Tras una crisis que ha afectado con especial virulencia al sector inmobiliario, desde hace aproximadamente dos años nos venimos encontrando con una serie de indicadores de los cambios que se están produciendo y que definirán el futuro de un sector clave para la economía española. Dichos factores demuestran una reactivación que, si bien ha traído un renovado optimismo, obliga a ser cautos para no repetir los errores del pasado, que contribuyeron a una de las mayores crisis que se recuerdan.
El tablero de juego que constituye el sector inmobiliario ha visto cómo las reglas, o bien han cambiado, o bien han de hacerlo para volver a impulsar un crecimiento sostenible y beneficioso. En este sentido, son necesarias actuaciones tanto sobre los principales players como sobre las fichas del tablero, es decir, los activos inmobiliarios. Según Javier López Torres, socio responsable de Real Estate de KPMG en España, son cuatro los retos principales que se plantean para esta nueva partida:
1. Potenciación de las relaciones entre los principales actores. Si bien no son nuevos, los participantes más destacados del sector cuentan con visiones totalmente distintas entre ellas, en ocasiones divergentes. Entidades financieras, inversores, compañías inmobiliarias… todos ellos se apoyan en estrategias diversas que, en aras de un crecimiento y desarrollo positivos, han de buscar sinergias para seguir sumando. Por ello, fomentar la colaboración entre ellos será clave.
2. Absorción del stock disponible y mayor flexibilidad. En las grandes ciudades y capitales, la disponibilidad de stock se ha reducido de forma razonable y razonada, incluso con subida de precios. Sin embargo, en otras localizaciones y segmentos dicha absorción apenas se está produciendo, lo que exige la toma de medidas como una mayor flexibilización o facilidades en la financiación para impulsar las ventas. No será necesario buscar el stock cero, pero sí apostar por una flexibilización que permita una reducción sostenible del mismo.
3. Crecimiento del alquiler. A pesar de que la opción de alquiler continúa ganando fuerza con respecto a la vivienda en propiedad, aún queda un importante camino que recorrer para alcanzar niveles equiparables a los de los países de nuestro entorno. Para ello, es necesaria una reflexión y la puesta en marcha de acciones desde los sectores público y privado destinadas a favorecer esta tendencia, tales como medidas fiscales relacionadas con la movilidad o la creación de nuevos hogares.
4. Flexibilidad normativa del suelo. Las diversas normativas existentes alrededor del suelo lo convierten en uno de los activos más problemáticos. Por ello, es necesaria una mayor flexibilidad para que las normativas y los instrumentos de planeamiento puedan adaptarse más rápidamente a la demanda y economía real existentes, tanto en plazos como en localización. En este sentido, destacan iniciativas como la estrategia de regeneración urbana Berlin 2030, actualmente en proceso de desarrollo, como un buen ejemplo de flexibilidad.
No por ambiciosos, los retos del sector inmobiliario son irrealizables; algunas de las soluciones están sobre la mesa, y trabajando en la dirección correcta pueden alcanzarse. Por ello, el compromiso de todos los implicados, tanto desde el sector público como privado, es fundamental para continuar con una partida en la que todos ganen.
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