsivo y una ayuda: que abras el Word y que tengas un copiloto que te ayude a hacer el borrador, por ejemplo, porque pensamos que en los próximos dos años el 90% de los documentos que se generen a nivel mundial, el borrador estará hecho con IA. El borrador, insisto, porque el ajuste fino y la personalización será competencia de la creatividad humana”, apuntó el presidente de Microsoft.
Teniendo claro que la IA es un aliado para el negocio y para la productividad, Alberto Granados apuntó que, a la hora de emprender un proyecto de IA en la compañía, es necesario abordarlo desde cuatro ejes:
A ello Juanjo Cano añadió la importancia de ir bien acompañados en un proceso de transformación complejo y delicado como el de adoptar la IA en los procesos de una compañía. “En cinco años rara será la entidad que no cuente con esta tecnología, que puede estar en sus inicios de casos de uso, pero que sin duda tiene potencial para transformar el sector de la banca y la economía en su conjunto”, concluyó el presidente de KPMG.
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