El sector de las telecomunicaciones se enfrenta a un doble desafío: fidelizar a un cliente que cada vez demanda mayor rapidez y eficiencia al tiempo que impulsa su propia transformación. Todo ello en un contexto de hipercompetitividad en el sector, en el que persiste la lucha por los ingresos mientras los márgenes siguen estrechándose. “La inflación ha impactado a los operadores en varias partidas relevantes como la energía, los costes de personal interno y externo, o los equipos de cliente. Sin embargo, los operadores han podido revisar algunas de sus tarifas, especialmente en el mercado residencial, aplicando cláusulas de revisión por IPC”, asegura Javier Arenzana, socio responsable del sector de Telecomunicaciones de KPMG en España.
Y es que la previsión más inmediata es que los ingresos continúen planos o en ligero descenso, según comenta Javier Arenzana, impactados, fundamentalmente, por la caída de renta disponible de los hogares y por la presión de los operadores low-cost. Por otro lado, el corto plazo del sector teleco también está marcado por las fusiones que ha protagonizado recientemente el sector. Sobre esto, Javier Arenzana apunta que “a medida que se completa el ciclo de despliegue de la fibra, el sector seguirá consolidando sin duda el número de operadores locales. El nivel de concentración de operadores nacionales de red depende del criterio del regulador. Las condiciones que imponga en las operaciones en curso serán determinantes para la estructura del mercado en un futuro inmediato”.
Pero, a pesar de la situación del corto plazo, el sector debe ampliar la mirada para proyectarse en un futuro que requiere de él una constante evolución. En este sentido, la apuesta por las nuevas tecnologías y los servicios en la nube marcarán el rumbo a seguir. Así lo refleja el KPMG 2023 CEO Outlook, en el que el 71% de los CEO del sector Telecomunicaciones asegura que, a pesar de la incertidumbre económica, la inteligencia artificial es una inversión prioritaria para sus organizaciones. Es más, el 62% de ellos prevé ver el retorno de esta inversión de aquí a 3 o 5 años.
A ello, Javier Arenzana añade el papel relevante que para los operadores van a jugar nuevas tecnologías como el Edge Cloud o la ‘softwerización’ de las redes, que “serán clave para el desarrollo de la conectividad y de los futuros servicios digitales”. Su despliegue en las nuevas redes 5G será esencial para habilitar los nuevos casos de uso basados en mínimas latencias entre los dispositivos conectados y la computación en la red. La proliferación de estos nuevos servicios dará, sin duda, un nuevo impulso a la demanda de conectividad.
Sin embargo, no hay que perder de vista que esta misma oportunidad requiere también que los operadores realicen importantes inversiones en cobertura y capacidad de redes, con la posibilidad de entrar quizás en centros de datos en Edge. En este sentido, “es esencial que los operadores tengan la expectativa de poder rentabilizar estas inversiones vía precios de mercado”, apunta Javier Arenzana.
Ante la decisiva apuesta por las nuevas tecnologías, con el riesgo que ello supone por su propia novedad, la Ley General de Telecomunicaciones, que entró en vigor en junio de este año tiene como objetivo principal “proporcionar mayor seguridad jurídica y flexibilidad a los operadores, así como una mejora de la protección de los derechos de los usuarios”. Ante ello, Javier Arenzana comenta que “esta actualización, que traspone el nuevo Código Europeo de Comunicaciones Electrónicas, introduce medidas positivas tanto para usuarios como para operadores”.
Concretamente, para los primeros se incrementa la información disponible sobre la calidad de los servicios y la comparabilidad de tarifas. Y, para los segundos, se introducen mayores facilidades para el despliegue de redes y para la compartición de infraestructuras y del espectro. Ambas son “medidas que avanzan en la dirección de la futura regulación europea de Infraestructura Gigabit”, añade Javier Arenzana.
La evolución del marco regulatorio es siempre determinante en la dinámica competitiva del mercado. Nuestro marco actual, unido a la abundancia de infraestructura, ha fomentado un mercado en el que operadores asset light pueden lanzar ofertas completas fijo-móvil a muy bajo precio, atractivas para un gran segmento de hogares. “Múltiples operadores siguen apostando por esta oportunidad y probablemente el segmento hipersensible a precio continue creciendo a corto plazo”. Para hacer frente a estas ofertas los operadores premium deben justificar el mayor precio de sus ofertas por un mayor rango de servicios asociados a la conectividad y una experiencia de cliente excepcional, tanto en la contratación de servicios como en su provisión.
Otra de las preguntas que sobrevuelan el futuro del sector concierne a la inversión extranjera, cada vez más presente en el capital de las empresas españolas del sector: en 2022 la inversión extranjera bruta fue de 34.178 millones de euros, lo que equivale a la segunda mayor cifra alcanzada desde que hay datos de inversión. Por ello, cabe preguntarse si será esta una tendencia pasajera o si ha venido para quedarse. Javier Arenzana responde sin titubear: “las grandes operadoras del sector están ya controladas o participadas de manera significativa por capital extranjero, directamente o a través de fondos, por lo que sí es probable que esta tendencia continúe”.
Por último, para dibujar el futuro del sector, un indicador relevante es el Índice de la Economía y la Sociedad Digitales (DESI) de la Comisión Europea, que en su edición de 2022 sitúa a España en el puesto 7º de los veintisiete Estados miembros de la UE. Así, Javier Arenzana subraya que, una palanca clave para que España escale posiciones en este ranking sería el “impulsar desde las administraciones públicas la digitalización de las interacciones a todos los niveles entre dichas administraciones y los ciudadanos y empresas”. Es decir, el impulso del sector de las telecomunicaciones pasa por una estrecha colaboración público-privada y por la digitalización de esta relación.
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