Los grupos de interés aspiran y reclaman unos mayores niveles de transparencia y confianza en la actividad y desempeño de las empresas, ante la complejidad y los riesgos que implican los negocios. En este contexto, el ejercicio de auditoría se vuelve cada vez más relevante para generar la imprescindible confianza que facilite la toma de decisiones en los mercados de capitales. Un ejercicio que evoluciona con la incorporación de nuevos servicios como auditar la información no financiera de las compañías y que se encuentra, además, ante el reto de incorporar tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial generativa.
Sobre estas y otras cuestiones que marcan el futuro de la auditoría responde en esta entrevista Larry Bradley, Global Head of Audit de KPMG, con una trayectoria de más de 30 años en la firma y gran experto en auditorías de grandes grupos multinacionales bajo normativa SEC, y de la lista Fortune 500.
RESPUESTA.- Aunque hay factores que impactan tanto a auditores como a empresas auditadas, distinguiría primero el panorama que afrontan las empresas. En ese sentido, el más relevante es la tormenta geopolítica en la que estamos inmersos desde hace ya varios años y que no tiene visos de remitir. A lo que se une el lento crecimiento en muchos países o regiones. Todo ello mientras el mundo está atento a las elecciones en un país clave como Estados Unidos, así como a la evolución de indicadores económicos esenciales como la inflación o los tipos de interés que afectan a la actividad empresarial. Esto en medio de una transformación tecnológica imparable, con foco en las aplicaciones y gestión de la IA, que abre un abanico amplio de oportunidades y riesgos de distinto tipo.
No me olvido de los retos que las empresas deben abordar relacionados con el creciente foco de los inversores y grupos de interés hacia el desempeño y la información de calidad en los aspectos ESG, y la necesidad de lograr una consistencia global ante las distintas normas en esta materia.
Este contexto también aplica a las firmas de auditoría, que además contamos con un entorno regulatorio muy estricto que puede restar atractivo para atraer y mantener talento en la profesión. También es preciso invertir en la formación de los profesionales para adquirir nuevas competencias y en propia tecnología que refuerce nuestro papel de interés público para dar certidumbre y fiabilidad a la información corporativa regulada, una cuestión que es esencial y afecta tanto a las empresas como a nuestra profesión de auditoría.
R.-La tecnología avanzada, como puede ser la IA, está llamada a transformar todas las empresas, independientemente de su tamaño o sector de actividad, mediante la automatización, aceleración y mejora de los procesos empresariales, que ayuda a transformarlos e impulsar su valor.
En nuestro caso, impulsará la calidad, introduciendo un enfoque más dinámico e interactivo en el proceso de auditoría. Por ejemplo, el uso de la tecnología nos está permitiendo analizar datos masivos y detectar valores atípicos o incoherencias con mayor rapidez y, gracias a lo cual, las empresas pueden aprovechar el trabajo de auditoría de manera más eficaz y mejorar así la gestión de riesgos y el control interno, reduciendo costes, incluidos los de auditoría interna.
Eso en cuanto al cliente, pero desde nuestro lado, con la automatización obtenemos evidencias y pruebas sobre una gama más amplia de transacciones y controles, generando un mayor valor en los informes para el Consejo de Administración y los gestores.
R.- En el caso de la IA , esta tecnología va a transformar de forma radical la auditoría, y lo hará a través de la automatización de procedimientos, impulsando la calidad en todas las fases del proceso. De hecho, ya hemos empezado a incorporar la IA en nuestra plataforma inteligente KPMG Clara, que es la que utilizan los miles de equipos de auditoría a nivel global.
En concreto, hemos incorporado una técnica capaz de detectar comportamientos atípicos en los distintos conjuntos de datos, analizando las transacciones realizadas. El cambio radica en que dejamos de establecer reglas y pasamos a buscar excepciones. Y aquí la IA nos ayudará a encontrar esa aguja en el pajar. Además, al incorporar la IA, nuestros profesionales pueden dedicar más tiempo en aquellas áreas de mayor riesgo de la auditoría y mejorar la calidad a través de la capacidad de analizar y evaluar conjuntos de datos más extensos y complejos.
Y voy más allá. A medida que los clientes implanten el uso de la IA en sus negocios, nos requerirán que les demos assurance, como sus auditores, a esta tecnología utilizada para generar su información. Todo ello dentro de un marco ético que ayude a gestionar una implantación responsable.
R.-Los inversores y otros grupos de interés llevan tiempo demandando a las empresas que la información ESG que divulguen sea más procesable, comparable, fiable y transparente. Los inversores esperan que los estados financieros de una empresa, la discusión y el análisis de la gestión (MD&A) y la información relacionada con la sostenibilidad ofrezcan una imagen coherente, conectada e integrada.
Una información corporativa de calidad es el eje de los mercados de capitales y permite a los inversores tomar decisiones con conocimiento de causa. Faltaban los estándares y ya contamos con las primeras normas del Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB) y las de la Unión Europea para elaborar los informes de Sostenibilidad, y se están desarrollando más, tanto a nivel nacional como regional y mundial.
Es un buen momento para tomar un poco de distancia y reflexionar sobre las responsabilidades que tienen los auditores y los responsables de elaborar los informes, respectivamente, para garantizar una información de calidad. En última instancia, la información ESG debe estar sujeta a la misma calidad y rigor de a que la información financiera, ya que tendrá un impacto integrado en las decisiones de los inversores.
R.- Ahora estamos dando prioridad a nuestra inversión en IA porque reconocemos su enorme potencial para mejorar la calidad de la auditoría y, al mismo tiempo, ayudar a nuestros profesionales a trabajar de forma más inteligente.
Por ejemplo, la necesidad de verificar la información ESG abre una nueva vía de oportunidades profesionales para los auditores. Las expectativas del mercado y de las partes interesadas están evolucionando, y los requisitos de información son cada vez más exigentes. Mientras que tradicionalmente sólo la información financiera estaba sujeta a un assurance independiente, las organizaciones buscan cada vez más tener confort sobre una amplia gama de información que sea medible y procesable.
Estoy convencido de que nuestros profesionales ayudarán a cerrar la brecha que sigue existiendo hoy en día y proporcionarán aseguramiento en una amplia gama de sectores, marcos y métricas para garantizar que los clientes cumplan con los requisitos que exigen los reguladores y demás grupos de interés.
R.- El debate sobre si las normas de información financiera dan lugar a estados financieros que contienen la información requerida o no por los inversores para evaluar el clima y otros riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad lleva tiempo sobre la mesa.
Personalmente, creo que sí existe un desfase entre la información que actualmente deben medir y divulgar las empresas en sus estados financieros con arreglo a los requisitos de las normas de contabilidad NIIF y la que desean algunos inversores. Y, por ello, los reguladores han puesto en marcha algunas iniciativas para ayudar a abordar la actual brecha de información con medidas como una mayor conectividad entre los desgloses relacionados con el reporting en sostenibilidad y los estados financieros.
Sin embargo, no estoy de acuerdo en que la actual información sobre estados financieros por parte de los encargados de elaborar los informes y de los auditores en su rol de revisores no cumplan los requisitos de las normas profesionales existentes para tener en cuenta los impactos del cambio climático. Si veo un riesgo de generar confusión en los usuarios por la complejidad en las distintas etapas de esta nueva realidad y la profusión de conjunto de reglamentos.
Y hay otro factor que complica la situación: en la actualidad, los requisitos del aseguramiento limitado son bastante amplios y el experto independiente tiene cierto margen para decidir cuántas pruebas realiza y con qué nivel de detalle. La falta de uniformidad en este aspecto podría contribuir a crear un vacío de expectativas. En nuestro caso, hemos optado por tender hacia el extremo más riguroso. Con el tiempo, puede que sea necesario hacer normas más estrictas para lograr una mayor coherencia.
R.- Somos conscientes de que el fraude o las incorrecciones financieras erosionan la confianza. Por eso los grupos de interés confían en nosotros (así como en la dirección y los encargados de la gobernanza) para garantizar la solidez e integridad de los estados financieros.
Es frecuente recurrir a especialistas forenses para revisar y validar las evaluaciones del riesgo de fraude realizadas por el equipo de auditoría. Esto puede incluir a especialistas en anti-blanqueo de dinero o en lucha contra el soborno y la corrupción para profundizar en el análisis. También tenemos módulos regulares de formación y concienciación sobre el fraude que garantizan que nuestros auditores no pierdan de vista el fraude.
Pero debemos ser claros ante los usuarios de que un encargo de auditoría de estados financieros no es lo mismo que un trabajo forense específico para detectar fraude. Por supuesto, si un auditor de cuentas lo detecta en su revisión, lo pondrá lo manifiesto.
En cualquier caso, en este tema, es importante un estado de ánimo: el escepticismo profesional. Es algo que estamos redoblando e inculcando a todos los auditores. Emprender cada encargo con una mentalidad crítica, preguntarse si los datos clave son coherentes con el conjunto, no tomar las cosas al pie de la letra sin justificación y dar un paso atrás para ver el panorama general son cualidades fundamentales que deben formar parte del ADN de cada auditor.
Y, por supuesto, las reglas y normas que siguen los profesionales de auditoría son también de vital importancia. Está en marcha un borrador de norma sobre “el fraude en la auditoría”, del Consejo Internacional de Auditoría y Aseguramiento (IAASB, por sus siglas en inglés), diseñado precisamente para aumentar aún más la atención de los auditores a los indicadores de fraude y aplicar un enfoque proactivo basado en el riesgo.
R.- Las industrias y los clientes con los que trabajan hoy en día se enfrentan a desafíos que están en constante cambio y remodelando lo que hacen y cómo lo hacen: cambio climático y descarbonización, las expectativas sociales cambiantes, un crecimiento fluctuante, la continua innovación tecnológica o el auge de la inteligencia artificial, sin olvidar las amenazas a la ciberseguridad o la constante incertidumbre geopolítica.
Por eso las capacidades de los que trabajamos en estas firmas han tenido que evolucionar más allá de las áreas tradicionales de los servicios profesionales. Hemos incorporado nuevas habilidades y actualizado las que ya teníamos para dar respuesta a unas necesidades que evolucionan de forma permanente con una amplia gama de servicios profesionales complementarios en un solo lugar, abriendo la puerta a centros de experiencia especializada que trabajan juntos para guiar a los clientes a través de retos complejos e interconectados a los que se enfrentan.
Desde KPMG continuamos firmemente comprometidos con nuestro enfoque multidisciplinar porque creemos que es la mejor manera de dar servicio a nuestros clientes y también el mejor modelo para nuestros profesionales y para la sociedad en general.
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